PERFIL: Ira Levin, Rey Midas del terror

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Las mujeres perfectas
Las mujeres perfectas
La semilla del diabloLas mujeres perfectas19-XI-07

Por Alberto Duque López

En 1968, año mágico y contradictorio, una de las carátulas de la revista Time tenía un fondo negro, letras rojas y gruesas, y una pregunta: “¿Dios está muerto?”. Respondía así a la oleada de escepticismo, cinismo, desazón, soledad, incredulidad y amargura que habían provocado en millones de lectores y espectadores un libro y una película que contaban la historia de una joven delgada y frágil, fecundada por Satanás en un elegante apartamento del edificio Dakota, en Manhattan (el mismo donde fue asesinado John Lennon en 1980), con su estirpe maldita. Rodeada por un grupo de brujos encabezado por su marido, da a luz un niño tan horrible que la cámara, por prudencia, se niega a mostrar.

La novela se llamaba “El bebé de Rosemary”; la película, “La semilla del diablo”, dirigida por un joven polaco atormentado por sus recuerdos del ghetto de Varsovia donde perdió a su familia y sobrevivió comiendo ratas y perros, Roman Polanski.

Durante cuarenta años el autor de esta novela, Ira Levin, recientemente desaparecido, se la pasó respondiendo miles de preguntas sobre el Diablo, el Mal, el Satanismo, las sectas peligrosas, el Pecado, Dios, la culpa, el remordimiento y otros asuntos que él respondía y despachaba con amabilidad, pero dejando algunos puntos en claro: no creía en Satanás, en ninguna de sus formas; lamentaba que su libro hubiera iniciado una oleada de literatura dedicada a explotar el miedo de la gente, con títulos como “El Exorcista” y “La Profecía” que luego, por supuesto, se convirtieron también en películas muy taquilleras de la mano de directores como William Friedkin y Richard Donner; recomendaba a la gente que fuera menos susceptible de impresionar.

Ira Levin (Manhattan, 27 de agosto de 1929), no solo se hizo rico con “El bebé de Rosemary”, luego de decidir a los 15 años de edad que quería ser escritor famoso, sino que con apenas siete novelas en su carrera literaria se convirtió en uno de los autores más exitosos de todos los tiempos.

Como si tuviera el toque de Midas, se llenó de oro con cinco novelas adaptadas por Hollywood y convertidas en películas que las cadenas de cable pasan una y otra vez porque sus historias cautivan con sus personajes estrambóticos, sus tramas exageradas y sobre todo, la mezcla de elementos como lo sobrenatural, lo exótico, lo desconocido y lo violento: “Un beso antes de morir”, 1956, dirigida por Gerard Oswald, con Robert Wagner, Joanne Woodward y Jeffrey Hunter y otra versión en 1991 con Matt Dillon; “La semilla del diablo / El bebé de Rosemary”, 1968, dirigida por Polanski y protagonizada por una debutante, Mia Farrow, casada entonces con Frank Sinatra; “Las mujeres perfectas”, 1975 y 2004, dirigida por Bryan Forbes y Frank Oz, con repartos que incluían a Catherine Ross y Paula Prentiss, Nicole Kidman y Glenn Close; “Los niños del Brasil”, 1978, dirigida por Franklin Schaffner, con Gregory Peck, Laurence Olivier, James Mason y Lilli Palmer; “Sliver: Acosada”, 1993, dirigida por Philip Noyce, con guión escandaloso de Joe Eszterhas y actuación provocadora de Sharon Stone. Todos estarán de acuerdo en que repetir “Los niños de Brasil” es toda una delicia, sobre todo con Peck haciendo uno de los pocos personajes malvados de su carrera, el doctor Mengele que busca los clones de Hitler en plena selva.

Como si esa luna de miel de Hollywood con sus novelas fuera poco, una obra de teatro, “La trampa de la muerte” no solo tuvo una larga carrera en escenarios de Broadway con la mejor taquilla y los elogios más entusiastas, sino una excelente adaptación al cine con el director Sydney Lumet y los actores Michael Caine, Christopher Reeve y Dyan Cannon.

Graduado en Filosofía y Literatura, Levin escribió y produjo documentales para la Armada, libretos para televisión y a los 25 años debutó con “Sin tiempo para sargentos”, una comedia que lo consagró.

Cuarenta años después del escándalo religioso y moral desatado con “La semilla del diablo / El bebé de Rosemary” que puso a prueba la fe de millones de hombres y mujeres en el mundo entero, el libro y la película siguen siendo objeto de análisis y especulaciones, especialmente cuando algunos relacionan sus personajes y su historia con la tragedia sufrida por Polanski un año después, cuando una banda de hippies, encabezada por Charles Manson, adorador de Satanás, asesinó a su esposa, la actriz Sharon Stone, con ocho meses de embarazo con otras seis personajes en su mansión de Bel Air.

Cuando le preguntaban al escritor por qué sus novelas vendían millones y millones de copias en todos los idiomas, y por qué Hollywood andaba engolosinado con sus personajes e historias extravagantes, se encogía de hombros, sonreía y simplemente apelaba a una frase: “La gente busca que la asusten…o mejor, que la entretengan”.

Por supuesto, los críticos literarios no lo tomaban en serio, pero el NY Times, en su obituario elogió la mezcla de misterio, horror gótico, ciencia ficción y suspenso que distingue sus siete novelas y sus dos obras de teatro, en un mundo “donde siempre hay una amenaza latente, donde cualquier cosa puede suceder en cualquier momento, reflejando una realidad igual a la nuestra pero llena de terror, mundana, exquisitamente peligrosa”.

Una anotación final. Conocedor como nadie del efecto de sus historias en lectores y espectadores, Ira Levin también ostenta en su carrera títulos exitosos como “El hijo de Rosemary”, 1997; “Miren lo que pasó con el bebé de Rosemary”, 1976; “Revenge of the Stepford Wives”, 1980 y “The Stepford Children”, 1987. Lo que dijimos: Levin era una máquina de hacer dinero y él lo sabía todo el tiempo.