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16-I-06

Vitalista, siempre sin complejos, capaz de ser señora entrañable o mujer fatal, Shelley Winters, quien falleció el pasado sábado en Los Angeles a los 85 años, fue una de las figuras más peculiares del Olimpo de Hollywood. A pesar de no acoplarse exactamente salvo en su juventud a los parámetros de la chica guapa que enamora a las cámaras y de por tanto no haber tenido tantas oportunidades protagonistas como otras, Winters logró dos Oscars, fue candidata a otras dos estatuillas más, e intervino en un centenar largo de producciones de cine y TV. Las más recordadas son "El gran Gatsby", "Un lugar en el sol", "La noche del cazador", "El diario de Ana Frank", "Lolita", "Alfie" o "La aventura del Poseidón".

Nacida en East St. Louis (Illinois) como Shirley Schrift el 18 de agosto de 1920, la actriz llevaba tiempo padeciendo problemas de salud. Celebró en una silla de ruedas su 85 cumpleaños y el pasado octubre fue internada en el Centro de Rehabilitación de Beverly Hills tras sufrir un ataque cardíaco, que se le reprodujo el sábado, falleciendo por esta causa.

Chica del coro en clubs neoyorquinos, luego actriz teatral de reparto y finalmente "pin up" en el Hollywood de los 50, Winters se preocupó de mejorar como actriz, y así se convirtió en aventajada alumna del Actors Studio. Cuando llegó a Los Angeles, compartió apartamento con otra estrella en ciernes, Marilyn Monroe.

Propensa a engordar, fue capaz de convencer a productores y directores para que le permitieran seguir haciendo de mujer sensual a pesar de los kilos de más, con excelentes resultados. Sin embargo, su primera candidatura al Oscar la obtuvo en 1952 con "Un lugar en el sol", al lado de Montgomery Clift y Elizabeth Taylor. Ocho años después la estatuilla se materializó como secundaria en "El diario de Ana Frank".

El segundo Oscar, también como actriz de reparto, le llegó con la poco conocida historia de amor interracial "Un retazo de azul / a patch of blue", personaje que se dijo que odiaba, y recogió su recompensa con un breve agradecimiento.

Finalmente, en 1973, a pesar de no lograr la estatuilla con su cuarta nominación, aquel papel en "La aventura del Poseidón", una voluntariosa dama pasada de kilos que lograba sobrevivir al naufragio de un paquebote gracias a su pasado de nadadora, quedó en la memoria del espectador por encima de muchos otros en su carrera. En 1999 se despidió del cine, tras unos últimos años poco afortunados.

Se casó tres veces, dos de ellas con conocidos actores (Tony Franciosa y el italiano Vittorio Gassman), y no tuvo problemas para en varios libros autobiográficos relatar otras aventuras con famosos colegas como Burt Lancaster, William Holden, Marlon Brando, Errol Flynn, Clark Gable o Sean Connery. Muchos la temieron por su lengua afilada a la hora de juzgar a otros miembros de la industria.