OPINIÓN: Hollywood apuesta este año por lo "políticamente incorrecto"

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Crash
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Buenas noches...Crash2-II-06

Por Frank Padrón

"Brokeback Mountain", "Capote", "Crash", "Buenas noches, y buena suerte" y Munich, las cinco mejores películas del año según ha dado a conocer la Academia de Hollywood, acarrean una primera observación: hacía mucho que el organismo profesional estadounidense no mostraba tal audacia, mejor, tal iconoclasia en sus propuestas a los Oscar, y si bien esto implica otro tipo de publicidad (limpiar una imagen esclerosada, demostrar imparcialidad y objetividad, posar de "avant garde"...) no deja de ser estimulante que los ortodoxos académicos cedan finalmente ante el concepto frente a la técnica, a la idea frente a los efectos especiales, a lo que dejan las películas en la mente y el corazón de los gentes antes que los posibles millones en la taquilla.

Todas y cada una de las cinco nominadas a mejor película tratan temas inconcebibles para los premios hace unos años: homosexualidad, conflictos raciales, terrorismo y la caza de brujas. Además, la mayoría ellas, como también las que aspiran a mejor guión, no superan los 30 millones de dólares de financiación, una bagatela teniendo en cuenta los habituales parámetros de Hollywood.

No le queda otro remedio a la Academia que intentar la exploración de nuevos caminos en un momento de inescamoteable crisis. Los espectadores, sobre todo jóvenes, abandonan las salas y se sitúan cómodamente ante sus computadoras a "ordenar el mundo", a recibir sólo lo que les interesa. Pero, volviendo a las nominaciones, si tenemos en cuenta que los Globos de Oro (premios de la prensa extranjera acreditada en Los Angeles) resultan generalmente una antesala de los Oscar, rasero de éste, no hay nada de qué sorprenderse.

Repasemos las cinco nominaciones a mejor película del año (que se hacen extensivas esta vez, en todos los casos, a sus respectivos directores compitiendo en tal rubro): "Crash", de Paul Haggis: un film coral que recoge las cotidianas crisis raciales en Los Angeles (microcosmos, símbolo del país todo); "Munich", la última película de Steven Spielberg , sobre el terrorismo árabe (verdadero dolor de cabeza sobre todo en Estados Unidos), "Capote", de Bennett Miller, con Philip Seymour Hoffman, habitual secundario, en torno al escritor Truman Capote en la etapa que investigaba los asesinatos que luego narró en su novela "A sangre fría"; "Buenas noches, y buena suerte", de George Clooney (que compite además como guionista y como actor secundario por "Syriana"), centrada en el periodista Edward Murrow y su cruzada contra "la caza de brujas" y la censura impuesta por el senador McCarthy en los años cincuenta, y -por supuesto- la favorita, "Brokeback Mountain", la gran triunfadora con cuatro galardones en la 63ª edición de los Globos de Oro, un acto de valentía del taiwanés Ang Lee adaptando la novela de Annie Proulx, aunque nada asombroso en un cineasta que ya había tocado el tema a principios de los 90 con su excepcional "Banquete de bodas", sólo que ahora llega más lejos, pues la ubicación de su drama homo, tiene lugar en el mítico western, paradigma en Estados Unidos justamente de lo contrario: la virilidad, el heterosexismo más rancio, y que ha conseguido ocho candidaturas, entre ellas mejor película, director, guión adaptado y varias actuaciones.

Mal momento para los millones

Evidentemente, no es el turno, por suerte, para los "supertítulos" de los estudios: si había una superproducción compitiendo en esta edición de los Oscar, sin duda era "King Kong", 200 millones para que Peter Jackson, el último niño mimado de Hollywood, se diera el gustazo de homenajear al clásico que le cautivó en su infancia. Y ha sido la gran olvidada en las diez grandes categorías (opta a cuatro premios técnicos menores). Lo mismo ha sucedido con otras "grandes" plagadas de efectos visuales o fastuosas escenografías como "Las crónicas de Narnia", "Star Wars: Episode III", "La guerra de los mundos", "Cinderella Man" o "Memorias de una Geisha".

Algunos de los detallitos "entretelones" serían: la oportunidad de impulsar la carrera de una joven y bien vista promesa, que este año parece ser la británica Keira Knightley por "Orgullo y prejuicio" basada en la novela de su coterránea Jane Austen; el irreverente (y anti-académico) Woody Allen, el cual vuelve a ser reconocido por la Academia con una nominación a mejor guión original por "Match Point", mientras "El jardinero fiel", primera producción en inglés del brasileño Fernando Meirelles ("Ciudad de Dios") no ha obtenido todo lo esperado, aunque opta al mejor guión adaptado, montaje, música y actriz secundaria. Debemos también resaltar el hecho de varios músicos latinos propuestos en el rubro correspondiente (Gustavo Santaolalla, Alberto Iglesias y Dario Marianelli) que se enfrentan en leonina competencia a un único rival de lujo, por demás preferido de Hollywood y verdadera institución de las bandas sonoras del cine norteamericano: John Williams (que compite por dos films).

Lo cierto, lo importante, es que este año el Oscar parece abierto a un mejor cine, producción "políticamente incorrecta" y fuera de sus habituales linderos. Pero, ¿"abierto" escribí?. Creo sería mejor decir "rendido". De cualquier manera, será el pensamiento, la idea y el arte, quienes entonces salgan ganando, al margen de los títulos y cineastas que consigan finalmente las preciadas estatuillas.