Crónicas
Cuenta regresiva hacia el Oscar (V): "El aviador"
25-II-05
Basta con analizar la sonrisa estoica, las cejas gruesas y alzadas, la nariz más agudizada y el gesto de inteligencia y austeridad, para comprender que el maestro (a pocos directores actuales podemos llamar maestros) Martin Scorsese está muy por encima o mejor, más allá de las once nominaciones actuales al Oscar de su película "El aviador", auténtica lección de cine que en menos de tres horas cuenta una de las historias más apasionantes de los últimos años, con ese personaje que sigue fascinando porque siempre se adelantó a su época, ese Howard Hughes que quizás ha sido interpretado por el menos adecuado de los actores jóvenes, Leonardo DiCaprio.
Las primeras escenas mientras la madre seca al niño con una toalla grande y lo contempla como su obra maestra, iluminados por una atmósfera tenue y húmeda, son inconfundibles y tienen el sello Scorsese: como el niño de "Gangs of New York" que contempla al padre mientras se prepara para el combate mortal que lo convertirá en santo, o la mirada implacable de la esposa en "La edad de la inocencia", sintiendo la emoción adúltera del marido, una emoción que será deliciosamente estrangulada por las convenciones sociales, o la inquietud de otro marido, poderoso y traicionero en "Casino", contemplando a su rubia y sensual esposa que coquetea con otros millonarios, o la desesperación de Jake Lamotta en "Toro salvaje" mientras descubre que la esposa no lo respeta, ni en el ring ni en la cama.
"El aviador" es una película hermosa, llena de nostalgia y soledad, enfocada en dos de las obsesiones más peligrosas del trastornado personaje: las películas y los aviones, a los cuales son añadidas algunas pocas de las incontables mujeres que fueron suyas.
Demasiado larga, reiterativa, engolosinada con ciertas escenas de acción como el rodaje de "Angeles del Infierno" o los seguidos desastres en los barrios de Los Angeles, la película refleja la manera minuciosa, perfeccionista y obsesiva que caracteriza el cine de Scorsese (para que no haya dudas: en el rodaje de "La edad de la inocencia", los manteles y los cubiertos y la vajilla de ese banquete desmesurado fueron facilitados por coleccionistas auténticos, y el menú, conformado por los mismos platos degustados tantos años atrás), una perfección que llega a convertirse en lastre.
Sorprende que Cate Blanchett y Alan Alda figuren como nominados en el rubro de actores secundarios por dos papeles que no aportan nada a sus respectivas carreras y lo que es peor, Blanchett se siente ridícula imitando los supuestos y viriles gestos de Katharine Hepburn enfrentada a un macho como Hughes.
Seguramente que "El aviador" perderá ante otra obra maestra como "Million Dollar Baby", retrato desconsolador que se nutre de los personajes y escenarios miserables del boxeo, continuación de la galería de perdedores impuesta por Clint Eastwood como productor y realizador. Una película que podría llevarse no solo el Oscar de mejor del año, sino el premio a la mejor actriz (Hillary Swank), mejor director y mejor actor secundario (Morgan Freeman), ese narrador triste, testigo de los combates morales y espirituales de una muchacha que ya no tiene nada qué perder y un hombre sabio y cansado que hace rato lo perdió todo, aparentemente.
Entonces, uno piensa: si a Scorsese le da igual ganar o no ganar el Oscar, ¿para qué preocuparnos, si sus películas ya pasaron a la memoria eterna del cine y la cultura general?
Basta con analizar la sonrisa estoica, las cejas gruesas y alzadas, la nariz más agudizada y el gesto de inteligencia y austeridad, para comprender que el maestro (a pocos directores actuales podemos llamar maestros) Martin Scorsese está muy por encima o mejor, más allá de las once nominaciones actuales al Oscar de su película "El aviador", auténtica lección de cine que en menos de tres horas cuenta una de las historias más apasionantes de los últimos años, con ese personaje que sigue fascinando porque siempre se adelantó a su época, ese Howard Hughes que quizás ha sido interpretado por el menos adecuado de los actores jóvenes, Leonardo DiCaprio.
