El Personaje: Jodie Foster, pequeña gran mujer
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Por Angel L. Esteban
"La habitación del pánico" representa el esperado regreso a la gran pantalla de una de las actrices de mayor éxito reciente en la historia de Hollywood, Jodie Foster. Es uno de esos peculiarísimos casos de niña prodigio que ha sabido alcanzar una carrera triunfal en la madurez como actriz, directora, guionista y productora. Su último estreno, dos semanas consecutivas número uno en Estados Unidos confirma su caracter de primera estrella.
Jodie Foster lleva tantos años ante las cámaras que su rostro resulta tan familiar que uno cree conocer desde siempre. Nacida el 19 de septiembre de 1962, de cuerpo menudo pero tremendamente sensual, de rostro amable y pecoso, esconde una personalidad algo arisca y calculadora, manifestación parcial de una inteligencia superdesarrollada y de una vida permanentemente expuesta a las agridulces sabores de la fama.
Comenzó su carrera de actriz con apenas tres años actuando en anuncios, antes de estrenarse en el cine con "Napoleón y Samantha" junto a Michael Douglas, aunque su primer gran lanzamiento fue de la mano de Martín Scorsese y Robert de Niro en "Taxi Driver", ejerciendo de prostituta infantil en un duro papel que le marcaría la vida para siempre. No solamente porque con apenas trece años se convirtiera en toda una estrella tras ser nominada por primera vez al Oscar, sino por que años después un demente de nombre John Hinckley Jr. se inspiró en aquella historia para tratar de impresionarla y conseguir su amor con un frustrado atentado contra el entonces presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan. Aquel puede que haya sido uno de los episodios más traumáticos de su vida, pero ella ha declarado en varias ocasiones que consiguió superarlo felizmente gracias a los años que invirtió en su juventud, tras aquella infancia precoz, estudiando en la Universidad de Yale y doctorándose de Literatura Inglesa con honores Cum Laude.
En 1988 se produjo un hito en su vida, que marcaría un antes y un después en su carrera como actriz, al conseguir el esperado Oscar por su sufrida interpretación en "Acusados", donde era repetidamente violada en un bar. Ese fue quizás el ultimo de los papeles algo escabrosos de su filmografía, comenzando su escalada de poder en la industria del cine norteamericano, consolidada al conseguir su segundo Premio de la Academia cuatro años después con "El silencio de los corderos" de Jonathan Demme. Para entonces, con el apoyo de su propia productora Egg Pictures, se había estrenado ya como guionista y directora en "El pequeño Tate", donde se reservó un papel secundario y donde demostró que su talento tras las cámaras no desmerece su trabajo como actriz, lo que confirmó con su segundo éxito como realizadora, "A casa por vacaciones".
Con dos Oscars en su haber antes de los treinta, Jodie Foster se dedicó después a diferentes aventuras cinematográficas: la paranoia kafkiana en blanco y negro "Sombras y niebla" de Woody Allen, la comedia televisiva "Maverick" con Mel Gibson, el remake de la francesa "Sommerville" con Richard Gere, el drama naturalista "Nell" junto a Liam Neeson, la metafísica ilusión extraterrestre de "Contact" junto a Matthew McConaughey o la imposible revisión de "Ana y el Rey" junto a Yun-Fat Chow. Todas ellas fueron moderados éxitos que le han mantenido en una merecida y acomodada posición de cierto privilegio dentro de Hollywood, compatibles con su papel de madre soltera de dos hijos gestados por inseminación artificial e idóneos para hacer frente a los persistentes comentarios sobre su supuesta homosexualidad, surgidos incluso del seno de su propia familia.
Sin embargo ahora, con esta "Habitación del pánico" del siempre siniestro David Fincher, - y con la aún por estrenar "The Dangerous Lifes Of Altar Boys", su última producción presente en el pasado Sundance - Jodie Foster retoma sus facciones más duras en un papel destinado inicialmente para Nicole Kidman, que renunció por lesiones en la rodilla, y cuya precipitada incorporación al proyecto le obligó a renunciar a presidir el jurado del Festival de Cannes hace dos años. Esta historia de ritmo trepidante, tensión galopante y atmósfera claustrofóbica demuestra que Jodie Foster sabe mejor que nadie como orientar sus pasos en esto del cine, algo que ya quedó sobradamente demostrado al renunciar a interpretar de nuevo a la agente Clarice Starling en la decepcionante "Hannibal" de Ridley Scott.
