ESTRENO: "Memorias de una geisha", el misterio de oriente a través de la mirada occidental
- por © Cynthia M. García-NOTICINE.com
12-I-06
El escritor estadounidense Arthur Golden descubrió ocho años atrás el misterioso mundo de las geishas con su libro "Memorias de una geisha", una novela que rápidamente se convirtió en un best-seller, vendiendo cuatro millones de copias en inglés y siendo traducida a 32 idiomas. Como era de esperarse, Hollywood puso sus ojos inmediatamente en tamaño suceso literario, pero dar forma final a su adaptación cinematográfica fue un largo proceso de gestación, al cual finalmente se puede acceder a partir de este 12 de enero en territorio latinoamericano y una semana después en España.
Años antes de la Segunda Guerra Mundial, una niña japonesa, Chiyo, es vendida a una casa de geishas ante la precaria situación económica de su familia y la enfermedad de su madre. La pequeña comienza siendo apenas una sirviente, sufriendo los constantes maltratos de Hatsumomo (Gong Li), una de las geishas más renombradas de su distrito, tan bella como temperamental. Agobiada por su situación, Chiyo no cree encontrar salida a su triste realidad, pero un encuentro fortuito con un poderoso hombre (Ken Watanabe), que paseaba junto a dos geishas y le muestra una bondad que no había experimentado, provoca que adquiera una meta en su vida: convertirse en geisha y así poder reecontrarse con él. Los años pasan y las cosas no se modifican, hasta que la respetada geisha Mameha (Michelle Yeoh) decide tomarla bajo su ala y transformarla en la geisha más deseada de su época, reinventándola bajo el nombre de Sayuri (Ziyi Zhang). Mientras busca lograr su objetivo y la rivalidad con Hatsumomo toma nueva fuerza, persigue su secreto deseo de reencontrarse con aquel hombre que le cambió la existencia, en tanto que se aproxima una guerra que modificará sus vidas.
"Memorias de una geisha" fue un proyecto que nació para ser rodado por Steven Spielberg, pero que por diversos motivos no terminó de concretarse, quizá por la sensación de que los espectadores occidentales no se dejaría seducir por una historia con personajes orientales. Probablemente la fascinación que comenzó a crecer en estos últimos años por los diversos aspectos de la cultura de Oriente, y el éxito de algunos films asiáticos como "Tigre y dragón" o la notable influencia del cine de terror y acción en las películas hollywoodienses -"Matrix", "Kill Bill", "The Ring"- haya provocado que los productores pusieran finalmente en marcha este ansiado film, dejando la dirección en manos de un Rob Marshall recién salido de aquel suceso que fue "Chicago", ante la imposibilidad de que tomara el mando Spielberg, quien se limitó al rol de productor.
Siendo conciente de que este es un largometraje dirigido al gran público, Marshall busco para el rol principal de Sayuri, la heroína de esta historia, a una actriz sumamente talentosa pero que es también el rostro oriental más reconocido en occidente: Ziyi Zhang. La joven china de 26 años, que ganó fama con "Tigre y dragón", tuvo su pequeña incursión en el cine comercial estadounidense con "Hora Punta 2" pero que es definitivamente la niña de los ojos del cine chino de exportación que asombra en los festivales europeos -protagonizó "La casa de las dagas voladoras" y "2046", entre otras-, resultó seleccionada por considerarse la adecuada para este rol, es decir, que cumplía con los requisitos de ser una gran actriz, bella, carismática y con gran aceptación por parte de la audiencia occidental, más allá de no ser japonesa, lo cual provocó el inmediato rechazo de los nipones y posteriormente de los chinos por ver a su estrella convertida en una "prostituta", un término erróneo con el que se suele definir a una geisha.