Las primeras escenas mientras la madre seca al niño con una toalla grande y lo contempla como su obra maestra, iluminados por una atmósfera tenue y húmeda, son inconfundibles y tienen el sello Scorsese: como el niño de "Gangs of New York" que contempla al padre mientras se prepara para el combate mortal que lo convertirá en santo, o la mirada implacable de la esposa en "La edad de la inocencia", sintiendo la emoción adúltera del marido, una emoción que será deliciosamente estrangulada por las convenciones sociales, o la inquietud de otro marido, poderoso y traicionero en "Casino", contemplando a su rubia y sensual esposa que coquetea con otros millonarios, o la desesperación de Jake Lamotta en "Toro salvaje" mientras descubre que la esposa no lo respeta, ni en el ring ni en la cama.
"El aviador" es una película hermosa, llena de nostalgia y soledad, enfocada en dos de las obsesiones más peligrosas del trastornado personaje: las películas y los aviones, a los cuales son añadidas algunas pocas de las incontables mujeres que fueron suyas.
Demasiado larga, reiterativa, engolosinada con ciertas escenas de acción como el rodaje de "Angeles del Infierno" o los seguidos desastres en los barrios de Los Angeles, la película refleja la manera minuciosa, perfeccionista y obsesiva que caracteriza el cine de Scorsese (para que no haya dudas: en el rodaje de "La edad de la inocencia", los manteles y los cubiertos y la vajilla de ese banquete desmesurado fueron facilitados por coleccionistas auténticos, y el menú, conformado por los mismos platos degustados tantos años atrás), una perfección que llega a convertirse en lastre.
Sorprende que Cate Blanchett y Alan Alda figuren como nominados en el rubro de actores secundarios por dos papeles que no aportan nada a sus respectivas carreras y lo que es peor, Blanchett se siente ridícula imitando los supuestos y viriles gestos de Katharine Hepburn enfrentada a un macho como Hughes.
Seguramente que "El aviador" perderá ante otra obra maestra como "Million Dollar Baby", retrato desconsolador que se nutre de los personajes y escenarios miserables del boxeo, continuación de la galería de perdedores impuesta por Clint Eastwood como productor y realizador. Una película que podría llevarse no solo el Oscar de mejor del año, sino el premio a la mejor actriz (Hillary Swank), mejor director y mejor actor secundario (Morgan Freeman), ese narrador triste, testigo de los combates morales y espirituales de una muchacha que ya no tiene nada qué perder y un hombre sabio y cansado que hace rato lo perdió todo, aparentemente.
Entonces, uno piensa: si a Scorsese le da igual ganar o no ganar el Oscar, ¿para qué preocuparnos, si sus películas ya pasaron a la memoria eterna del cine y la cultura general?
- © Alberto Duque López-NOTICINE.com
Casting USA: Affleck será Superman de TV, Giamatti se une a "The Illusionist", Sarandon en nueva comedia
24-II-05
- Ben Affleck interpretará a George Reeves, el actor que daba vida a Superman en la serie televisiva, en el film "Truth, Justice and the American Way". Este largometraje se centra en un detective (Adrien Brody) que investiga la misteriosa muerte de Reeves. completa el reparto estelar la actriz Diane Lane.
- Paul Gimatti, protagonista de "Entre copas", actuará junto a Edward Norton en "The Illusionist", film escrito y dirigido por Neil Burger sobre un mago de Viena que se enamora de una mujer, prometida de un príncipe. Para conquistar a la dama utilizará sus poderes, provocando la inestabilidad de la casa real de Viena. Basado en el cuento corto "Eisenheim the Illusionist", de Steven Millhauser, el rodaje se iniciará el 1 de abril en Praga. La producción es de Michael London, el mismo de "Entre copas".
- Susan Sarandon se ha unido a Billy Bob Thornton y Sean Williams Scott en la comedia "Mr. Woodcock", que dirigirá Craig Gillespie para New Line. Esta es una comedia sobre un joven (Scott) que decide retornar a su pueblo natal para impedir la boda entre su madre (Sarandon) y su odiado profesor del secundario (Thornton).