"La habitación del pánico" representa el esperado regreso a la gran pantalla de una de las actrices de mayor éxito reciente en la historia de Hollywood, Jodie Foster. Es uno de esos peculiarísimos casos de niña prodigio que ha sabido alcanzar una carrera triunfal en la madurez como actriz, directora, guionista y productora. Su último estreno, dos semanas consecutivas número uno en Estados Unidos confirma su caracter de primera estrella.
Jodie Foster lleva tantos años ante las cámaras que su rostro resulta tan familiar que uno cree conocer desde siempre. Nacida el 19 de septiembre de 1962, de cuerpo menudo pero tremendamente sensual, de rostro amable y pecoso, esconde una personalidad algo arisca y calculadora, manifestación parcial de una inteligencia superdesarrollada y de una vida permanentemente expuesta a las agridulces sabores de la fama.
Comenzó su carrera de actriz con apenas tres años actuando en anuncios, antes de estrenarse en el cine con "Napoleón y Samantha" junto a Michael Douglas, aunque su primer gran lanzamiento fue de la mano de Martín Scorsese y Robert de Niro en "Taxi Driver", ejerciendo de prostituta infantil en un duro papel que le marcaría la vida para siempre. No solamente porque con apenas trece años se convirtiera en toda una estrella tras ser nominada por primera vez al Oscar, sino por que años después un demente de nombre John Hinckley Jr. se inspiró en aquella historia para tratar de impresionarla y conseguir su amor con un frustrado atentado contra el entonces presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan. Aquel puede que haya sido uno de los episodios más traumáticos de su vida, pero ella ha declarado en varias ocasiones que consiguió superarlo felizmente gracias a los años que invirtió en su juventud, tras aquella infancia precoz, estudiando en la Universidad de Yale y doctorándose de Literatura Inglesa con honores Cum Laude.
En 1988 se produjo un hito en su vida, que marcaría un antes y un después en su carrera como actriz, al conseguir el esperado Oscar por su sufrida interpretación en "Acusados", donde era repetidamente violada en un bar. Ese fue quizás el ultimo de los papeles algo escabrosos de su filmografía, comenzando su escalada de poder en la industria del cine norteamericano, consolidada al conseguir su segundo Premio de la Academia cuatro años después con "El silencio de los corderos" de Jonathan Demme. Para entonces, con el apoyo de su propia productora Egg Pictures, se había estrenado ya como guionista y directora en "El pequeño Tate", donde se reservó un papel secundario y donde demostró que su talento tras las cámaras no desmerece su trabajo como actriz, lo que confirmó con su segundo éxito como realizadora, "A casa por vacaciones".
Con dos Oscars en su haber antes de los treinta, Jodie Foster se dedicó después a diferentes aventuras cinematográficas: la paranoia kafkiana en blanco y negro "Sombras y niebla" de Woody Allen, la comedia televisiva "Maverick" con Mel Gibson, el remake de la francesa "Sommerville" con Richard Gere, el drama naturalista "Nell" junto a Liam Neeson, la metafísica ilusión extraterrestre de "Contact" junto a Matthew McConaughey o la imposible revisión de "Ana y el Rey" junto a Yun-Fat Chow. Todas ellas fueron moderados éxitos que le han mantenido en una merecida y acomodada posición de cierto privilegio dentro de Hollywood, compatibles con su papel de madre soltera de dos hijos gestados por inseminación artificial e idóneos para hacer frente a los persistentes comentarios sobre su supuesta homosexualidad, surgidos incluso del seno de su propia familia.
Sin embargo ahora, con esta "Habitación del pánico" del siempre siniestro David Fincher, - y con la aún por estrenar "The Dangerous Lifes Of Altar Boys", su última producción presente en el pasado Sundance - Jodie Foster retoma sus facciones más duras en un papel destinado inicialmente para Nicole Kidman, que renunció por lesiones en la rodilla, y cuya precipitada incorporación al proyecto le obligó a renunciar a presidir el jurado del Festival de Cannes hace dos años. Esta historia de ritmo trepidante, tensión galopante y atmósfera claustrofóbica demuestra que Jodie Foster sabe mejor que nadie como orientar sus pasos en esto del cine, algo que ya quedó sobradamente demostrado al renunciar a interpretar de nuevo a la agente Clarice Starling en la decepcionante "Hannibal" de Ridley Scott.