Crónicas
Breves: Scorsese, DiCaprio y DeNiro sopesan nuevo proyecto, Margot Robbie en palacio, calendario de esperados estrenos
- El director, guionista, actor y productor estadounidense de cine Martin Scorsese podría reunir a dos de sus actores fetiches, Leonardo DiCaprio y Robert De Niro, en la adaptación de "Killers of the Flower Moon: The Osage Murders And The Birth Of The FBI", el libro de David Grann que salió a la venta este mismo mes de abril. No hay que olvidar que Scorsese y De Niro están trabajando juntos en "El irlandés / The Irishman", la próxima producción del director que llegará de la mano de Netflix y del productor mexicano Gastón Pavlovich. Tras una larga batalla durante el pasado año, finalmente fue la productora Imperative Entertainment quien se hizo con los derechos de este nuevo proyecto por cinco millones de dólares, y es la que ahora está intentando reunir a tres pesos pesados del cine mundial como Martin Scorsese ("El lobo de Wall Street / The Wolf of Wall Street", "Silencio / Silence"), Leonardo DiCaprio ("Titanic", "Diamante de sangre / Blood Diamond") y Robert De Niro ("El padrino: Parte II / The Godfather Part II", "La Gran Estafa Americana / Escándalo Americano / American Hustle").
- © Cristian Rodríguez-NOTICINE.com
Colaboración: Qué verdes eran sus valles
Por Sergio Berrocal
Eran tiempos gloriosos para algunos que escribían recorriendo el mundo. Eran los más ricos y los más guapos. Ernesto Hemingway y John Dos Passos formaban parte de una generación de gente de pluma que en Estados Unidos integraban un dúo de escritores a los que editoriales y periódicos abrían sus puertas de par en par, con la generosidad de los que todo lo tienen, para que pudiesen escribir y patear el universo con muchos dólares en los bolsillos, cuando para el resto de los aspirantes a escritores del mundo las cosas eran todo menos color rosa.
Eran tiempos gloriosos para algunos que escribían recorriendo el mundo. Eran los más ricos y los más guapos. Ernesto Hemingway y John Dos Passos formaban parte de una generación de gente de pluma que en Estados Unidos integraban un dúo de escritores a los que editoriales y periódicos abrían sus puertas de par en par, con la generosidad de los que todo lo tienen, para que pudiesen escribir y patear el universo con muchos dólares en los bolsillos, cuando para el resto de los aspirantes a escritores del mundo las cosas eran todo menos color rosa.
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Colaboración: Guerra furiosa contra la inteligencia
Por Sergio Berrocal
Te despiertas con la sensación de derrota en el paladar. Tu vieja experiencia sabe que el amanecer corresponde invariablemente, por muchas vueltas que le des al comienzo de la batalla de todos los días y los cañonazos probablemente no se callarán hasta la puesta del sol. Los informativos radiofónicos te traen los primeros chupinazos del frente. Espantoso. Se habla de la posibilidad de una guerra nuclear como del precio del tomate que incluso en las regiones productoras como ésta que linda con África están de paseo por las nubes, como un Keanus Reeves cualquiera enamorado. Cosas tan importantes se dicen en tono trivial, de una frivolidad propia de la inconciencia de los niños mimados de una sociedad que no saben que lo peor está por llegar, que todavía no hemos visto nada. Que los portaaviones nucleares y otros juguetitos están ahí para demostrarlo.
Te despiertas con la sensación de derrota en el paladar. Tu vieja experiencia sabe que el amanecer corresponde invariablemente, por muchas vueltas que le des al comienzo de la batalla de todos los días y los cañonazos probablemente no se callarán hasta la puesta del sol. Los informativos radiofónicos te traen los primeros chupinazos del frente. Espantoso. Se habla de la posibilidad de una guerra nuclear como del precio del tomate que incluso en las regiones productoras como ésta que linda con África están de paseo por las nubes, como un Keanus Reeves cualquiera enamorado. Cosas tan importantes se dicen en tono trivial, de una frivolidad propia de la inconciencia de los niños mimados de una sociedad que no saben que lo peor está por llegar, que todavía no hemos visto nada. Que los portaaviones nucleares y otros juguetitos están ahí para demostrarlo.
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Colaboración: Cine con ostras
Por Sergio Berrocal
Encerrado en mi exilio de la más sureña punta de Europa, donde se pone el sol del Brexit, me falta ese cine que antes te saltaba en todas las esquinas. El cine y las ostras, esa deliciosa almeja, espléndida, jugosa, untuosa, definitiva para el alma, que palpita en la lengua antes de fundirse con el momento. Al cine europeo y el latinoamericano siempre los he confundido con el gusto de una cerveza poderosa, de un ron roto entre piedras de hielo, de una copa de champán, aunque el crême, ese café con leche que solo se toma en Francia, haya sido siempre el apoyo a la hora de escribir la crónica del día.
Encerrado en mi exilio de la más sureña punta de Europa, donde se pone el sol del Brexit, me falta ese cine que antes te saltaba en todas las esquinas. El cine y las ostras, esa deliciosa almeja, espléndida, jugosa, untuosa, definitiva para el alma, que palpita en la lengua antes de fundirse con el momento. Al cine europeo y el latinoamericano siempre los he confundido con el gusto de una cerveza poderosa, de un ron roto entre piedras de hielo, de una copa de champán, aunque el crême, ese café con leche que solo se toma en Francia, haya sido siempre el apoyo a la hora de escribir la crónica del día.
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Colaboración: El chupachús antiviolencia de Kojak
Por Sergio Berrocal
No se vive una vida de película como la mía sin haberse cruzado alguna vez con el Comisario Maigret, que ese día andaba metido en el pellejo del iracundo actor Jean Gabin en los míticos estudios de cine parisienses de Billancourt. El más misógino a la par que tranquilo, que si alguna vez agarraba una pistola es que el mundo, su mundo, nuestro mundo, estaba a punto de arder por los cuatro costados.
No se vive una vida de película como la mía sin haberse cruzado alguna vez con el Comisario Maigret, que ese día andaba metido en el pellejo del iracundo actor Jean Gabin en los míticos estudios de cine parisienses de Billancourt. El más misógino a la par que tranquilo, que si alguna vez agarraba una pistola es que el mundo, su mundo, nuestro mundo, estaba a punto de arder por los cuatro costados.
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