Colaboración: La Cenicienta que no me amó
- por © NOTICINE.com
Por Sergio Berrocal
Son apenas las siete menos cuarto de una mañana cualquiera de este otoño calenturiento y el teclado del ordenador parece reírse de ti. Sabes que, como todas las mañanas, las vas a pasar canutas para empezar a escribir, ¿pero qué?. No tienes nada que contar. Y lo que hubieras podido contar ya está en las bibliotecas desde hace por lo menos siglo y medio.
En una televisión francesa, LCI –citando las tres letras siempre ganas algo de espacio- una muchacha que parece estar mascando chicles de fresa cuenta que este mismo miércoles se estrena en París una película que se titula nada menos que “Les nouvelles aventures de Cendrillon” (Las nuevas aventuras de Cenicienta). Otro viejo truco para ganar espacio es traducir un título aunque todo el mundo lo entienda...
Bueno, ¿y qué? Miras por la ventana desesperadamente. Las calles están todavía negras de noche y se anuncia un tiempo de vomitera. El teclado parece que se está riendo de ti.
Entonces te atreves a pensar, sin ninguna consideración por el difícil oficio de cineasta, que los autores del guión de la película han tenido seguramente los mismos problemas de creatividad que tú. Porque contar algo sobre Cenicienta en 2017 es tan… ¿tan qué? Bueno, es absurdo, concluyes despiadadamente. Cuando eras un niño, probablemente tan terrible como el de la película, viste por primera vez Cenicienta y no te pareció que la muchacha fuera una aventurera, vamos que no tenía nada de una Indiana Jones. Ella se limitó a ir al baile de un príncipe que quería ligar sin gastar mucho en champaña con mujeres bonitas y ya está. Bueno, la ayudó un hada madrina o algo así. Pero, ¿quién diablos va a creerse a estas alturas de un siglo XXI donde todos los días hay casi tantos muertos como durante la II Guerra Mundial que todavía hay príncipes, zapatitos de cristal y chicas tan monas como la Cenicienta?
En la calle la situación es la misma. El tren de las 7.42 acaba de pasar con su carga de gente que tiene la suerte de poder trabajar. Bueno, ¿y qué? Entonces, como tú no tienes hada madrina que te ampare, lees y transcribes la sinopsis de “Las nuevas aventuras de Cenicienta”: “Es el cumpleaños de Julie, pero al parecer nadie se ha acordado de esta fecha, hasta que Marco, el hombre que ella ama secretamente, le telefonea y le dice que va a pasar a verla para dejarle a su hijo ya que la niñera no ha podido ir para ocuparse del pobrecito niño… Cuando se queda con el chiquillo, que resulta ser especialmente odioso, Julie decide contarle el cuento de Cenicienta, o algo parecido…”
Se te acaba la gasolina, aunque puedes a... (Juro por todas las hadas madrinas del mundo que no ha sido mi intención mofarme de Cenicienta pero certifico que el ordenador se apagó debido a una impresionante tempestad de rayos y lluvia-(no llovía desde hacía un año- en la a del párrafo anterior).
Ha vuelto la luz. Los ordenadores funcionan de nuevo. Mientras dura la calma aprovechemos para agregar que esta excelente iniciativa de volver a contarnos de una forma original y seguramente brillante el cuento de Cenicienta se debe al director de cine francés Lionel Sketee y que en los principales papeles destacan brillantemente Marilou Berry, Arnaud Ducret y la desopilante Josiane Balasko, una de las cómicas más conocidas, apreciadas y galardonadas del cine francés.
(La tempestad se ha calmado y la luz ha vuelto después de haberse ido Dios sabe adónde, porque el ordenador no había registrado ninguna crítica contra la deliciosa Cenicienta)
Los trenes están rodando de nuevo y las vías parecen haber aguantado bien el bombardeo de los rayos.
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Son apenas las siete menos cuarto de una mañana cualquiera de este otoño calenturiento y el teclado del ordenador parece reírse de ti. Sabes que, como todas las mañanas, las vas a pasar canutas para empezar a escribir, ¿pero qué?. No tienes nada que contar. Y lo que hubieras podido contar ya está en las bibliotecas desde hace por lo menos siglo y medio.
En una televisión francesa, LCI –citando las tres letras siempre ganas algo de espacio- una muchacha que parece estar mascando chicles de fresa cuenta que este mismo miércoles se estrena en París una película que se titula nada menos que “Les nouvelles aventures de Cendrillon” (Las nuevas aventuras de Cenicienta). Otro viejo truco para ganar espacio es traducir un título aunque todo el mundo lo entienda...
Bueno, ¿y qué? Miras por la ventana desesperadamente. Las calles están todavía negras de noche y se anuncia un tiempo de vomitera. El teclado parece que se está riendo de ti.
Entonces te atreves a pensar, sin ninguna consideración por el difícil oficio de cineasta, que los autores del guión de la película han tenido seguramente los mismos problemas de creatividad que tú. Porque contar algo sobre Cenicienta en 2017 es tan… ¿tan qué? Bueno, es absurdo, concluyes despiadadamente. Cuando eras un niño, probablemente tan terrible como el de la película, viste por primera vez Cenicienta y no te pareció que la muchacha fuera una aventurera, vamos que no tenía nada de una Indiana Jones. Ella se limitó a ir al baile de un príncipe que quería ligar sin gastar mucho en champaña con mujeres bonitas y ya está. Bueno, la ayudó un hada madrina o algo así. Pero, ¿quién diablos va a creerse a estas alturas de un siglo XXI donde todos los días hay casi tantos muertos como durante la II Guerra Mundial que todavía hay príncipes, zapatitos de cristal y chicas tan monas como la Cenicienta?
En la calle la situación es la misma. El tren de las 7.42 acaba de pasar con su carga de gente que tiene la suerte de poder trabajar. Bueno, ¿y qué? Entonces, como tú no tienes hada madrina que te ampare, lees y transcribes la sinopsis de “Las nuevas aventuras de Cenicienta”: “Es el cumpleaños de Julie, pero al parecer nadie se ha acordado de esta fecha, hasta que Marco, el hombre que ella ama secretamente, le telefonea y le dice que va a pasar a verla para dejarle a su hijo ya que la niñera no ha podido ir para ocuparse del pobrecito niño… Cuando se queda con el chiquillo, que resulta ser especialmente odioso, Julie decide contarle el cuento de Cenicienta, o algo parecido…”
Se te acaba la gasolina, aunque puedes a... (Juro por todas las hadas madrinas del mundo que no ha sido mi intención mofarme de Cenicienta pero certifico que el ordenador se apagó debido a una impresionante tempestad de rayos y lluvia-(no llovía desde hacía un año- en la a del párrafo anterior).
Ha vuelto la luz. Los ordenadores funcionan de nuevo. Mientras dura la calma aprovechemos para agregar que esta excelente iniciativa de volver a contarnos de una forma original y seguramente brillante el cuento de Cenicienta se debe al director de cine francés Lionel Sketee y que en los principales papeles destacan brillantemente Marilou Berry, Arnaud Ducret y la desopilante Josiane Balasko, una de las cómicas más conocidas, apreciadas y galardonadas del cine francés.
(La tempestad se ha calmado y la luz ha vuelto después de haberse ido Dios sabe adónde, porque el ordenador no había registrado ninguna crítica contra la deliciosa Cenicienta)
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