Crítica: "Aquaman y el reino perdido", en lo más profundo de un océano de previsibilidad y confusión

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"Aquaman y el reino perdido"
"Aquaman y el reino perdido"
Por Adrián Monserrat         
 
Bajo la dirección de James Wan ("El conjuro"), la secuela de "Aquaman" (2018) representa el cierre del Universo extendido de DC (DCEU) iniciado en el 2013 con "El hombre de acero / Man of Steel", y otro jalón más en la decadencia del cine de superhéroes. que afecta tanto a esta división de Warner Bros. como a la de la competencia, Marvel, de Disney.

Y es que este que acabo no fue un buen año para el cine de superhéroes. Por un lado, Marvel está desorientada luego de sus diez exitosos años coronados con "Avengers: Endgame" (2019). La pandemia y Disney+ aligeraron los tiempos. Sus productos se precipitaron en todo tipo de pantallas y agotaron al público. "Ant-Man y la Avispa: Quantumanía / Ant-Man and the Wasp: Quantumania" (2023), estrenada en febrero, fracasó en taquilla y no trajo nada nuevo. Por el lado de DC, luego del cambio de estrategia con la contratación de James Gunn, decidió dar vuelta la página. Esto fue acompañado con el dilema mediático (The Rock versus Zachary Levi) y de tickets de "¡Shazam!: La furia de los dioses / Shazam! Fury of the Gods" (2023), la despedida de Henry Cavill y la desilusión de "Flash" (2023).

"Aquaman y el reino perdido / Aquaman and the lost kingdom" (2023), el último tanque cinematográfico del año, es la decimoquinta y última película del mencionado DCEU y resulta confusa, fallida y con poca gracia. Jason Momoa toma el tridente y vuelve a ponerse en la piel de Arthur Curry / Aquaman para un largometraje que inicialmente se iba a estrenar hace un año. La producción de esta secuela recibió varios golpes (Amber Heard, la pandemia, spin-off cancelado, el retraso de "Flash", la huelga de actores) y los resultados están a la vista. El carisma de Momoa, quien brilló con "Rápidos y furiosos 10 / Fast " (2023), no puede hacer nada ante un guion aburrido, previsible y de pésimos chistes.

El inicio de esta continuación aparenta entusiasmar gracias a un coqueteo con "La cosa: el enigma de otro mundo / The Thing" (1982) o "Terror en el espacio / Terrore nello spazio" (1965). Una premonición de personajes muertos, calcada a la de "Avengers: Era de Ultrón / Age of Ultron" (2015), prepara un terreno peligroso para el superhéroe y, sin dudar, también para el espectador. James Wan se aleja de su talentosa capacidad para tensionar y se hunde en un caos que combina comedia y aventura.

En la primera entrega, Momoa mostraba el torso para el suspiro de sus fans. En esta secuela, con el objetivo de marcar que el tono es más familiar, no se saca la camiseta en ningún instante. Esta búsqueda azucarada no le sienta bien ni al actor de "Game of Thrones", ni al regreso de Patrick Wilson, ni a la participación fantasmagórica de Amber Heard, ni al exagerado Dolph Lundgren, ni al nervioso Randall Park, ni a una desdibujada Nicole Kidman. El único que sale ileso es aquel que interpreta al personaje más sobrio, aquel que no tiene sonrisas forzadas, aquel que presenta más relación con las películas de Wan. Estamos hablando de Yahya Abdul-Mateen II ("Watchmen"), quien compone al villano de la cinta.

A comparación de la película del 2018, ahora los colores son brillosos y la iluminación es más cálida, detalles que sorprenden de una obra de Wan. El hallazgo de ese reino perdido supone la búsqueda de nuevos escenarios y novedosas posibilidades para experimentar en la construcción de la flora y la fauna. Sin embargo, en sintonía a lo ya mencionado, el producto no trae nada distinto y desperdicia una oportunidad. Tanto es así que, por momentos, se la puede confundir con "Jumanji: En la selva / Welcome to the jungle" (2017).

La comedia insulsa de "Aquaman y el reino perdido" se puede resumir en un gag asqueroso con una cucaracha en donde Arthur engaña a Orm (Wilson) para que se coma al insecto. “Son como los camarones”, indica el rey mitad atlante, mitad humano. Un pase cómico que toma una relevancia ilógica en una película pensada para la conclusión de un universo en donde desfilaron figuras del tamaño de Batman, Superman o La mujer maravilla. Los efectos especiales y las escenas de lucha no desentonan, pero tampoco satisfacen: no representan un salto cualitativo de su antecesora por más de que sea luego de cinco años.

Lo nuevo de DC parece auspicioso. "Joker: Folie a Deux" (2024), "The Batman 2" (2024) y "Superman: Legacy" (2025) conforman un verdadero tridente para entusiasmar a todo fanático de los cómics. Oscuridad, frescura y creatividad vislumbran el destino de la productora al contar con el creador de la trilogía de "Guardianes de la Galaxia" al frente y cerrar un rumbo que siempre estuvo perdido.

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