- Ben Affleck interpretará a George Reeves, el actor que daba vida a Superman en la serie televisiva, en el film "Truth, Justice and the American Way". Este largometraje se centra en un detective (Adrien Brody) que investiga la misteriosa muerte de Reeves. completa el reparto estelar la actriz Diane Lane.
- Paul Gimatti, protagonista de "Entre copas", actuará junto a Edward Norton en "The Illusionist", film escrito y dirigido por Neil Burger sobre un mago de Viena que se enamora de una mujer, prometida de un príncipe. Para conquistar a la dama utilizará sus poderes, provocando la inestabilidad de la casa real de Viena. Basado en el cuento corto "Eisenheim the Illusionist", de Steven Millhauser, el rodaje se iniciará el 1 de abril en Praga. La producción es de Michael London, el mismo de "Entre copas".
- Susan Sarandon se ha unido a Billy Bob Thornton y Sean Williams Scott en la comedia "Mr. Woodcock", que dirigirá Craig Gillespie para New Line. Esta es una comedia sobre un joven (Scott) que decide retornar a su pueblo natal para impedir la boda entre su madre (Sarandon) y su odiado profesor del secundario (Thornton).
- © Redacción-NOTICINE.com
Cuenta regresiva hacia el Oscar (IV): "Million Dollar Baby"
24-II-05
En Hollywood y no precisamente por su nueva película, "Million Dollar Baby", por fin se convencieron de la maestría, la sensibilidad, el humor, el sentido de la tragedia y el conocimiento de la esencia humana que marcan, desde hace largo rato, la obra de Clint Eastwood como productor y director.
Esta leyenda del cine universal (San Francisco, 31 de mayo de 1930), tiene 58 películas como actor; 28 como director; 22 como productor y 10 como compositor, y es reconocido como una de las últimas grandes figuras del cine clásico de Hollywood. Por supuesto, hasta hace poco, lo respetaban más en Europa que en Estados Unidos y películas suyas como "Mystic River", "Sin perdón", "Los puentes de Madison", "Bird" y "El jinete pálido", entre otras, son analizadas sin cansancio, aunque los más nostálgicos insisten en sus vaqueros con Sergio Leone o sus historias policíacas como "Harry, el sucio".
Un cronista apuntaba que "a primera vista, la trama de "Golpes del destino" es el vínculo entre Maggie (Hilary Swank), una chica de humilde condición que no quiere otra cosa que triunfar en el boxeo, y Frankie (Eastwood), un entrenador desengañado y entrado en años que carga con culpas del pasado, duda de su propia fe y sólo confía en la amistad de un ex pupilo (Morgan Freeman), personaje que ratifica el eterno rol de hombre solitario y resuelto a valerse por sí mismo que Eastwood siempre ha desempeñado. Mirada en forma integral desde la perspectiva de toda su filmografía, esta nueva película ratifica la coherencia de su visión como director que profundiza en la madurez las mismas búsquedas estilísticas y narrativas expresadas desde que se puso por primera vez detrás de las cámaras, en 1971, para rodar "Obsesión mortal". Eastwood retrató en la pantalla lo que él mismo representaba como figura protagónica: la afirmación del individualismo como respuesta a las preguntas que dejaba sin respuesta una sociedad carente de rumbos o liderazgos".
Luego de una larga batalla con Warner, que no estaba convencida de la utilidad de hacer "una película sobre boxeadores" (el director insiste en que esta es, más bien, una historia de amor sobre solitarios y perdedores; a la manera de Arthur Miller, agregamos), con 39 días de rodaje y un presupuesto reducido, la película asombra por su austeridad perfecta, su atmósfera violenta pero mesurada y el toque humano que no sentimental que roza a los tres personajes principales, manejados por un realizador sabio y profundo. Para cerrar su polémica con Warner, Eastwood afirma: "Yo no sé si mis películas volverán a hacer buen dinero. Pero sí estoy seguro de que sus productores estarán orgullosos de contarlas entre su patrimonio".
