"Madame Claude" (1977) vs "Madame Claude" (2021): El feminismo cambia la manera de narrar
- por © Lucía Martín Muñoz-NOTICINE.com
Los tiempos cambian, y con ellos la forma en la que tienen ciertos temas de representarse en la pantalla. Esto se muestra de manera muy explícita con el largometraje "Madame Claude", recientemente estrenado en la plataforma de streaming de Netflix, en el que ofrece una nueva forma de narrar la historia de la proxeneta más famosa de Francia, Madame Claude. Una visión más feminista y crítica con la prostitución que el film bajo el mismo título, dirigido por Just Jaeckin, y que data de 1977.
Ambas películas narran la historia real de Fernande Grudete, la proxeneta más importante de la República Francesa. Esta mujer regentaba en un hotel situado en la 32 rue de Boulainvilliers, y que, con más de 500 chicas a su servicio, constituía la red de prostitución de lujo más grande de todo el país. Lo relevante de su historia no es la fortuna que amasaba, sino la rentabilidad de influencias que conseguía, ya que eran los altos cargos del país, y de otros, como el Presidente de EEUU, Kennedy, los que acudían al lugar.
Sin dudas, se trata de una historia merecedora de llevar a pantalla, aunque la diferencia de más de 40 años entre ambos films, ha supuesto que se narren de forma completamente diferente. Mientras que Jaeckin lo utilizaba como contexto para mostrar mujeres desnudas en un momento de liberación sexual en Europa, Netflix ofrece -ahora bajo la dirección de una mujer, Sylvie Verheyde- tan solo imágenes sexuales necesarias para avanzar la trama y hacer reflexionar al espectador sobre la explotación sexual.
Los contextos de los años en los que se rodaron los títulos, son muy distintos, sobre todo en la percepción que se tiene sobre la figura de la mujer. A finales de los años 70, las ideas sobre la igualdad de género de la filósofa y profesora, Simone de Beauvoir, apenas empezaban a expandirse, y en Europa comenzaba un movimiento de apertura sexual. Jaeckin fue el padre de esa ola de softporno y de cine erótico, que hubo en el cine europeo, y que llevaría a la gran pantalla cintas como "Emmanuelle" (1974), en la que no solo se mostraban escenas de sexo, sino también violaciones y escenas de masturbación, y que llegó a más de 300 millones de espectadores; o "Historia de O", en la que se muestran varios rituales sadomasoquistas, y que es considerada su mejor trabajo. De hecho, con sus obras rompió la barrera que prohibía exhibir cine erótico, y a partir de sus títulos comenzaron a realizarse más películas del estilo. Esta representación de mujeres sometidas y cosificadas se repetían en sus films, cualidades que se representan en las prostitutas de "Madame Claude".
Por su parte, el desarrollo del movimiento feminista sobre todo durante los últimos años con el Movimiento Me Too, Ni una menos, o Marea Morada, ha provocado no solo que la industria cinematográfica haya dado mayor importancia al papel de la mujer en sus producciones, sino que se represente un prototipo muy diferente en ellas: más empoderadas y menos sexualizadas.
La plataforma de streaming de Netflix, de hecho, estrenaba hace poco tiempo cintas como "Neveka" (2021), "Sky rojo" (2021) o "Moxie" (2021) en los que las que se muestran a mujeres como protagonistas de unos hechos en los que se critica el contexto machista en el que viven. La liberación de la opresión de la mujer o la lucha de estas en un sistema patriarcal, son temas muy relevantes y crecientes en la industria cinematográfica actual.
Es cierto que ambos narran la historia de Madame Claude, pero el contexto histórico no es el mismo, ni la motivación, ni tampoco el público, por lo que las diferencias en el metraje son abismales.
Mientras que en la cinta de Jaeckin utiliza cualquier pretexto para reproducir en pantalla una escena de sexo o mujeres desnudas, la plataforma de streaming opta por ser menos explícita y decide mostrar principalmente las expresiones faciales de las prostitutas durante la relación sexual.
La motivación del francés, era mostrar a mujeres desnudas para un público principalmente masculino, que empezaba a interesarse por este tipo de films que rozan el porno; por su parte, en la visión de 2021, pretende atraer a un público feminista al que se le refuerza la percepción de la prostitución como una forma de sometimiento, cosificación y trata sexual.
Ejemplo de estos argumentos, son las formas de mostrar las relaciones sexuales. En la de finales de los 70, parece que las prostitutas disfrutan del sexo y que realmente ejercían voluntariamente su trabajo; lo que choca completamente con la visión más dura que se hace en esta nueva narración, en la que se critica a la industria de la prostitución. En estas se enseña al espectador las vejaciones, violencia y malos tratos que pasan las chicas a la hora de realizar un servicio, que para nada disfrutan de lo que están haciendo y que se refleja en sus caras. De esta forma, consigue que el espectador empatice tras ver imágenes de unos cuerpos inertes que hasta parecen estar muertos en manos de unos depravados, que pagan por violar.
También se hace hincapié en las formas de soportar la brutalidad y los excesos de sus clientes, ya sea a través del uso de drogas, o de intentar dejar su cerebro en blanco.
El hecho de que en la versión de 2021 sea Madame Claude la que narre su historia a través de una voz en off, le da un protagonismo del que carece en la cinta más antigua. En esta, la trama se enfoca más a los hombres, a los diplomáticos, a esas altas esferas que no solo controlan el mundo, sino también el largometraje.
Además, en la primera parece que la culpable es Claude y no las personas que consumen prostitución; la segunda hace una crítica brutal al sistema patriarcal, que provoca que la mujer siga siendo cosificada y la continuidad de la industria de la explotación sexual como una forma fácil de conseguir dinero a través de la trata de mujeres.
