Los trapitos del Oscar
- por © Laura de la Torre-NOTICINE.com
26-III-01
Un año más las estrellas volvieron a brillar con más intensidad de la habitual en el firmamento del Shrine Auditorium, el espejo de Hollywood. Con su mejor sonrisa, sus joyas y sus vestidos nuevos, los actores y actrices fueron desfilando, ante el mundo entero, por la roja alfombra que llevaba al interior del recinto. Mientras, los menos privilegiados veíamos el acontecimiento a través de la pantalla de televisión con la única preocupación (a parte de ir contando las estatuillas que iban acumulando cada película) de estudiar a fondo los trapitos que llevaban encima los guapos y guapas.Sabiéndose observadas por miles de millones de ojos, las féminas optaron mayoritariamente por el sobrio negro. Como ejemplo, la reina de la noche, Julia Roberts, con un traje de Valentino de extremada elegancia con listas blancas que nacían en el escote, rodeaban el cuello y terminaban en una pequeña cola. Sin embargo, el tan original vestido, no le dejaba toda la libertad para caminar que ella hubiera deseado. Completaba su atuendo el pelo recogido al más puro estilo Audrey Hepburn. Quizás la más elegante de todas.
Caterine Zeta-Jones fue otra que optó el negro. El corsé se ajustaba a su cintura y dejaba los hombros al descubierto. Su casi insultante belleza, deslubró a todos entre los que, como no, se encotraba su Michael Douglas que la miró toda la noche con ojitos tiernos. Negro era también el vestido de Penélope Cruz, como siempre muy bella pero con un look demasiado “españolizado” y algo triste. Mucho mejor el vestido azul claro del pasado año, cuando gritó aquello de ¡¡¡Pedroooo!!!. Juliette Binoche también de negro, con mil perlas estilo años 20. Sin ningún exceso y llevando la contraria, Angelina Jolie, con traje pantalón de blanco inmaculado.
No faltaron los rojos pasión, como los de Sigourney Weaver, Judy Dench o Laura Linney. Los vertiginosos escotes de algunas como el del vestido, diseño Versace, de Hilary Swank, nos quitaron el hipo y hasta el sueño, para deleite de muchos y envidia de otras. Destacaremos dentro de este grupo la atrevida transparencia de Jennifer López que, como ya era de esperar, dejó a la vista de todos sus más que deseados encantos boricuas. Las plumas también hicieron acto de presencia: la mayor exponente la “gallinacea” Björk, que con su carita infantil parecía recién salida del corral de “Chicken Run”.Los caballeros, de Armani por regla general. Hubo largas y elegantísmas levitas como la de Samuel L. Jackson cuya impresionante presencia llenó literalmente el escenario en el momento de su presentación. Y nos dio algo de pena ese Tom Cruise tan triste, solo y sin corbata.Nada, que después de haber visto ese derroche de glamour y belleza, una intenta pasar lo más rápido posible por delante del espejo. Pero desde aquí querríamos hacer una inocente, aunque prudente recomendación para las futuras premiadas: Cuando suban al escenario a recoger su correspondiente Oscar, no olviden dar las gracias también, a parte de padres, madres, amigos y vecinos, a su cirujano plástico, por si acaso se enfada. Que tengan presente que su futuro como actriz puede estar en sus manos.
Un año más las estrellas volvieron a brillar con más intensidad de la habitual en el firmamento del Shrine Auditorium, el espejo de Hollywood. Con su mejor sonrisa, sus joyas y sus vestidos nuevos, los actores y actrices fueron desfilando, ante el mundo entero, por la roja alfombra que llevaba al interior del recinto. Mientras, los menos privilegiados veíamos el acontecimiento a través de la pantalla de televisión con la única preocupación (a parte de ir contando las estatuillas que iban acumulando cada película) de estudiar a fondo los trapitos que llevaban encima los guapos y guapas.Sabiéndose observadas por miles de millones de ojos, las féminas optaron mayoritariamente por el sobrio negro. Como ejemplo, la reina de la noche, Julia Roberts, con un traje de Valentino de extremada elegancia con listas blancas que nacían en el escote, rodeaban el cuello y terminaban en una pequeña cola. Sin embargo, el tan original vestido, no le dejaba toda la libertad para caminar que ella hubiera deseado. Completaba su atuendo el pelo recogido al más puro estilo Audrey Hepburn. Quizás la más elegante de todas.
Caterine Zeta-Jones fue otra que optó el negro. El corsé se ajustaba a su cintura y dejaba los hombros al descubierto. Su casi insultante belleza, deslubró a todos entre los que, como no, se encotraba su Michael Douglas que la miró toda la noche con ojitos tiernos. Negro era también el vestido de Penélope Cruz, como siempre muy bella pero con un look demasiado “españolizado” y algo triste. Mucho mejor el vestido azul claro del pasado año, cuando gritó aquello de ¡¡¡Pedroooo!!!. Juliette Binoche también de negro, con mil perlas estilo años 20. Sin ningún exceso y llevando la contraria, Angelina Jolie, con traje pantalón de blanco inmaculado.
No faltaron los rojos pasión, como los de Sigourney Weaver, Judy Dench o Laura Linney. Los vertiginosos escotes de algunas como el del vestido, diseño Versace, de Hilary Swank, nos quitaron el hipo y hasta el sueño, para deleite de muchos y envidia de otras. Destacaremos dentro de este grupo la atrevida transparencia de Jennifer López que, como ya era de esperar, dejó a la vista de todos sus más que deseados encantos boricuas. Las plumas también hicieron acto de presencia: la mayor exponente la “gallinacea” Björk, que con su carita infantil parecía recién salida del corral de “Chicken Run”.Los caballeros, de Armani por regla general. Hubo largas y elegantísmas levitas como la de Samuel L. Jackson cuya impresionante presencia llenó literalmente el escenario en el momento de su presentación. Y nos dio algo de pena ese Tom Cruise tan triste, solo y sin corbata.Nada, que después de haber visto ese derroche de glamour y belleza, una intenta pasar lo más rápido posible por delante del espejo. Pero desde aquí querríamos hacer una inocente, aunque prudente recomendación para las futuras premiadas: Cuando suban al escenario a recoger su correspondiente Oscar, no olviden dar las gracias también, a parte de padres, madres, amigos y vecinos, a su cirujano plástico, por si acaso se enfada. Que tengan presente que su futuro como actriz puede estar en sus manos.