Como afirma otro cronista, "este vigésimo octavo largometraje de Clint Eastwood como realizador es uno de los relatos más personales, profundos, conmovedores y al mismo tiempo sombríos y desesperanzados de su dilatada y excepcional carrera. El ambiente del boxeo, con toda su brutalidad y sus códigos, sus injusticias y riesgos, sus degradaciones y miserias, le sirve para trabajar tópicos ya transitados en su cine, como el sacrificio y la redención, el honor y la moral, el creer en uno mismo, la persistencia ante la adversidad y entender que vale más el fracaso que no haberse arriesgado a enfrentar un desafío. Pero, como ocurrió con "Mystic River", "Million Dollar Baby" es, antes que nada, una película sobre la lealtad y la muerte, así como una mirada triste y desencantada sobre la crisis de la familia y, por ende, de la sociedad en su conjunto".
El espectador dirá hasta dónde comparte, por motivos morales, familiares o religiosos, esos momentos finales que tienen a la película en el ojo del huracán, enfrentada a grupos religiosos y políticos conservadores.
En Hollywood y no precisamente por su nueva película, "Million Dollar Baby", por fin se convencieron de la maestría, la sensibilidad, el humor, el sentido de la tragedia y el conocimiento de la esencia humana que marcan, desde hace largo rato, la obra de Clint Eastwood como productor y director.
Esta leyenda del cine universal (San Francisco, 31 de mayo de 1930), tiene 58 películas como actor; 28 como director; 22 como productor y 10 como compositor, y es reconocido como una de las últimas grandes figuras del cine clásico de Hollywood. Por supuesto, hasta hace poco, lo respetaban más en Europa que en Estados Unidos y películas suyas como "Mystic River", "Sin perdón", "Los puentes de Madison", "Bird" y "El jinete pálido", entre otras, son analizadas sin cansancio, aunque los más nostálgicos insisten en sus vaqueros con Sergio Leone o sus historias policíacas como "Harry, el sucio".
Un cronista apuntaba que "a primera vista, la trama de "Golpes del destino" es el vínculo entre Maggie (Hilary Swank), una chica de humilde condición que no quiere otra cosa que triunfar en el boxeo, y Frankie (Eastwood), un entrenador desengañado y entrado en años que carga con culpas del pasado, duda de su propia fe y sólo confía en la amistad de un ex pupilo (Morgan Freeman), personaje que ratifica el eterno rol de hombre solitario y resuelto a valerse por sí mismo que Eastwood siempre ha desempeñado. Mirada en forma integral desde la perspectiva de toda su filmografía, esta nueva película ratifica la coherencia de su visión como director que profundiza en la madurez las mismas búsquedas estilísticas y narrativas expresadas desde que se puso por primera vez detrás de las cámaras, en 1971, para rodar "Obsesión mortal". Eastwood retrató en la pantalla lo que él mismo representaba como figura protagónica: la afirmación del individualismo como respuesta a las preguntas que dejaba sin respuesta una sociedad carente de rumbos o liderazgos".
Luego de una larga batalla con Warner, que no estaba convencida de la utilidad de hacer "una película sobre boxeadores" (el director insiste en que esta es, más bien, una historia de amor sobre solitarios y perdedores; a la manera de Arthur Miller, agregamos), con 39 días de rodaje y un presupuesto reducido, la película asombra por su austeridad perfecta, su atmósfera violenta pero mesurada y el toque humano que no sentimental que roza a los tres personajes principales, manejados por un realizador sabio y profundo. Para cerrar su polémica con Warner, Eastwood afirma: "Yo no sé si mis películas volverán a hacer buen dinero. Pero sí estoy seguro de que sus productores estarán orgullosos de contarlas entre su patrimonio".
Como afirma otro cronista, "este vigésimo octavo largometraje de Clint Eastwood como realizador es uno de los relatos más personales, profundos, conmovedores y al mismo tiempo sombríos y desesperanzados de su dilatada y excepcional carrera. El ambiente del boxeo, con toda su brutalidad y sus códigos, sus injusticias y riesgos, sus degradaciones y miserias, le sirve para trabajar tópicos ya transitados en su cine, como el sacrificio y la redención, el honor y la moral, el creer en uno mismo, la persistencia ante la adversidad y entender que vale más el fracaso que no haberse arriesgado a enfrentar un desafío. Pero, como ocurrió con "Mystic River", "Million Dollar Baby" es, antes que nada, una película sobre la lealtad y la muerte, así como una mirada triste y desencantada sobre la crisis de la familia y, por ende, de la sociedad en su conjunto".
