Crítica: "La directora de orquesta / De Dirigent", luchar por un nuevo espacio en la música

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"La directora de orquesta"
"La directora de orquesta"
Por Eduardo Larrocha  

Con un formato y una narrativa convencionales, "La directora de orquesta / De Dirigent" (2018) cuenta las dificultades y empeño de Antonia Brico para ponerse al frente de una formación sinfónica. Dirigida por la holandesa María Peters –realizadora poco conocida hasta ahora en el resto del mundo- cuenta la epopeya de esta mujer que nació en Rotterdam a principios del siglo XX.

El hilo argumental y el guión, firmado por la propia directora, se fundamentan en "The obstacle race", la biografía escrita por Germaine Greer. Sus páginas describen la trayectoria de esta artista emigrada de niña junto a sus padres adoptivos de los Países Bajos a Nueva York en la segunda década de la pasada centuria.

La joven Antonia Brico hubo de enfrentarse a mil obstáculos por la oposición de un mundo de intérpretes y productores masculinos y también de unos espectadores nada acostumbrados a ver a una directora al frente de una orquesta. Memorable es el primer éxito que impulsa su carrera: ser la primera mujer en aprobar el examen de ingreso para las clases de dirección en la Filarmónica de Berlín. Sobre todo Antonia Brico es reconocida por haber creado y dirigido durante varios lustros la Sinfónica Femenina de Nueva York. Luchó por hacerse un lugar entre los directores saliendo a la luz y volviendo a la oscuridad en varias ocasiones hasta su muerte en 1989.
    
En cine y en literatura hay relatos que nacen con la vocación de crear un lenguaje propio. Otras obras por el contrario –y es el caso de "La directora de orquesta / De Dirigent"- aspiran a contar una historia que atrape al espectador por su significado y sintonía con las inquietudes de un momento concreto. En nuestros días emerge una reivindicación del mundo femenino y su capacidad para encarar tareas en la que hasta no hace mucho tiempo predominaba el hombre.
      
Esta producción holandesa comienza cuando la joven Antonia Brico, interpretada por Christanne de Bruijn, es sólo una intrépida acomodadora en un relevante coliseo neoyorkino. La actriz, algo forzada al principio en su intento de hacerse con el personaje pero a cuyo talento nos vamos haciendo a lo largo de los 130 minutos de metraje, es conocida en Holanda por papeles en series de televisión. Aquí la mayoría la vemos por vez primera en la gran pantalla. Benjamin Wainwright, Scott Turner y Richard Sammel acompañan en el reparto a la protagonista de "La directora de orquesta / De Dirigent".     
    
Al buscar en internet al personaje real descubriremos que, muy al estilo del cine de Hollywood, y desmintiendo que estamos ante una producción holandesa, Christanne de Bruijn resulta ser mucho más atractiva por su aspecto físico que la propia Antonia Brico. En los títulos de crédito finales sabemos que, a pesar de sus éxitos personales, la artista no llegó a ser considerada una de las grandes directoras de su época. Actualmente siguen sin ser justamente reconocidas ni ella ni otras mujeres entre las primeras batutas orquestales. Y no será por falta de valiosas figuras. En España hay varias con brillantes carreras: Inma Shara, Mercedes Padilla, Silvia Sanz Torre, Gloria Isabel Ramos entre las más ilustres, aunque seguramente sean poco conocidas por la gran mayoría de aficionados a la música.
     
En la película suenan piezas de Chaikoswsky, Beethowen y otros compositores clásicos. También escuchamos alocados swing que Antonia Brico interpreta al piano en un cabaret para ganarse el pan y pagar las clases de armonía y dirección. Pero además, la música original de Quentin Schramm y Bob Zimermann acompaña y subraya los momentos de amor, amistad y contradicción que van marcando los vaivenes y dificultades de su carrera. En justicia, la batuta debe ser también para ellas.

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