Crítica: "Marguerite", la vocación y la hipocresía

''Marguerite''


Por Edurne Sarriegui

"Marguerite" es una tragicomedia del director francés Xavier Giannoli basada libremente en la vida de Florence Foster Jenkins, una rica heredera americana que desarrolló una particular y desafinada carrera musical entre 1912 y 1944 en Nueva York.  Coescrita por su realizador y Marcia Romano, se trata una coproducción francesa, checa y belga que se presentó en la sección oficial de la última edición de la Mostra de Venecia, y esta semana se estrena en la Argentina, adelantándose a su llegada a salas estadounidenses, latinoamericanas o españolas.

Giannoli traslada la vida de la singular cantante al París de los años veinte que tras el horror de la I Guerra Mundial se convirtió en polo de atracción para intelectuales y artistas. Parafraseando a Hemingway, París era una fiesta dispuesta a recibir la creatividad, la imaginación, la excentricidad y las ganas de divertirse de una nueva generación.

Marguerite Dumont (Catherine Frot) es una adinerada mujer madura atrapada en un matrimonio de conveniencia con un noble necesitado de recursos (André Marcon). Tiene una genuina vocación musical a la que da rienda suelta en círculos íntimos de la alta sociedad parisina  que siempre busca patrocinadores para loables causas humanitarias. La capacidad de mecenazgo de la cantante y su generosidad la sitúan en una posición de relevancia dentro de su clase social y entre artistas y críticos necesitados de su amparo. La falta de aptitudes artísticas de Marguerite es ignorada por su entorno que no duda en aplaudir con vehemencia sus actuaciones mientras que a sus espaldas las burlas se suceden.

Cuando a instancia de jóvenes intelectuales con una actitud provocadora, la cantante actúa en un cabaret, se produce una ruptura con su clase social. El entusiasmo por el contacto con el público y las sugerencias interesadas de sus nuevos admiradores llevarán a Marguerite a preparar una presentación en un gran teatro.

La espléndida actuación de Catherine Frot infunde a la protagonista una buena dosis de ingenuidad al mismo tiempo que una profunda pasión. Logra el equilibrio necesario para conseguir la empatía del público ante tan insólito personaje.

El director de "El cantante / Chanson d'amour / Quand j'étais chanteur"(2006) y "La mentira / Crónica de una mentira / À l'origine" (2009) no solo retrata a una cantante calamitosa. También hace una sátira descarnada de una sociedad interesada y egoísta que sin ningún remordimiento usa y descarta a quien conviene. Marguerite no sabe cantar pero los que la rodean -más allá de la extracción social o la educación- no saben conducirse dentro de las normas del respeto y la consideración.

El vestuario, la ambientación de la época, la musicalización que -más allá de los desatinos musicales de su protagonista- puebla de bellísimas voces la cinta, hacen de "Marguerite" un film atractivo.  

La singular historia, que fluctúa entre la excentricidad hilarante y la tragedia de una mujer solitaria rodeada por una multitud, resulta amena y hace sentir más cortas las más de dos horas de duración de la película.

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