El Personaje. Halle Berry, un rostro que hace historia
- por © NOTICINE.com
Por Angel L. Esteban
Nadie duda de los méritos interpretativos de la joven afroamericana Halle Berry ni de que sea merecedora del Oscar a la Mejor Actriz que recibió el pasado domingo noche por su esforzado papel en el intenso drama “Monster’s Ball”. Pero lo cierto es que desafortunadamente hasta ahora otras muchas tan excelentes como ella no han podido tener su misma oportunidad en esta feria de ganado de cine en que se han convertido los premios de Hollywood. De ahí la importancia extraordinaria de lo ocurrido esta semana, se trataba de la primera vez que una mujer de color se hacía con el Oscar para la actriz principal.
La maquina de sueños del celuloide norteamericano funciona con una precisión milimétricamente calculada a la perfección. Año tras año la gala de los Oscars se enfrenta a diferentes polémicas y prejuicios aparentemente prefabricados que dan algo de morbo esperando que se repitan alguna de esas salidas de tono que consiguen despertar al espectador a medio camino de la siesta de cuatro horas en que se ha convertido el acto. Ahora sólo hablan y hablan sin decir nada. En fin, que en el siglo XXI, meses después del Oncedeseptiembre lo realmente provocador, revolucionario, transgresor y aventurado hubiera sido un discurso a lo Rosa María Sardá en los Goya con apoyo propalestino incluido. Pero no, nos encontramos ahora todos los medios de comunicación congratulándonos por que se han ajustado unas cuentas pendientes de hace casi con un siglo, algo menos de lo que tarda la iglesia católica en pedir perdón por sus catastróficos errores.
Vuelvo al principio e insisto en los méritos de la Berry por haberse ganado el favor de la industria, por haber sabido erigirse como la nueva heroína negra, con papeles comprometidos, sabiendo moverse entre la televisión y el cine, con una cara resplandeciente, con un cuerpo y una elegancia que cumplen perfectamente los cánones de las revistas femeninas de rigor, herencia de sus inicios como miss (sí, sí) y modelo, sin haber renunciado por ello a hablar en nombre de los suyos, a reivindicar lo justo y a participar en proyectos con ideas propias.
Hay que recordar el telefilm con el que comenzó a ser reconocida, “Introducing Dolores Dandridge” - en la que participó como productora y que le valió sendos premios Emmy y Globo de Oro -, o la proclama antisistema de Warren Beatty en “Bulworth”, a quien mencionó entre otros en su larga lista de agradecimientos tras recoger el Oscar. Esa doble vertiente de Halle Berry se vislumbra claramente al hacer repaso de su filmografía, donde igual aparecen un par de largometrajes del inevitable Spike Lee, como “Fiebre salvaje” o “Girl 6”, como otro al lado de su opuesto en la industria, Eddie Murphy, con quien ha compartido reparto en “Boomerang”. En televisión ha protagonizado por ejemplo en la mini serie “Queen”, secuela de “Raíces”, y ha dado vida a la Reina de Saba, al tiempo que empezó a flirtear con superproducciones como “El último boyscout” y “Los Picapiedra”, un terreno en el que parece moverse a sus anchas dada su participación estelar en títulos como “Operación Swordfish” o “X Men” - de la que acaba de rodar secuela -, sin olvidar que su papel de chica Bond en la nueva (¿y definitiva?) entrega del agente 007, “Die Another Day”, la trae a España a rodar tan solo unos días después del Oscar.
Ahora este “Monster’s Ball”, donde comparte pantalla con Billy Bob Thornton y Heath Ledger y con el que ya obtuvo el Oso de Plata a la mejor actriz en la pasada Berlinale, le catapulta definitivamente al estrellato a sus 34 años. Hija de padre afroamericano y madre caucasiana, Halle Berry reúne los ingredientes precisos para contentar a unos y a otros. Ya es la chica de moda en Hollywood, la industria le ha erigido al olimpo de los premiados. Seguramente no se dormirá en los laureles como muchas otras y seguirá dando que hablar durante mucho tiempo. Ella es una chica combativa.
