Crítica: "Secretos de una obsesión / Secret in Their Eyes", remake innecesario
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Por Edurne Sarriegui *
Puso el genial Don Miguel de Cervantes en boca de su Don Quijote la máxima que dice que las comparaciones son odiosas. Por eso, ponerse uno mismo en situación de ser inevitablemente comparado pareciera una actitud por demás necia. Escrita y dirigida por Billy Ray, "Secretos de una obsesión / Secret in Their Eyes" es el remake de la película hispano-argentina "El secreto de sus ojos", que entre otros premios ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en el año 2010. Habiendo sido una de las películas más taquilleras de la historia en su país de origen, con casi dos millones y medio de espectadores en los cines, es casi imposible evitar la comparación.
Cuando se estrene esta semana en Argentina ya que un enorme número de los potenciales espectadores de esta nueva versión vieron la de Juan José Campanella. Y en esta inevitable circunstancia, "Secretos de una obsesión / Secret in Their Eyes", que atrae con un un elenco de primera línea, pierde por goleada.
Ray Kasten (Chiwetel Ejiofor) es un ex agente del FBI que en la actualidad se desempeña como jefe de seguridad de un equipo de béisbol. Trece años atrás trabajaba junto a Jess Cobb (Julia Roberts) y Claire Sloan (Nicole Kidman) en la investigación de delitos relacionados con el terrorismo en la fiscalía del distrito de Los Ángeles. Cuando aparece asesinada Carolyn (Zoe Graham), la hija de Jess, la captura del homicida se convertirá en obsesión para los protagonistas. El encubrimiento del culpable por parte del poder político para preservar el papel como infiltrado que éste ejerce en la lucha contra el terrorismo islámico, llevará a Ray a cambiar de trabajo pero nunca abandonará la búsqueda del asesino. Trece años después de los hechos vuelve a la fiscalía para pedir a Claire la reapertura del caso ya que cree haber encontrado al responsable del crimen.
De los tres ejes de la historia, el romántico, el criminal y el marco político, éste último es el más logrado. La ubicación temporal del crimen en el momento posterior a los ataques que sufrió Estados Unidos el once de septiembre de 2001 proporciona el ámbito de sospechas, complicidades y ocultamientos por parte del poder que la película argentina sitúa en los convulsos años del gobierno de María Estela Martínez de Perón. La parte peor resuelta es la dupla romántica que tratan de conformar Ejiofor y Kidman y que nunca llega a alcanzar ni remotamente la emoción que transmitía la historia de amor entre Darín y Villamil.
Hay que decir -nobleza obliga- que, más allá de que el espectador conozca o no el final, la trama mantiene la expectativa y la tensión por el desenlace. Pero en la adaptación del perfecto engranaje que era el guion de la versión original, se pierden la frescura y la sutileza que hicieron de ella un film imperdible. No es la primera vez que ocurre ni tampoco será la última. Parece que en Hollywood hay necesidad de "americanizar" periódicamente éxitos foráneos. Tal vez su industria cinematográfica no tenga demasiada confianza en la capacidad de sus espectadores para interpretar y disfrutar de historias provenientes de otras culturas. Pero modificar lo que ya es bueno no parece la mejor opción. Sería más inteligente que buscaran mejorar historias no suficientemente aprovechadas en origen.
Y no podemos dejar de preguntarnos: ¿Qué necesidad había de otro "Secreto de sus ojos"?
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