Colaboración: Volver al cine

Por Sergio Berrocal     

Una tarde en que todo va mal, y cuando sabes a ciencia cierta que todavía puede ir peor, te entra el gusanillo de correr a encerrarte en un cine cualquiera, en una sala cualquiera, con una película cualquiera, porque lo que necesitas en ese momento es que te cuenten algo diferente y, si de paso encuentras consuelo, mejor que mejor. Da igual que la película vaya de la triste historia de un matrimonio iraní en ese Irán que no acaba de abrirse, que sigue ahogado por una religión que ya es poder y que poco consuelo puede dar. Da igual que sea un Tarantino extravagante y que los tiros puedan volarte la cabeza porque te acercaste mucho a la pantalla.
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Colaboración: Mantel de lino rojo

Por Sergio Berrocal    

Al mantel de lino reluciente de blancura le sienta bien una gota de vino espeso que recuerda a la siniestra ceremonia prenupcial gitana con el pañuelo y la virginidad. Vino espeso de Ribera del Duero que escanciaba un primo hermano de Bela Lugosi en aquel restaurante callado y rococó de cuadros flamencos y gente muerta en las memorias.

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Colaboración: Nunca una película entera

Por Sergio Berrocal    

"El viejo sabio observaba a los jóvenes que vociferaban y entonces se le ocurrió que él era el único en la sala que tenía el privilegio de la libertad, porque era viejo; cuando uno es viejo ya no tiene que prestar atención a la opinión de su pandilla ni a la del público ni al futuro. Está solo con su muerte cercana y la muerte no tiene ojos ni oídos y a ella no hay por qué gustarle, puede hacer y hablar lo que le apetezca".
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Colaboración: Ultimo tren para Locura City

Por Sergio Berrocal   

El tren de las seis menos seis no sale esta mañana. Los revolucionarios en pijama han quitado las vías y se las comen como si fueran churros en la cafetería del hospital donde las mojan con delicia en espesos chocolates fabricados con plástico donado por la firma Dupont &Dupont. Es un alimento más nutritivo y adictivo porque contiene hojas de coca molidas. Los fabricantes, todos loqueros de barrios ricos, tienen que experimentar para que luego podamos tener aspirinas sin agujeros en el estómago, pero qué se cree usted. señora de la bata blanca y de la cofia rosa, ¿qué estamos locos?
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Colaboración: Don Corleone y el vendedor de la playa

Por Sergio Berrocal      
   
Una de las escenas del comienzo de la película "El Padrino 3" es de antología wagneriana. Michael Corleone (Al Pacino), que ha sucedido al Padrino supremo, el Marlon Brando con la voz rota por el Actor’s Studio y el aguardiente de malas tabernas, es entronizado, santificado por la Santa Iglesia Católica en el rostro demacrado de un Cardenal, con una cruz de una orden del más rancio abolengo.
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