Los principales personajes secundarios fueron cubiertos por otras dos intérpretes que tampoco tienen nacionalidad japonesa: la malaya Michelle Yeoh y la china Gong Li, dos celebridades asiáticas que sin embargo no fueron tan criticadas como Zhang, quien quizá aun deba rendir cuentas por ser tan exitosa a tan temprana edad. Ken Watanabe, reconocido por su intervención en "El último samurái", da vida al interés amoroso de Zhang, mientras su compatriota Youki Kudoh ("Tren misterioso", "Mientras nieva sobre los cedros") completa el elenco principal interpretando a la compañera de aventuras de Sayuri.
A la manera de una Cenicienta oriental, el drama de "Memorias de una geisha" se centra en el sufrimiento que debe acarrear su protagonista para alcanzar la felicidad. Esta historia harta conocida se vuelve trascendente de acuerdo al marco que se le otorga, en este caso, la cuota de originalidad e interés pasa por su ambientación en el misterioso y desconocido mundo de las geishas, el cual ha perdido vigor en Japón y en occidente ha generado malentendidos, ya que tras la Segunda Guerra Mundial muchas prostitutas se hacían pasar por geishas para atraer a los soldados extranjeros, una cuestión que el film explica adecuadamente. Este rico universo de tradiciones, colores y arte -porque la geisha es ante todo una artista que entretiene a su cliente en base a seducción y sofisticación- sabe a poco en manos de Marshall, quien en lugar de explotar su belleza y magnetismo se concentra en sacar partido al aspecto melodramático del modo más simple, centrándose en dos puntos: el enfrentamiento de Sayuri con Hatsumomo y la persecución del amor representado en ese hombre que conoció en su infancia, los cuales resuelve sin la cuota necesaria de emotividad y con una formalidad agobiante.
Con una buena historia como base, un gran equipo técnico y un exquisito reparto, solo se puede atribuir a esa obsesión de Marshall por cuidar todo al detalle de una forma tan académica en lugar de asumir algún riesgo, que un producto de estas características termine siendo fallido. Sin duda quien saca el mayor provecho de este largometraje es Zhang, quien gracias a esta primera intervención en el cine en inglés -muy correcta- tiene un ingreso soñado a Hollywood y la posibilidad de hacer historia, ya que es la primera actriz china en ser nominada al Globo de Oro y el SAG (galardón del gremio de actores), y muy probablemente al premio Oscar.
El escritor estadounidense Arthur Golden descubrió ocho años atrás el misterioso mundo de las geishas con su libro "Memorias de una geisha", una novela que rápidamente se convirtió en un best-seller, vendiendo cuatro millones de copias en inglés y siendo traducida a 32 idiomas. Como era de esperarse, Hollywood puso sus ojos inmediatamente en tamaño suceso literario, pero dar forma final a su adaptación cinematográfica fue un largo proceso de gestación, al cual finalmente se puede acceder a partir de este 12 de enero en territorio latinoamericano y una semana después en España.
Años antes de la Segunda Guerra Mundial, una niña japonesa, Chiyo, es vendida a una casa de geishas ante la precaria situación económica de su familia y la enfermedad de su madre. La pequeña comienza siendo apenas una sirviente, sufriendo los constantes maltratos de Hatsumomo (Gong Li), una de las geishas más renombradas de su distrito, tan bella como temperamental. Agobiada por su situación, Chiyo no cree encontrar salida a su triste realidad, pero un encuentro fortuito con un poderoso hombre (Ken Watanabe), que paseaba junto a dos geishas y le muestra una bondad que no había experimentado, provoca que adquiera una meta en su vida: convertirse en geisha y así poder reecontrarse con él. Los años pasan y las cosas no se modifican, hasta que la respetada geisha Mameha (Michelle Yeoh) decide tomarla bajo su ala y transformarla en la geisha más deseada de su época, reinventándola bajo el nombre de Sayuri (Ziyi Zhang). Mientras busca lograr su objetivo y la rivalidad con Hatsumomo toma nueva fuerza, persigue su secreto deseo de reencontrarse con aquel hombre que le cambió la existencia, en tanto que se aproxima una guerra que modificará sus vidas.
