Envuelta en rentable polémica, llega "La pasión" de Mel Gibson a las salas
- por © Redacción-NOTICINE.com
24-II-04
La fecha de estreno es otro hábil detalle promocional de los muchos que el equipo de marketing ha tenido en los últimos meses para lanzar una película en la que hace un año no creía absolutamente nadie, y de la que algunos ejecutivos hablaban despectivamente como un "capricho" que el héroe de acción convertido al catolicismo más ultramontano había querido pagarse. Sin embargo, este Miércoles de Ceniza, comienzo oficial de las celebraciones de la pasión y muerte de Jesucristo, llegará en olor de multitud y de santidad, o al menos de incienso, por la cantidad de creyentes que han reservado entradas, "The passion of the Christ" a 2.800 salas norteamericanas, y podría recaudar según los expertos cerca de los 40 millones de dólares hasta el domingo, suficientes para garantizar a Gibson, quien invirtió en ella de su propio pecunio 25 millones (poco más de lo que gana por uno solo de sus papeles como actor), beneficios a su fe religiosa.
La principal acusación que los no católicos, especialmente los judíos, han hecho a esta tercera realización de Mel Gibson es su antisemitismo, que en diferentes entrevistas previas el actor-director ha negado taxativamente, aunque unos desafortunados comentarios recientes de su padre, poniendo en duda el alcance real del holocausto, han hecho a algunos pensar aquello de que "de casta le viene al galgo". Sin embargo, los evangelios siempre han defendido que fueron los sacerdotes hebreos, temerosos de una popularidad de Jesús entre su pueblo que ponía en peligro su poder, quienes convencieron a Pilatos para que en lugar de limitarse a azotarle -como éste inicialmente pretendía- le acabara crucificando hasta la muerte. Claro que de ahí a condenar a toda una raza o credo por el "pecado" de unos sacerdotes, hay un trecho que Gibson reitera que nunca ha pretendido cruzar.
Por su parte, los críticos de cine -un colectivo digamos tradicionalmente más devoto de los clásicos del celuloide que de ninguna Iglesia organizada- se encuentran un tanto divididos. Algunos acusan a esta "Pasión" de excesivamente violenta y gráfica en su descripción de las torturas físicas padecidas por el Mesías, que queda convertido al final de la película en un guiñapo sanguinolento. Otros acuden a los expertos históricos para desmentir a quienes hablan de esta versión de la historia como la más fiel filmada hasta ahora. Parece que la tan repetida imagen de un Cristo de larga melena es incorrecta, ya que el pelo recortado era el habitual en la zona, y dicen que tampoco se hablaba en latín (idioma junto al arameo utilizado por Gibson en los diálogos) en la Judea romana, sino en griego además del correcto Arameo. Se alude igualmente al detalle inexacto de la crucifixión, puesto que un cuerpo no puede mantenerse colgado si sólo ha sido clavado a una cruz. Incluso algunos expertos niegan la posibilidad de que Jesús hubiera podido cargar con una cruz por su excesivo peso, y mucho menos tras horas de tortura.
Puristas aparte, el esperado éxito de esta "Pasión de Mel Gibson" dirá mucho de las artes promocionales de los publicistas, que han exacerbado los comentarios negativos por un lado, y por otra han difundido no demasiado exactos informes sobre las bendiciones del Vaticano respecto del film. También puede quedar de manifiesto este fin de semana que en los Estados Unidos conviven delincuencia, drogas, ambiciones desmedidas y materialismo galopante con numerosas comunidades de una religiosidad trasnochada a los ojos de otras sociedades occidentales, como la del propio Gibson, que pertenece a una secta preconciliar. El verdadero milagro -dicen algunos con ironía- es que un producto cinematográfico condenado por la mayoría como "anticomercial" por su manido tema y sus diálogos en lenguas muertas pueda convertirse en el taquillazo de la temporada.
La fecha de estreno es otro hábil detalle promocional de los muchos que el equipo de marketing ha tenido en los últimos meses para lanzar una película en la que hace un año no creía absolutamente nadie, y de la que algunos ejecutivos hablaban despectivamente como un "capricho" que el héroe de acción convertido al catolicismo más ultramontano había querido pagarse. Sin embargo, este Miércoles de Ceniza, comienzo oficial de las celebraciones de la pasión y muerte de Jesucristo, llegará en olor de multitud y de santidad, o al menos de incienso, por la cantidad de creyentes que han reservado entradas, "The passion of the Christ" a 2.800 salas norteamericanas, y podría recaudar según los expertos cerca de los 40 millones de dólares hasta el domingo, suficientes para garantizar a Gibson, quien invirtió en ella de su propio pecunio 25 millones (poco más de lo que gana por uno solo de sus papeles como actor), beneficios a su fe religiosa.
La principal acusación que los no católicos, especialmente los judíos, han hecho a esta tercera realización de Mel Gibson es su antisemitismo, que en diferentes entrevistas previas el actor-director ha negado taxativamente, aunque unos desafortunados comentarios recientes de su padre, poniendo en duda el alcance real del holocausto, han hecho a algunos pensar aquello de que "de casta le viene al galgo". Sin embargo, los evangelios siempre han defendido que fueron los sacerdotes hebreos, temerosos de una popularidad de Jesús entre su pueblo que ponía en peligro su poder, quienes convencieron a Pilatos para que en lugar de limitarse a azotarle -como éste inicialmente pretendía- le acabara crucificando hasta la muerte. Claro que de ahí a condenar a toda una raza o credo por el "pecado" de unos sacerdotes, hay un trecho que Gibson reitera que nunca ha pretendido cruzar.
Por su parte, los críticos de cine -un colectivo digamos tradicionalmente más devoto de los clásicos del celuloide que de ninguna Iglesia organizada- se encuentran un tanto divididos. Algunos acusan a esta "Pasión" de excesivamente violenta y gráfica en su descripción de las torturas físicas padecidas por el Mesías, que queda convertido al final de la película en un guiñapo sanguinolento. Otros acuden a los expertos históricos para desmentir a quienes hablan de esta versión de la historia como la más fiel filmada hasta ahora. Parece que la tan repetida imagen de un Cristo de larga melena es incorrecta, ya que el pelo recortado era el habitual en la zona, y dicen que tampoco se hablaba en latín (idioma junto al arameo utilizado por Gibson en los diálogos) en la Judea romana, sino en griego además del correcto Arameo. Se alude igualmente al detalle inexacto de la crucifixión, puesto que un cuerpo no puede mantenerse colgado si sólo ha sido clavado a una cruz. Incluso algunos expertos niegan la posibilidad de que Jesús hubiera podido cargar con una cruz por su excesivo peso, y mucho menos tras horas de tortura.
Puristas aparte, el esperado éxito de esta "Pasión de Mel Gibson" dirá mucho de las artes promocionales de los publicistas, que han exacerbado los comentarios negativos por un lado, y por otra han difundido no demasiado exactos informes sobre las bendiciones del Vaticano respecto del film. También puede quedar de manifiesto este fin de semana que en los Estados Unidos conviven delincuencia, drogas, ambiciones desmedidas y materialismo galopante con numerosas comunidades de una religiosidad trasnochada a los ojos de otras sociedades occidentales, como la del propio Gibson, que pertenece a una secta preconciliar. El verdadero milagro -dicen algunos con ironía- es que un producto cinematográfico condenado por la mayoría como "anticomercial" por su manido tema y sus diálogos en lenguas muertas pueda convertirse en el taquillazo de la temporada.