Colaboración: Oscars 2005, una lección de tolerancia en un año de suerte
- por © NOTICINE.com / Fotos: AFP
6-III-06
Por Jon Apaolaza
La Academia norteamericana nos dio una sorpresa, una traca final de esas que a los espectadores de los fuegos artificiales deja boquiabiertos. "Crash / Vidas cruzadas" ganó el Oscar a mejor película, aparte del de guión original y montaje que de antemano sonaban cantados. Que "Brokeback Mountain-en terreno vedado / Secreto en la montaña" no lograra esa estatuilla a mejor film del año no desmerece sus aciertos, y ahí están las estatuillas a Ang Lee y sus guionistas para certificarlo. La carrera este año era quizás de las más disputadas en mucho tiempo, al coincidir varias grandes películas que van a quedar para el recuerdo, las dos ya citadas, además de "Capote", "Buenas noches, y buena suerte", "Syriana", "Orgullo y prejuicio"... 2005 nos regaló una gran cosecha, y los Oscars este año han dado buena fe de esa diversidad de propuestas coincidentes en la calidad.
Llama la atención que el palmarés que nos presenta esta edición de los galardones de la Academia norteamericana tiene en buena parte un elemento común: un mensaje crítico, de tolerancia, liberal... que contrasta poderosamente con una doctrina oficial norteamericana mucho más conservadora y egocéntrica. Hollywood, o mejor sus profesionales votantes, han apostado por desafiar al poder establecido, empezando por el de los grandes estudios, que esta vez tuvo que conformarse con los premios técnicos. Han dicho al mundo que ahí estan los homosexuales y los transexuales, que debemos cuidarnos de las multinacionales del petróleo o la farmacia, que la brecha de la xenofobia, del clasismo, de la intolerancia, convive cada día con nosotros, que la libertad de expresión es una joya que hay que pulir y defender cada día, que en cada hombre hay en potencia un demonio y un dios, que el talento no va parejo necesariamente con la bondad ...
De esta edición de los galardones de la Academia me quedo aparte de lo ya dicho con ese homenaje a parte de lo bueno que nos ha dado al resto del mundo la historia de Hollywood, ese reconocimiento a los talentos del pasado, al viejo cine en blanco y negro... A unas historias y personajes que forman parte de nuestra vida y esperemos que -a pesar de perniciosas políticas de las televisiones generalistas- no caigan en el olvido. El pasado está lleno de grandes películas que hay que transmitir a las nuevas generaciones como si de una herencia se tratase. Son un tesoro cultural, ético y estético. Sin conocerlas no se puede pretender disfrutar del cine.
En esta ocasión pienso que debemos felicitar a la Academia por mostrarnos un cara tan progresista, por llenar el escenario de razas, culturas, nacionalidades y sexos diversos, por una ceremonia razonablemente agil, abierta y nostálgica. 2005 no ha brillado por sus grandes producciones, sino por títulos medios o pequeños que además de ser ideológicamente atrevidos han tenido un fuerte impacto social. Ojalá no hayamos vivido un simple momento coyuntural y casual, sino que desde el gigante norteamericano nos sigan mostrando que haciendo cine, cuando quieren, es muy difícil superarles.
Por Jon Apaolaza
La Academia norteamericana nos dio una sorpresa, una traca final de esas que a los espectadores de los fuegos artificiales deja boquiabiertos. "Crash / Vidas cruzadas" ganó el Oscar a mejor película, aparte del de guión original y montaje que de antemano sonaban cantados. Que "Brokeback Mountain-en terreno vedado / Secreto en la montaña" no lograra esa estatuilla a mejor film del año no desmerece sus aciertos, y ahí están las estatuillas a Ang Lee y sus guionistas para certificarlo. La carrera este año era quizás de las más disputadas en mucho tiempo, al coincidir varias grandes películas que van a quedar para el recuerdo, las dos ya citadas, además de "Capote", "Buenas noches, y buena suerte", "Syriana", "Orgullo y prejuicio"... 2005 nos regaló una gran cosecha, y los Oscars este año han dado buena fe de esa diversidad de propuestas coincidentes en la calidad.
Llama la atención que el palmarés que nos presenta esta edición de los galardones de la Academia norteamericana tiene en buena parte un elemento común: un mensaje crítico, de tolerancia, liberal... que contrasta poderosamente con una doctrina oficial norteamericana mucho más conservadora y egocéntrica. Hollywood, o mejor sus profesionales votantes, han apostado por desafiar al poder establecido, empezando por el de los grandes estudios, que esta vez tuvo que conformarse con los premios técnicos. Han dicho al mundo que ahí estan los homosexuales y los transexuales, que debemos cuidarnos de las multinacionales del petróleo o la farmacia, que la brecha de la xenofobia, del clasismo, de la intolerancia, convive cada día con nosotros, que la libertad de expresión es una joya que hay que pulir y defender cada día, que en cada hombre hay en potencia un demonio y un dios, que el talento no va parejo necesariamente con la bondad ...
De esta edición de los galardones de la Academia me quedo aparte de lo ya dicho con ese homenaje a parte de lo bueno que nos ha dado al resto del mundo la historia de Hollywood, ese reconocimiento a los talentos del pasado, al viejo cine en blanco y negro... A unas historias y personajes que forman parte de nuestra vida y esperemos que -a pesar de perniciosas políticas de las televisiones generalistas- no caigan en el olvido. El pasado está lleno de grandes películas que hay que transmitir a las nuevas generaciones como si de una herencia se tratase. Son un tesoro cultural, ético y estético. Sin conocerlas no se puede pretender disfrutar del cine.
En esta ocasión pienso que debemos felicitar a la Academia por mostrarnos un cara tan progresista, por llenar el escenario de razas, culturas, nacionalidades y sexos diversos, por una ceremonia razonablemente agil, abierta y nostálgica. 2005 no ha brillado por sus grandes producciones, sino por títulos medios o pequeños que además de ser ideológicamente atrevidos han tenido un fuerte impacto social. Ojalá no hayamos vivido un simple momento coyuntural y casual, sino que desde el gigante norteamericano nos sigan mostrando que haciendo cine, cuando quieren, es muy difícil superarles.