"Madame Claude" (1977) y "Madame Claude" (2021), están a 45 años de diferencia y a miles de años luz para representar a las mujeres, en un contexto tan delicado como es la trata y la explotación sexual.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.
Ambas películas narran la historia real de Fernande Grudete, la proxeneta más importante de la República Francesa. Esta mujer regentaba en un hotel situado en la 32 rue de Boulainvilliers, y que, con más de 500 chicas a su servicio, constituía la red de prostitución de lujo más grande de todo el país. Lo relevante de su historia no es la fortuna que amasaba, sino la rentabilidad de influencias que conseguía, ya que eran los altos cargos del país, y de otros, como el Presidente de EEUU, Kennedy, los que acudían al lugar.
Sin dudas, se trata de una historia merecedora de llevar a pantalla, aunque la diferencia de más de 40 años entre ambos films, ha supuesto que se narren de forma completamente diferente. Mientras que Jaeckin lo utilizaba como contexto para mostrar mujeres desnudas en un momento de liberación sexual en Europa, Netflix ofrece -ahora bajo la dirección de una mujer, Sylvie Verheyde- tan solo imágenes sexuales necesarias para avanzar la trama y hacer reflexionar al espectador sobre la explotación sexual.
Los contextos de los años en los que se rodaron los títulos, son muy distintos, sobre todo en la percepción que se tiene sobre la figura de la mujer. A finales de los años 70, las ideas sobre la igualdad de género de la filósofa y profesora, Simone de Beauvoir, apenas empezaban a expandirse, y en Europa comenzaba un movimiento de apertura sexual. Jaeckin fue el padre de esa ola de softporno y de cine erótico, que hubo en el cine europeo, y que llevaría a la gran pantalla cintas como "Emmanuelle" (1974), en la que no solo se mostraban escenas de sexo, sino también violaciones y escenas de masturbación, y que llegó a más de 300 millones de espectadores; o "Historia de O", en la que se muestran varios rituales sadomasoquistas, y que es considerada su mejor trabajo. De hecho, con sus obras rompió la barrera que prohibía exhibir cine erótico, y a partir de sus títulos comenzaron a realizarse más películas del estilo. Esta representación de mujeres sometidas y cosificadas se repetían en sus films, cualidades que se representan en las prostitutas de "Madame Claude".
Por su parte, el desarrollo del movimiento feminista sobre todo durante los últimos años con el Movimiento Me Too, Ni una menos, o Marea Morada, ha provocado no solo que la industria cinematográfica haya dado mayor importancia al papel de la mujer en sus producciones, sino que se represente un prototipo muy diferente en ellas: más empoderadas y menos sexualizadas.
La plataforma de streaming de Netflix, de hecho, estrenaba hace poco tiempo cintas como "Neveka" (2021), "Sky rojo" (2021) o "Moxie" (2021) en los que las que se muestran a mujeres como protagonistas de unos hechos en los que se critica el contexto machista en el que viven. La liberación de la opresión de la mujer o la lucha de estas en un sistema patriarcal, son temas muy relevantes y crecientes en la industria cinematográfica actual.
Es cierto que ambos narran la historia de Madame Claude, pero el contexto histórico no es el mismo, ni la motivación, ni tampoco el público, por lo que las diferencias en el metraje son abismales.
Mientras que en la cinta de Jaeckin utiliza cualquier pretexto para reproducir en pantalla una escena de sexo o mujeres desnudas, la plataforma de streaming opta por ser menos explícita y decide mostrar principalmente las expresiones faciales de las prostitutas durante la relación sexual.
La motivación del francés, era mostrar a mujeres desnudas para un público principalmente masculino, que empezaba a interesarse por este tipo de films que rozan el porno; por su parte, en la visión de 2021, pretende atraer a un público feminista al que se le refuerza la percepción de la prostitución como una forma de sometimiento, cosificación y trata sexual.
Ejemplo de estos argumentos, son las formas de mostrar las relaciones sexuales. En la de finales de los 70, parece que las prostitutas disfrutan del sexo y que realmente ejercían voluntariamente su trabajo; lo que choca completamente con la visión más dura que se hace en esta nueva narración, en la que se critica a la industria de la prostitución. En estas se enseña al espectador las vejaciones, violencia y malos tratos que pasan las chicas a la hora de realizar un servicio, que para nada disfrutan de lo que están haciendo y que se refleja en sus caras. De esta forma, consigue que el espectador empatice tras ver imágenes de unos cuerpos inertes que hasta parecen estar muertos en manos de unos depravados, que pagan por violar.
También se hace hincapié en las formas de soportar la brutalidad y los excesos de sus clientes, ya sea a través del uso de drogas, o de intentar dejar su cerebro en blanco.
El hecho de que en la versión de 2021 sea Madame Claude la que narre su historia a través de una voz en off, le da un protagonismo del que carece en la cinta más antigua. En esta, la trama se enfoca más a los hombres, a los diplomáticos, a esas altas esferas que no solo controlan el mundo, sino también el largometraje.
Además, en la primera parece que la culpable es Claude y no las personas que consumen prostitución; la segunda hace una crítica brutal al sistema patriarcal, que provoca que la mujer siga siendo cosificada y la continuidad de la industria de la explotación sexual como una forma fácil de conseguir dinero a través de la trata de mujeres.
"Madame Claude" (1977) y "Madame Claude" (2021), están a 45 años de diferencia y a miles de años luz para representar a las mujeres, en un contexto tan delicado como es la trata y la explotación sexual.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.