El espectador dirá hasta dónde comparte, por motivos morales, familiares o religiosos, esos momentos finales que tienen a la película en el ojo del huracán, enfrentada a grupos religiosos y políticos conservadores.
- © Alberto Duque López-NOTICINE.com
Will Smith será un superhéroe diferente
23-II-05
Gozando del inesperado gran suceso de la comedia romántica "Hitch", Will Smith se prepara para abordar otro personaje que se aleja de sus habituales composiciones heroicas en superproducciones de acción, al comprometerse a meterse en la piel de un particular superhéroe en el drama "Tonight He Comes".
Contando con la dirección de Jonathan Mostow ("Terminator 3: La rebelión de las maquinas"), Smith interpretará a un superhéroe que disfruta de la bebida, el tabaco y el sexo casual; hasta que por su camino se cruza una mujer casada de la cual se sentirá inevitablemente atraído, provocando que su visión de la vida cambie radicalmente.
El guionista y productor ejecutivo de la legendaria "Expediente X", Vince Gilligan, es el encargado de escribir la historia de este largometraje producido por Akiva Goldsman y Michael Mann. Precisamente Mann, cuyo estreno más reciente es "Collateral", estuvo ligado a la dirección de este proyecto años atrás.
Gozando del inesperado gran suceso de la comedia romántica "Hitch", Will Smith se prepara para abordar otro personaje que se aleja de sus habituales composiciones heroicas en superproducciones de acción, al comprometerse a meterse en la piel de un particular superhéroe en el drama "Tonight He Comes".
Contando con la dirección de Jonathan Mostow ("Terminator 3: La rebelión de las maquinas"), Smith interpretará a un superhéroe que disfruta de la bebida, el tabaco y el sexo casual; hasta que por su camino se cruza una mujer casada de la cual se sentirá inevitablemente atraído, provocando que su visión de la vida cambie radicalmente.
El guionista y productor ejecutivo de la legendaria "Expediente X", Vince Gilligan, es el encargado de escribir la historia de este largometraje producido por Akiva Goldsman y Michael Mann. Precisamente Mann, cuyo estreno más reciente es "Collateral", estuvo ligado a la dirección de este proyecto años atrás.
- © Redacción-NOTICINE.com
Stan Laurel, inocente cómico
23-II-05
Nadie puede olvidar su rostro triste, ingenuo, infantil, asustado y prevenido en medio de las situaciones más inverosímiles. Se hizo llamar Stan Laurel y nació el 16 de junio de 1890 en Ulverston, Inglaterra; y desapareció el 23 de febrero de 1965 junto a las playas soleadas de Santa Mónica, California.
Su verdadero nombre era Arthur Stanley Jefferson, hijo de un actor y administrador de un teatro. Debutó en escena a los 16 años y a los 20 viajó a Estados Unidos con una compañía de cómicos. Deslumbrado por los gestos, el humor y el mito de Charles Chaplin, se convirtió en esos primeros años de carrera en su imitador.
Regresó a Inglaterra. A los 27 años fue llamado a Estados Unidos, actuó en "Nuts in May" una comedia de dos rollos y en una serie de cortos para la Metro, los estudios Hal Roach y Universal hasta que conoció a quien se convertiría en su compañero de comedias inmortales, Oliver Hardy.
Por el contraste entre ambos, a Laurel le decían "El Flaco" y a Hardy, "El Gordo", y se convirtieron en favoritos de millones de espectadores en todo el mundo que siguieron sus películas llenas de tortazos, caras untadas de crema, resbalones en plena calle, golpes con puertas y ventanas desajustadas, peleas con los policías, carreras por los sitios más peligrosos y así sucesivamente, siempre con trajes enteros, sombreros y corbatines que se convirtieron en su marca de fábrica.