Nadie duda de los méritos interpretativos de la joven afroamericana Halle Berry ni de que sea merecedora del Oscar a la Mejor Actriz que recibió el pasado domingo noche por su esforzado papel en el intenso drama “Monster’s Ball”. Pero lo cierto es que desafortunadamente hasta ahora otras muchas tan excelentes como ella no han podido tener su misma oportunidad en esta feria de ganado de cine en que se han convertido los premios de Hollywood. De ahí la importancia extraordinaria de lo ocurrido esta semana, se trataba de la primera vez que una mujer de color se hacía con el Oscar para la actriz principal.
La maquina de sueños del celuloide norteamericano funciona con una precisión milimétricamente calculada a la perfección. Año tras año la gala de los Oscars se enfrenta a diferentes polémicas y prejuicios aparentemente prefabricados que dan algo de morbo esperando que se repitan alguna de esas salidas de tono que consiguen despertar al espectador a medio camino de la siesta de cuatro horas en que se ha convertido el acto. Ahora sólo hablan y hablan sin decir nada. En fin, que en el siglo XXI, meses después del Oncedeseptiembre lo realmente provocador, revolucionario, transgresor y aventurado hubiera sido un discurso a lo Rosa María Sardá en los Goya con apoyo propalestino incluido. Pero no, nos encontramos ahora todos los medios de comunicación congratulándonos por que se han ajustado unas cuentas pendientes de hace casi con un siglo, algo menos de lo que tarda la iglesia católica en pedir perdón por sus catastróficos errores.
Vuelvo al principio e insisto en los méritos de la Berry por haberse ganado el favor de la industria, por haber sabido erigirse como la nueva heroína negra, con papeles comprometidos, sabiendo moverse entre la televisión y el cine, con una cara resplandeciente, con un cuerpo y una elegancia que cumplen perfectamente los cánones de las revistas femeninas de rigor, herencia de sus inicios como miss (sí, sí) y modelo, sin haber renunciado por ello a hablar en nombre de los suyos, a reivindicar lo justo y a participar en proyectos con ideas propias.
Hay que recordar el telefilm con el que comenzó a ser reconocida, “Introducing Dolores Dandridge” - en la que participó como productora y que le valió sendos premios Emmy y Globo de Oro -, o la proclama antisistema de Warren Beatty en “Bulworth”, a quien mencionó entre otros en su larga lista de agradecimientos tras recoger el Oscar. Esa doble vertiente de Halle Berry se vislumbra claramente al hacer repaso de su filmografía, donde igual aparecen un par de largometrajes del inevitable Spike Lee, como “Fiebre salvaje” o “Girl 6”, como otro al lado de su opuesto en la industria, Eddie Murphy, con quien ha compartido reparto en “Boomerang”. En televisión ha protagonizado por ejemplo en la mini serie “Queen”, secuela de “Raíces”, y ha dado vida a la Reina de Saba, al tiempo que empezó a flirtear con superproducciones como “El último boyscout” y “Los Picapiedra”, un terreno en el que parece moverse a sus anchas dada su participación estelar en títulos como “Operación Swordfish” o “X Men” - de la que acaba de rodar secuela -, sin olvidar que su papel de chica Bond en la nueva (¿y definitiva?) entrega del agente 007, “Die Another Day”, la trae a España a rodar tan solo unos días después del Oscar.
Ahora este “Monster’s Ball”, donde comparte pantalla con Billy Bob Thornton y Heath Ledger y con el que ya obtuvo el Oso de Plata a la mejor actriz en la pasada Berlinale, le catapulta definitivamente al estrellato a sus 34 años. Hija de padre afroamericano y madre caucasiana, Halle Berry reúne los ingredientes precisos para contentar a unos y a otros. Ya es la chica de moda en Hollywood, la industria le ha erigido al olimpo de los premiados. Seguramente no se dormirá en los laureles como muchas otras y seguirá dando que hablar durante mucho tiempo. Ella es una chica combativa.