Colaboración: Alain Delon, muerte de rico

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Alain Delon
Alain Delon
Por Sergio Berrocal     

Alain Delon, francés de nacionalidad y estrella multinacional, el actor probablemente más popular del mundo desde que inició su carrera, se quiere suicidar.

Pero no será el tiro en la sien o la cuerda atada donde pueda. Rico, poderoso, tuvo dos accidentes cerebrovasculares y considera que es hora de marcharse a los 86 años de edad, cuando otros hombres y mujeres, que sufren su misma enfermedad, Alzheimer, se pelean por prolongar la vida.

Héroe de tantas y tantas películas, en las que ha luchado contra todas las adversidades ya le están preparando el adiós a la vida en una clínica Suiza, país donde la eutanasia está perfectamente legalizada.

Es probable que si se presenta usted en una comisaría de la rica, banquera y tranquila Suiza, manifestándole al comisario de guardia que quiere suicidarse le detendrán. Una cosa es pegarse un tiro o ahorcarse, y hasta tomarse unas copitas de cianuro, y otra acudir a una clínica elegante donde el recepcionista probablemente le pedirá sus documentos de identidad y ya luego le pondrá en manos de médicos que le detallarán el procedimiento del adiós al carajo de vida.

Hasta ahora, los ricos también lloraban como los pobres pero limpiándose los mocos en pañuelos de seda china. Pero creíamos que la muerte era igual para todos, salvo que uno llevara un costosisimo ataud de tapa repujada con diamantes que pertenecieron a la Begum.

Pues no. Si usted tiene todos los padecimientos del pobre actor, multimillonario en cuentas bancarias pero no le sobra un duro de valentía, es difícil que le dejen entrar en una clínica de eutanasia, donde los especialistas quizá le presentan, como en el mejor restaurante una carta con las diferentes maneras de suicidarse en toda legalidad. Aunque no puedo decirle el precio porque uno, por muchas ganas que tenga de irse al carajo, tendrá que utilizar métodos artesanales, pastillas en dosis meteórica, y si no tiene suerte le harán un lavado de estómago, el médico de guardia le echara una bronca y, hala, a seguir padeciendo que la muerte a la carta es exclusivamente para ricos.

Con 86 años pueden hacerse muchas cosas aunque tenga Alzheimer: vivir por difícil que sea y regalar alguna que otra sonrisa o una bronca a la gente que le ame, que siempre habrá alguien.

Es probable que Alain Delon no tenga quien le quiera. En ese caso... Pero con todo y con eso... Y esto lo escribe alguien que piensa constantemente en el suicidio porque la vida no siempre es fácil.

Mire, señor Alain Delon, a mi se me murió una hija, que es peor que todos los Alzheimer del mundo, una niña bonita como ninguna, inteligente como pocas, y aguante y aguanto, y eso que tengo una hermosa terraza, porque tengo otros hijos y Hacienda, que se llevaría un disgusto morrocotudo.

Pero bueno, en vez de comprarse el último Ferrari, el actor Alain Delon opta por la eutanasia. Adelante, hasta para la cobardía se necesitan buenos dineritos.

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