Curiosamente los historiadores no están de acuerdo en el nombre de la primera película que filmaron juntos. Mientras unos afirman que fue "Forty-Five Minutes from Hollywood" (1926); que su primer trabajo para la MGM fue "Sugar Daddies" (1927) y que la verdadera entrada al estrellato fue con "From Soup to Nuts" (1928) y su primer largometraje, "Pardon Us" (1931); otros sostienen que su primer encuentro fue en 1921 con "A Lucky Dog", solo que el Gordo se llamaba Babe Hardy. Durante tres años trabajaron separados y volvieron a reunirse en "Yes, Yes, Nanette" y "Wandering Papas", escritas y dirigidas por Stan Laurel.
En la historia del cine cómico, pocas parejas han tenido tanto éxito, han sido tan aplaudidas y sus películas convertidas en auténticos objetos de culto, a pesar de las evidentes diferencias de formación, caracteres, tendencias e intereses que siempre existieron entre estos dos hombres que filmaron juntos durante más de 25 años, algunas de las escenas más cómicas del cine mudo y también del sonoro. Imitados, especialmente en Latinoamérica (la serie "El Chapulín Colorado" es una clonación matemática de las situaciones divertidas y cómicas de ambos personajes, especialmente los golpes, las caídas, los errores y los tortazos), permanecen en la memoria de cada nueva generación, al lado de otros grandes cómicos como Charles Chaplin, Buster Keaton, los hermanos Marx, Max Linder, Jacques Tati, Jerry Lewis y otros clásicos.
Stan Laurel, al desaparecer hace 40 años este miércoles 23 de febrero, dejó una obra reflejada en 186 películas como actor, 39 como guionista, 11 como director, 7 como productor, 5 como asistente de dirección y un centenar de apariciones en documentales, películas ajenas, programas de televisión y radio, en todas las cuales supo contagiar a la audiencia con el humor negro y peligroso, escondido detrás de su rostro de niño con ojos tristes, muy azules, muy nostálgicos. El mismo rostro que no se alteraba cuando, en sus mejores escenas con el "Gordo", participaban de una pelea ajena y aprovechaban la ocasión para destruir las casas más sólidas y los automóviles más llamativos, logrando un lenguaje divertido que era todo un homenaje a los surrealistas.
Reservado hasta la obsesión con su vida privada, se casó cinco veces; gracias al color azul brillante de sus ojos estuvo a punto de ver frustrada su carrera en el cine porque, hasta comienzos de los veintes, los camarógrafos utilizaban una película Orthochromatic en blanco y negro, insensible al color azul. Un hijo murió en 1930, nueve días después de nacido. La repentina muerte de su compañero de aventuras y películas, Oliver Hardy, el 7 de agosto de 1957, víctima de una trombosis, le provocó un colapso nervioso del cual ya no pudo recuperarse.
El 29 de agosto de 1991 apareció en Estados Unidos un sello de correo con el "Gordo" y el "Flaco" por valor de 29 centavos de dólar, dentro de una serie de cinco sellos dedicada a celebrar la memoria de grandes cómicos como Edgard Bergen y su alter ego Charlie, Jack Benny, Fanny Brice, Bud Abbott y Lou Costello. Stan Laurel se hubiera burlado de sí mismo y la situación en que estaría cuando alguien quisiera utilizar ese sello de 29 centavos.
Nadie puede olvidar su rostro triste, ingenuo, infantil, asustado y prevenido en medio de las situaciones más inverosímiles. Se hizo llamar Stan Laurel y nació el 16 de junio de 1890 en Ulverston, Inglaterra; y desapareció el 23 de febrero de 1965 junto a las playas soleadas de Santa Mónica, California.
Su verdadero nombre era Arthur Stanley Jefferson, hijo de un actor y administrador de un teatro. Debutó en escena a los 16 años y a los 20 viajó a Estados Unidos con una compañía de cómicos. Deslumbrado por los gestos, el humor y el mito de Charles Chaplin, se convirtió en esos primeros años de carrera en su imitador.