"Memorias de una geisha" fue un proyecto que nació para ser rodado por Steven Spielberg, pero que por diversos motivos no terminó de concretarse, quizá por la sensación de que los espectadores occidentales no se dejaría seducir por una historia con personajes orientales. Probablemente la fascinación que comenzó a crecer en estos últimos años por los diversos aspectos de la cultura de Oriente, y el éxito de algunos films asiáticos como "Tigre y dragón" o la notable influencia del cine de terror y acción en las películas hollywoodienses -"Matrix", "Kill Bill", "The Ring"- haya provocado que los productores pusieran finalmente en marcha este ansiado film, dejando la dirección en manos de un Rob Marshall recién salido de aquel suceso que fue "Chicago", ante la imposibilidad de que tomara el mando Spielberg, quien se limitó al rol de productor.
Siendo conciente de que este es un largometraje dirigido al gran público, Marshall busco para el rol principal de Sayuri, la heroína de esta historia, a una actriz sumamente talentosa pero que es también el rostro oriental más reconocido en occidente: Ziyi Zhang. La joven china de 26 años, que ganó fama con "Tigre y dragón", tuvo su pequeña incursión en el cine comercial estadounidense con "Hora Punta 2" pero que es definitivamente la niña de los ojos del cine chino de exportación que asombra en los festivales europeos -protagonizó "La casa de las dagas voladoras" y "2046", entre otras-, resultó seleccionada por considerarse la adecuada para este rol, es decir, que cumplía con los requisitos de ser una gran actriz, bella, carismática y con gran aceptación por parte de la audiencia occidental, más allá de no ser japonesa, lo cual provocó el inmediato rechazo de los nipones y posteriormente de los chinos por ver a su estrella convertida en una "prostituta", un término erróneo con el que se suele definir a una geisha.
Los principales personajes secundarios fueron cubiertos por otras dos intérpretes que tampoco tienen nacionalidad japonesa: la malaya Michelle Yeoh y la china Gong Li, dos celebridades asiáticas que sin embargo no fueron tan criticadas como Zhang, quien quizá aun deba rendir cuentas por ser tan exitosa a tan temprana edad. Ken Watanabe, reconocido por su intervención en "El último samurái", da vida al interés amoroso de Zhang, mientras su compatriota Youki Kudoh ("Tren misterioso", "Mientras nieva sobre los cedros") completa el elenco principal interpretando a la compañera de aventuras de Sayuri.
A la manera de una Cenicienta oriental, el drama de "Memorias de una geisha" se centra en el sufrimiento que debe acarrear su protagonista para alcanzar la felicidad. Esta historia harta conocida se vuelve trascendente de acuerdo al marco que se le otorga, en este caso, la cuota de originalidad e interés pasa por su ambientación en el misterioso y desconocido mundo de las geishas, el cual ha perdido vigor en Japón y en occidente ha generado malentendidos, ya que tras la Segunda Guerra Mundial muchas prostitutas se hacían pasar por geishas para atraer a los soldados extranjeros, una cuestión que el film explica adecuadamente. Este rico universo de tradiciones, colores y arte -porque la geisha es ante todo una artista que entretiene a su cliente en base a seducción y sofisticación- sabe a poco en manos de Marshall, quien en lugar de explotar su belleza y magnetismo se concentra en sacar partido al aspecto melodramático del modo más simple, centrándose en dos puntos: el enfrentamiento de Sayuri con Hatsumomo y la persecución del amor representado en ese hombre que conoció en su infancia, los cuales resuelve sin la cuota necesaria de emotividad y con una formalidad agobiante.
Con una buena historia como base, un gran equipo técnico y un exquisito reparto, solo se puede atribuir a esa obsesión de Marshall por cuidar todo al detalle de una forma tan académica en lugar de asumir algún riesgo, que un producto de estas características termine siendo fallido. Sin duda quien saca el mayor provecho de este largometraje es Zhang, quien gracias a esta primera intervención en el cine en inglés -muy correcta- tiene un ingreso soñado a Hollywood y la posibilidad de hacer historia, ya que es la primera actriz china en ser nominada al Globo de Oro y el SAG (galardón del gremio de actores), y muy probablemente al premio Oscar.