Elizabeth Taylor: el otoño de unos ojos turquesa

por © J.A.-NOTICINE.com
Richard Burton: la pasión
Richard Burton: la pasión
Sus inicios, con LassieRichard Burton: la pasión27-II-02

Para aquellos que encuentran a la palabra "estrella" su primer y mejor sinónimo en "diva", no habrá otra auténtica estrella como Elizabeth Taylor, quien este miércoles cumple 70 años. Tiene su vida todos los ingredientes de pasión, conflicto, frivolidad y grandeza para nunca ser olvidada. Desde el caracter de figura infantil a sus 8 matrimonios, pasando por la controvertida y fascinante relación con Richard Burton o su más reciente entrega a la lucha contra el sida.

Elizabeth Rosemond Taylor nació en Gran Bretaña, el 27 de febrero de 1932, aunque su familia se trasladó pronto a Pasadena (California). A los siete años empezó a recibir clases de baile y tres años más tarde fue "fichada" por un cazatalentos de la Universal. Tenía 10 años cuando hizo su primera película, "There's one born every minute". La perra Lassie la acompañó rapidamente al estrellato infantil, al año siguiente, y desde aquel 1943, a pesar de que ya apenas trabaje, nunca nadie ha logrado apearla de un lugar preminente en el Olimpo de Hollywood.

Antes de cumplir los 20 años, además de varias cintas junto a Mickey Rooney, brilló en "Mujercitas" y "El padre de la novia". La niña y adolescente era ya una mujer de hermosos ojos turquesa (algunas dicen que lilas) y cuerpo escultural. La década de los 50 mostró su esplendor en cintas de los más diversos géneros, como "Ivanhoe", "La última vez que ví París", "Gigante", "El árbol de la vida", "La gata sobre el tejado de zinc", y "De repente, el último verano".

Ganó el primero de sus dos Oscars gracias a "Una mujer marcada" (1960), y su esplendor estelar llegó al paroxismo con la magalómana "Cleopatra". Le seguieron "Castillos en la arena", "¿Quién teme a Virginia Wolf?" (el segundo Oscar), "La mujer indomable", "Reflejos en un ojo dorado", "La mujer maldita" y "Ceremonia secreta". Desde finales de los sesenta, la suerte o el olfato la abandonaron, y la mayoría de las películas en las que ha intervenido son perfectamente prescindibles, incluida la última, "Los Picapiedra".

Pero, a pesar de que la actriz declinaba, la personalidad pública ha seguido ahí, en gran parte gracias a su fe ciega en la institución matrimonial. Nada menos que ocho bodas la han
convertido en un caso único. Empezó su andadura de vicaría en juzgado en 1950, con el heredero multimillonario Nicky Hilton. Le sucedió el actor inglés Mike Wilding (1952), con el que tuvo dos hijos. En 1957 se casó con el productor visionario Mike Todd, que moriría en accidente 18 meses después. Se consoló de la perdida rapidamente, llevando al altar al cantante Eddie Fisher.

El primero de sus dos enlaces con Richard Burton (el segundo fue en 1973) se produjo en 1964. Su relación, sus días de vino, rosas y peleas, las once películas rodadas juntos, han llenado páginas y tomos. Cuando en 1976 rompieron definitivamente, una Taylor especialmente gordita desposó al ambicioso terrateniente John W. Warner. Cinco años más tarde, él también pasó a la historia y ella pareció haber dicho basta. Sin embargo, en 1991, la enésima depresión y recaida en el alcohol y las pastillas la hicieron conocer al camionero Larry Fortensky, último marido y último divorcio, por ahora...

Pero los hombres no sólo han sido sus amantes. Liz es una gran amiga de sus amigos, a los que apoya hasta el límite. Así ha ocurrido con Montgomery Clift, Rock Hudson o Michael Jackson.