Regresó a Inglaterra. A los 27 años fue llamado a Estados Unidos, actuó en "Nuts in May" una comedia de dos rollos y en una serie de cortos para la Metro, los estudios Hal Roach y Universal hasta que conoció a quien se convertiría en su compañero de comedias inmortales, Oliver Hardy.
Por el contraste entre ambos, a Laurel le decían "El Flaco" y a Hardy, "El Gordo", y se convirtieron en favoritos de millones de espectadores en todo el mundo que siguieron sus películas llenas de tortazos, caras untadas de crema, resbalones en plena calle, golpes con puertas y ventanas desajustadas, peleas con los policías, carreras por los sitios más peligrosos y así sucesivamente, siempre con trajes enteros, sombreros y corbatines que se convirtieron en su marca de fábrica.
Curiosamente los historiadores no están de acuerdo en el nombre de la primera película que filmaron juntos. Mientras unos afirman que fue "Forty-Five Minutes from Hollywood" (1926); que su primer trabajo para la MGM fue "Sugar Daddies" (1927) y que la verdadera entrada al estrellato fue con "From Soup to Nuts" (1928) y su primer largometraje, "Pardon Us" (1931); otros sostienen que su primer encuentro fue en 1921 con "A Lucky Dog", solo que el Gordo se llamaba Babe Hardy. Durante tres años trabajaron separados y volvieron a reunirse en "Yes, Yes, Nanette" y "Wandering Papas", escritas y dirigidas por Stan Laurel.
En la historia del cine cómico, pocas parejas han tenido tanto éxito, han sido tan aplaudidas y sus películas convertidas en auténticos objetos de culto, a pesar de las evidentes diferencias de formación, caracteres, tendencias e intereses que siempre existieron entre estos dos hombres que filmaron juntos durante más de 25 años, algunas de las escenas más cómicas del cine mudo y también del sonoro. Imitados, especialmente en Latinoamérica (la serie "El Chapulín Colorado" es una clonación matemática de las situaciones divertidas y cómicas de ambos personajes, especialmente los golpes, las caídas, los errores y los tortazos), permanecen en la memoria de cada nueva generación, al lado de otros grandes cómicos como Charles Chaplin, Buster Keaton, los hermanos Marx, Max Linder, Jacques Tati, Jerry Lewis y otros clásicos.
Stan Laurel, al desaparecer hace 40 años este miércoles 23 de febrero, dejó una obra reflejada en 186 películas como actor, 39 como guionista, 11 como director, 7 como productor, 5 como asistente de dirección y un centenar de apariciones en documentales, películas ajenas, programas de televisión y radio, en todas las cuales supo contagiar a la audiencia con el humor negro y peligroso, escondido detrás de su rostro de niño con ojos tristes, muy azules, muy nostálgicos. El mismo rostro que no se alteraba cuando, en sus mejores escenas con el "Gordo", participaban de una pelea ajena y aprovechaban la ocasión para destruir las casas más sólidas y los automóviles más llamativos, logrando un lenguaje divertido que era todo un homenaje a los surrealistas.
Reservado hasta la obsesión con su vida privada, se casó cinco veces; gracias al color azul brillante de sus ojos estuvo a punto de ver frustrada su carrera en el cine porque, hasta comienzos de los veintes, los camarógrafos utilizaban una película Orthochromatic en blanco y negro, insensible al color azul. Un hijo murió en 1930, nueve días después de nacido. La repentina muerte de su compañero de aventuras y películas, Oliver Hardy, el 7 de agosto de 1957, víctima de una trombosis, le provocó un colapso nervioso del cual ya no pudo recuperarse.
El 29 de agosto de 1991 apareció en Estados Unidos un sello de correo con el "Gordo" y el "Flaco" por valor de 29 centavos de dólar, dentro de una serie de cinco sellos dedicada a celebrar la memoria de grandes cómicos como Edgard Bergen y su alter ego Charlie, Jack Benny, Fanny Brice, Bud Abbott y Lou Costello. Stan Laurel se hubiera burlado de sí mismo y la situación en que estaría cuando alguien quisiera utilizar ese sello de 29 centavos.
- © Alberto Duque López-NOTICINE.com