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Woody Allen hasta hoy ha sido el espejo en el que nos hemos mirado todos los feos del mundo, creyendo que podríamos llegar a ser hombres de éxito como él. O que, con un poco de suerte, chasquearíamos los dedos y las mas bellas actrices se morirían por trabajar con nosotros diciendo aquello de "tus deseos son órdenes". Ser Woody Allen era la esperanza viviente de que los tímidos, bajitos y miopes algun día conquistarían el mundo.

Pués ahora resulta que a él no le gusta ser él. "Yo hubiera sido más feliz si hubiera podido ser un Marlon Brando, Louis Armstrong, Bud Powell o Sugar Ray Robinson" y poder tener una vida "mucho más colorida y excitante". Esto es lo que aseguró en una entrevista publicada en el New York Times. Añade además que no es un intelectual y que prefiere sentarse delante del televisor, con una cerveza en la mano, para ver un partido de baloncesto en lugar de leer literatura seria. "Desde luego no paso todo el tiempo retirado en mi habitación con lecturas danesas".

Allen que a parte de por sus películas es conocido también por sus líos sentimentales, está a punto de estrenar, el próximo mes de agosto, su última producción titulada "The curse of the Jade Scorpion", con la que seguramente obtendrá tanto éxito como sus anteriores películas, al menos en Europa, donde es mucho mejor apreciado que en su país.

De todas formas, aunque él prefiera ser otro y se asemeje en casi todo a la mayoría de los mortales, nosotros seguiremos prefiriendo ser Woody Allen.