James Dean, 50 años después: El rebelde gigante del Edén

por © J.A.-NOTICINE.com
En varios de sus films
En varios de sus films
En varios de sus films30-IX-05

Junto a Marilyn y Charles Chaplin integra la santísima trinidad del cielo de Hollywood. Y eso que James Dean sólo llegó a rodar seis películas, la mitad como intérprete destacado. A pesar de ello, su figura se multiplica en todo tipo de artículos de consumo, que venden su imagen de chico guapo, joven, individualista, rebelde, tranquilo y estético, adosada a ropa vaquera, gafas de sol, refrescos y cientos de otros productos. Esto sigue ocurriendo cincuenta años después de su muerte accidental y prematura, que le convirtió en el más hermoso cadáver y el símbolo de cada generación perdida en el fragor de la vida.

James Byron Dean había nacido el 8 de febrero de 1931, hijo de un mecánico dentista radicado en Fairmont (Indiana). No tuvo una feliz infancia. Quedó huérfano de madre a los 8 años y unos tíos se convirtieron en padres adoptivos. La ausencia de su madre y la miopía lastraron una infancia y adolescencia sin amigos. El teatro fue su refugio y el escenario de sus primeros reconocimientos. Actor aficionado, pasó a estudiar Arte Dramático en la Universidad de Santa Mónica. Le pagaron 10 dólares (su primer sueldo como profesional) por anunciar Pepsi-Cola, y tras un papel menor en un telefilm, se trasladó a Nueva York para proseguir su formación y su carrera. Se matriculó en el Actor's Studio mientras sobrevivía en los típicos trabajos de pre-estrella: camarero, cobrador de autobús...

En 1952 llamó la atención en la obra "See the jaguar" y al año siguiente otro papel más importante, en "The inmoralist", le hizo ganar el premio al mejor intérprete joven de Broadway. Elia Kazan se fijó en él para el papel de Caleb en "Al este del Edén", ya que quería a un actor nuevo y desconocido. Dean dejó en la cuneta a otro joven debutante de la época, Paul Newman, al que el destino recompensaría con otros dos personajes destinados al joven rebelde, los de "Marcado por el odio" y "El zurdo", que no pudo asumir por su prematura muerte.

"Al este del Edén" y después "Rebelde sin causa", de Nicholas Ray, forjaron su personalidad ante el público, muy próxima a la suya real.

Antes de que se estrenara su película "Gigante", dirigida por George Stevens, en la que intentaba demostrar que no sólo valía para ídolo juvenil, fallecía en un accidente de carretera, al volante de su Porsche Spyder. Unos días antes de aquel 30 de septiembre de 1955, se había fotografiado junto a un ataúd y había pronunciado un credo que se convirtió en epitafio: "Vivir rápido, morir joven y ser un bello cadáver".

Nunca nadie con tan escaso currículum logró tanto en la industria cinematográfica. Como le pasó a Marilyn, la muerte representó el pistoletazo de salida para el mito, que hoy sigue rodando por las autopistas del mundo a una velocidad aún mayor que los 170 kilómetros por hora a los que corría su coche deportivo.