PERFIL: Sean Penn, el rebelde con talento

por © Laura Andrés-NOTICINE.com
Recibiendo el Premio Donostia (©FICSS)
Recibiendo el Premio Donostia (©FICSS)
En Mystic riverRecibiendo el Premio Donostia (©FICSS)1-III-04

Tras su aureola de malditismo, sus confesadas aficiones a las drogas legales (tabaco y alcohol), y su pose de luchador por causas perdidas, hay un gran talento que este domingo Hollywood ha sido recompensando con el Oscar al mejor actor por "Mystic river". Odiado por los más reaccionarios que desprecian más incluso sus referencias patrioticas a unos Estados Unidos símbolo de libertad, no de tiranía, que los ataques a Bush y a la guerra colonial en Irak, Sean Penn ha sido nuevamente reconocido como un gran intérprete dramático.

El 17 de agosto de 1960 la soleada California acogía a un nuevo habitante en su población: el hijo del director Leo Penn y la actriz Eileen Ryan. Un chico con una mirada penetrante, de ojos azules, que rápidamente sintió curiosidad por el mundo del cine, aunque los rumores cuentan que sus padres hubiesen preferido que estudiase una carrera universitaria, y se apuntó al Group Repetory Theatre de Los Ángeles.

Considerado un miembro de la llamada "Generación X" de actores, sus papeles, salvo raras ocasiones como en "Shangai surprise", nunca han dejado indiferentes al espectador por el contenido y la polvareda que han levantado a su paso.

La crítica le acusó de glorificar la delincuencia juvenil con uno de sus primeros papeles en "Colores de guerra", una cinta dirigida por Dennis Hopper que le emparejó con otro Premio Donostia de este año, Robert Duvall; desató las iras de algunos veteranos del Vietnam con su participación en "Casualities of war" de Brian de Palma al que se le acusaba de crear falsos estereotipos sobre los que lucharon en aquella guerra.

Si quedaba alguna duda de su capacidad interpretativa, en 1995 despejó las nubes de un solo plumazo con su papel en "Pena de muerte". Junto a Susan Sarandon, y bajo las órdenes de Tim Burton, reabrieron el polémico debate sobre la pena de muerte en Estados Unidos.

Su fama de trabajador le lleva a enfrentarse a estos personajes tan atípicos por los que es capaz de hacer cualquier cosa. Desde seguir en su coche a una unidad de policía encargada de controlar a las bandas de delincuentes hasta ingresar durante unos meses en la Academia de Oficiales para aprender a actuar como un policía.

Hace muchos años que Sean Penn parece haber dado con la fórmula perfecta para el triunfo: una pizca de una belleza rara, unos personajes polémicos y de marcado carácter social, todo regado con una gran fuerza interpretativa.

Una extraña pócima con la que el californiano ha demostrado que "igual sirve para un roto que para un descosido". Con unas gotas es capaz de hacer llorar hasta el espectador más reacio o de convertirse en una joven rebelde sin escrúpulos.

Como en una de sus películas en 1991 consiguió sorprendernos anunciando su retirada como actor para volcarse en la dirección. Una nueva carrera en la que ha conseguido resultados no siempre gratificantes pero en los que ha mantenido el contenido social.

Pocas veces el californiano ha lucido palmito en las grandes superproducciones hollywoodienses salvo la excepción de "La delgada línea roja" en la que se puso el casco de guerra junto a John Cusack, Nick Nolte, Woody Harrelson, John Savage, Geoorge Clooney y John Travolta. Con este reparto la ocasión merecía la pena.

Perfecta muestra de lo que la extrema derecha norteamericana llama "un liberal", Penn ha intentado despertar la conciencia de la vieja América receptiva, crisol de nacionalidaes y culturas, y referencia democrática, por lo que se opuso al hegemonismo invasor del presidente Bush y la Guerra de Irak. Incluso visitó el país antes de que sus compatriotas lo bombardearan e invadieran, y publicó una página de publicidad con una declaración antibelicista en los principales diarios.

Sin embargo, este talante social no ha logrado acallar las críticas por su rebelde y a veces agresivo carácter, no siempre amigable, del actor. Las malas lenguas señalan que éste salió a flote tras su boda con la guapa rubia, Madonna, cuando se convirtió en portada de numerosas revistas por sus celos. El resultado: fue procesado por golpear a un hombre que intentó besar a su esposa en una discoteca y pasó un mes entre rejas y cubrió seis meses de servicios comunitarios por un incidente similar con un fotógrafo. El matrimonio terminó en divorcio.

Con tres nominaciones a los Oscar como Mejor Actor por "Pena de Muerte", "Acordes y Desacuerdos" y "Yo soy Sam", se había convertido en un permanente candidato a la dorada estatuilla, que por fin acaba de recibir. En este último año, además, ha sido galardonado con la Copa Volpi al mejor actor en Venecia por "21 gramos", y con el Premio Donostia por toda su carrera en San Sebastián. En lo que se refiere a su trabajo en "Mystic river", fue previamente premiado por la asociación de la prensa extranjera con un Globo de Oro y por nueve asociaciones de críticos de EEUU, Canadá y Gran Bretaña.