Crítica: "Joy", la mujer emprendedora que David O. Russell se quiso llevar a su terreno
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Por José Daniel Díaz
Es curioso que el director David O. Russell disfrutara del reconocimiento generalizado tras presentar su película "El lado bueno de las cosas / Los juegos del destino / Silver Linings Playbook", una historia deliberadamente dotada de incorrección que nos descubrió el talento de Jennifer Lawrence. Y digo curioso, porque realmente, hasta la fecha, su mejor título ha sido "The fighter", un fantástico retrato pugilístico que se estrenó un par de años antes y que enamoró a un sector de la crítica pero que no llegó a calar en el público en general.
¿Por qué cuento esto? Porque me da la impresión que el director neoyorkino ha entendido que el estilo que funciona y gusta es el iniciado con "El lado bueno de las cosas" cuando realmente seguimos esperando un nuevo "The fighter". Con "La gran estafa americana / Escándalo americano / American Hustle" voló a otra época y otra historia pero el sello de su anterior film se palpaba en la tipología de personajes y en la recurrencia con los intérpretes.
Y como si de una trilogía se tratara, "Joy" (2015) retoma los cánones de sus dos anteriores films donde volvemos a encontrarnos con Jennifer Lawrence, Bradley Cooper y un siempre resolutivo Robert de Niro. Así que casi sin querer, nos cuesta no trasladarnos a la película que le dió el Oscar a la joven Lawrence. Además del reparto hay algo que es aún más característico: El tono. David O. Russell se ha aficionado a ese humor oscuro casi negro (como diría Sánchez Arévalo) donde los personajes son retratados como si hubieran sido diseñados por un pintor tipo Picasso.
Incluso en este caso, que la historia está basada libremente en la vida de la inventora Joy Mangano, los personajes están caricaturizados y sólo el de la propia Joy que interpreta Jennifer Lawrence parece tener un perfil al que podríamos calificar como "normal". La película se centra en cómo consiguió vender, con mucho esfuerzo, su invento de la Miracle Mop (Milagrosa fregona) tras endeudarse ella y su familia.
Por tanto, nos encontramos ante un nuevo ejemplo de superación, en este caso representado en una inteligente mujer, que nos demuestra que nunca hay que decaer si crees en tu proyecto. Un mensaje que hemos visto muchas veces pero que gana consistencia cuando está soportado por un hecho real.
Hay que destacar la fotografía, una fantástica banda sonora y el buen trabajo de Jennifer Lawrence encarnando a Joy. Esta madre coraje y valiente emprendedora requería de momentos de contención complicados y esbozos de ira totalmente alocados que la actriz americana sabe controlar y desarrollar.
En el "debe" tenemos que hablar de una película llena de altibajos donde por momentos toca la tecla de la emotividad y nos atrapa, y en otros el surrealismo nos "echa" de la historia. Esa intención de repetir éxito con las mismas herramientas se convierte en el gran error de la película porque parece que David O. Russell quisiera crear una marca propia como otros grandes han hecho (Tarantino, Scorsese o el propio Almodóvar) pero lo forzara de tal manera que llegara a quedar ficticio y al margen de la trama. Tampoco salvamos una ambientación creada a base de escenarios, sin apenas referentes de la época.
Nos encontramos, por tanto, ante una película correcta mancillada por un guión que ha querido ser demasiado "David O. Russell" cuando quizás el mejor David O. Russell es aquél que no se preocupaba tanto por la forma y sí por transmitir lo que la historia le pedía.
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