Estreno: "Instinto básico 2" o la atroz decadencia de una rubia
- por © NOTICINE.com
31-III-06
Por Alberto Duque López
"Basura" es el término que utiliza Manohla Dargis para referirse en el New York Times a la nueva película protagonizada por la madura y sensual Sharon Stone, "Instinto básico 2 / Bajos instintos 2", tan mediocre que sus distribuidores no se animaron a mostrarla a la prensa antes de su estreno. Hicieron bien. Cuando las primeras reseñas aparezcan ya la película llevará suficientes días en cartelera para no resultar afectada, si es que en Latinoamérica o Europa una película fracasa o triunfa según el respaldo de quienes escriben sobre cine.
Por supuesto, hay quienes acuden a la salas donde la exhiben con la esperanza de presenciar, como 14 años atrás en la primera parte de esta sórdida historia, el cruce y descruce de piernas más impúdico que Hollywood recuerde y el cual, según la actriz, fue filmado sin su consentimiento por el director Paul Verhoven. Nadie le creyó ese arrebato de pudor, sobre todo cuando en medio de carcajadas confesó después que le alegraba que los espectadores, tuvieran "una vista franca hasta Nebraska".
Con el pubis más admirado y publicitado de todos estos años, logró un papel importante en "Casino", de Scorsese, que le mereció un Globo de Oro y una nominación al Oscar. En lo que parece una broma, en otras tres ocasiones ha sido nominada al Globo. Estos mirones no quedarán defraudados ahora porque, durante los primeros minutos, conduciendo un auto bellísimo a toda velocidad por un Londres de vidrio, luces y asfalto, su personaje, Catherine Tramell, novelista policíaca. acompañada por un dopado y sumiso Stan Collymore, ex futbolista de Liverpool y Aston Villa, se hace complacer y se complace, confundiendo el apogeo del orgasmo con una zambullida salvaje en las aguas frías del Támesis. Por supuesto, como la hembra de algunas especies, lo abandona en su estertor porque no le satisface.
Después vendrán varias escenas sexuales que, según algunos, es mejor esperar a que salga el DVD para tener una idea más precisa de los desafueros sexuales de un personaje que a los 48 años despierta la envidia de las mujeres que la contemplan en la oscuridad de la sala y, en algunos casos, quisieran ser como ella, es decir, escribir y publicar exitosas novelas policíacas con base en sus experiencias personales.
Previsible, torpe, con unos diálogos opacos y unas interpretaciones cansadas, la película es una muestra de lo peor de Hollywood, en este caso, la explotación del sentido morboso de los espectadores que sueñan, con llevarse a la cama una hembra capaz de apretar la garganta de su amante de turno con una correa que le garantice una erección más prolongada y exitosa, finalidad que se cumple en medio de los estertores más ruidosos.
Este es un ejemplo típico de una película clase "B", tan alejada del otro cine que Hollywood tambièn produce, a regañadientes, dirigido por Jim Jarmush o Spike Lee o Woody Allen o Martin Scorsese, en el cual, también hay escenas de sexo pero menos tramposas.
Si el lector se queda hasta el final, hasta esa confrontación durante la cual, supuestamente, asistimos a la revelación de las claves oscuras y nos enteramos del verdadero argumento de esta mediocre película, entonces se sentirá incómodo y solo atinará a formularse una pregunta y formularla a los demás en la sala: "¿Es que el director piensa que los espectadores somos idiotas, que nos halaga presenciar una basura que no tiene pies ni cabeza y en la que ella, la rubia decadente, arrastra el peso muerto de una historia que debería, como el hermoso auto de las escenas iniciales, hundirse y quedarse en el fondo fangoso del río para siempre?. Quizás.
Por Alberto Duque López
"Basura" es el término que utiliza Manohla Dargis para referirse en el New York Times a la nueva película protagonizada por la madura y sensual Sharon Stone, "Instinto básico 2 / Bajos instintos 2", tan mediocre que sus distribuidores no se animaron a mostrarla a la prensa antes de su estreno. Hicieron bien. Cuando las primeras reseñas aparezcan ya la película llevará suficientes días en cartelera para no resultar afectada, si es que en Latinoamérica o Europa una película fracasa o triunfa según el respaldo de quienes escriben sobre cine.
Por supuesto, hay quienes acuden a la salas donde la exhiben con la esperanza de presenciar, como 14 años atrás en la primera parte de esta sórdida historia, el cruce y descruce de piernas más impúdico que Hollywood recuerde y el cual, según la actriz, fue filmado sin su consentimiento por el director Paul Verhoven. Nadie le creyó ese arrebato de pudor, sobre todo cuando en medio de carcajadas confesó después que le alegraba que los espectadores, tuvieran "una vista franca hasta Nebraska".
Con el pubis más admirado y publicitado de todos estos años, logró un papel importante en "Casino", de Scorsese, que le mereció un Globo de Oro y una nominación al Oscar. En lo que parece una broma, en otras tres ocasiones ha sido nominada al Globo. Estos mirones no quedarán defraudados ahora porque, durante los primeros minutos, conduciendo un auto bellísimo a toda velocidad por un Londres de vidrio, luces y asfalto, su personaje, Catherine Tramell, novelista policíaca. acompañada por un dopado y sumiso Stan Collymore, ex futbolista de Liverpool y Aston Villa, se hace complacer y se complace, confundiendo el apogeo del orgasmo con una zambullida salvaje en las aguas frías del Támesis. Por supuesto, como la hembra de algunas especies, lo abandona en su estertor porque no le satisface.
Después vendrán varias escenas sexuales que, según algunos, es mejor esperar a que salga el DVD para tener una idea más precisa de los desafueros sexuales de un personaje que a los 48 años despierta la envidia de las mujeres que la contemplan en la oscuridad de la sala y, en algunos casos, quisieran ser como ella, es decir, escribir y publicar exitosas novelas policíacas con base en sus experiencias personales.
Previsible, torpe, con unos diálogos opacos y unas interpretaciones cansadas, la película es una muestra de lo peor de Hollywood, en este caso, la explotación del sentido morboso de los espectadores que sueñan, con llevarse a la cama una hembra capaz de apretar la garganta de su amante de turno con una correa que le garantice una erección más prolongada y exitosa, finalidad que se cumple en medio de los estertores más ruidosos.
Este es un ejemplo típico de una película clase "B", tan alejada del otro cine que Hollywood tambièn produce, a regañadientes, dirigido por Jim Jarmush o Spike Lee o Woody Allen o Martin Scorsese, en el cual, también hay escenas de sexo pero menos tramposas.
Si el lector se queda hasta el final, hasta esa confrontación durante la cual, supuestamente, asistimos a la revelación de las claves oscuras y nos enteramos del verdadero argumento de esta mediocre película, entonces se sentirá incómodo y solo atinará a formularse una pregunta y formularla a los demás en la sala: "¿Es que el director piensa que los espectadores somos idiotas, que nos halaga presenciar una basura que no tiene pies ni cabeza y en la que ella, la rubia decadente, arrastra el peso muerto de una historia que debería, como el hermoso auto de las escenas iniciales, hundirse y quedarse en el fondo fangoso del río para siempre?. Quizás.