Crítica: "Jackie", dolor y dignidad de Primera Dama

por © NOTICINE.com
Natalie Portman es "Jackie"
Por Eduardo Larrocha     
  
“Jackie” (2016) escenifica la pérdida y la rabia en el fragor de la tragedia que cambió la vida de la protagonista. Jacqueline defiende el legado de John Fitzgerald Kennedy poco después de su asesinato en Dallas el 22 de noviembre de 1963. La Primera Dama da sentido al relato para construir una leyenda a partir de una realidad vivida. Convertir al personaje en un mito no es lo mismo que mentir a base de posverdad: práctica de estos tiempos en las más altas esferas de Washington.

El hilo conductor de la película de Pablo Larraín es una entrevista que realmente se publicó a las pocas semanas en la revista Life. También seguimos los pasos previos de la viuda de Kennedy, en sucesivos flashback, a través de un documental de la propia Jacqueline en CBS para enseñar al pueblo americano el esplendor en el que ella había convertido la Casa Blanca. La tensión dramática se desarrolla a lo largo de los 100 minutos de esta primera producción en inglés del realizador chileno. Larraín ya cuenta en su haber con extraordinarios largometrajes. Entre ellos destacan “No” y “Neruda”. Ahora da un paso más en su carrera cinematográfica con este salto a la industria de Hollywood que consigue dar gracias al apoyo del productor Darren Arafnosky.
    
Extraordinaria Natalie Portman al encarnar a la protagonista en los días posteriores al magnicidio. Todo un riesgo asumido ya que muestra con gran credibilidad a un personaje tan relevante y conocido. El propósito de “Jackie” con guión de Noah Oppenheim es dibujar el legado de J.F.K y convertir los dos años de su gobierno en el mítico Reino de Camelot. Y ello sin eludir temas escabrosos como las infidelidades matrimoniales del Presidente y el vacío existencial, tras la muerte prematura de dos hijos.

Hay aspectos que quizá nunca supimos o no fueron ciertos pero Jacqueline, que llamaba Jack a su marido, los hace creíbles en esta película. Con gran rabia denuncia que tras el asesinato en Dallas no tenía ella una propiedad para continuar sus días y tuvo que vivir de prestado. El protocolo imponía que desalojaran la Casa Blanca una vez culminado el entierro para que se instalara Lyndon B. Johnson. Según sale por la puerta Jacqueline con sus dos hijos de la mano, la esposa del recién nombrado Presidente ya está eligiendo las telas para la nueva decoración del Palacio presidencial. Cuenta en primera persona que fue ella quien consiguió imponer la dimensión espectacular de los funerales en Washington, aunque no pudo evitar la autopsia obligatoria en casos de muerte por asesinato.
 
Desde su estreno en septiembre en los Festivales de Venecia y Toronto, el trabajo de Larraín ha conseguido el aplauso de público y crítica. “Jackie” obtuvo el único Premio con dotación económica, el Platform, en el certamen de la ciudad canadiense. En Toronto se reconoció de forma unánime lo que podremos ver ahora: guión, dirección e interpretación de la protagonista impecables. Entre sus méritos añadimos el buen trabajo de Peter Sarsgaard, dando vida a Bobby Kennedy, y Billy Crudup, al periodista de Life.
   
Dos públicos podrán disfrutar de diferente manera de “Jackie”. Por un lado aquellos que al verla asistan al relato íntimo de un hecho personalmente vivido. Para quienes por edad no hayan conocido en su época el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, la sensación puede ser más neutra. De cualquier forma la película tiene valor por sí misma para unos y otros espectadores. Pronto sabremos cómo valoran “Jackie” los académicos de Hollywood, especialmente a Natalie Portman que compite con otras grandes actrices. Nada menos que Meryl Streep, la más joven Emma Stone, la consagrada Isabelle Hupert y Ruth Negga. Prácticamente es el único galardón al que aspira “Jackie”, aparte de la banda sonora de Mica Levi o el diseño de vestuario. Cualquiera que sea el veredicto, al final quedará una pregunta: ¿es la ficción del relato más verdadera que la realidad de los hechos históricos?

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