Reportaje: Globos "de Cobre" en Hollywood

por © Alberto Duque-NOTICINE.com
Ganadores con sus Globos
Ganadores con sus Globos
Asamblea de la HFPAGanadores con sus Globos20-I-04

La tarde del domingo 25 de enero, hora de Los Angeles, cuando un grupo de invitados, periodistas y actores se siente ante los manteles en uno de los más elegantes hoteles de Beverly Hills, habrá menos alegría y entusiasmo que en años anteriores. Será la entrega de los Globos de Oro por parte de la Asociación de Prensa Extranjera (HFPA) y no habrá sólo sonrisas. Lo cierto es que no han sido fáciles los últimos meses para una organización compuesta por casi un centenar de periodistas que cubre las noticias de Hollywood para medios de otros países, muchas veces sin ser críticos ni expertos sino simples reporteros que, como se ha comprobado, tienen las mismas obsesiones con las estrellas que cualquier mortal.

Varias semanas atrás lo que se decía en voz baja fue lanzado públicamente en un documental de televisión, "The Golden Globes: Hollywood's dirty little secret" (Globos de Oro: el pequeño secreto sucio de Hollywood), que contó cómo funciona un grupo muy pequeño de periodistas extranjeros, muchos de ellos dedicados poco tiempo a trabajar para medios gráficos y de Internet prácticamente desconocidos. La frase contundente dio la vuelta al mundo: "Muestra al emperador sin ropas", expresada por el director del documental, Vikram Jayanti, quien agregó que su película acaba con la imagen de una organización antigua con cientos de respetados periodistas y críticos de cine. Quedaron como simples fanáticos y chismosos.

En el documental, el crítico de Los Angeles Weekly, John Powers, sostiene que estos periodistas viven de la industria, disfrutan de desayunos, almuerzos y cenas pagados por los estudios interesados en recibir mejores críticas a sus películas, ademàs de invitaciones a viajes, exclusivas con los actores y directores, regalos navideños y otras gratificaciones que han sorprendido a muchos. Según el documental, los Globos de Oro son importantes en la medida en que ayudan a promover una película y los estudios son los directos responsables de haber endiosado a estos corresponsales extranjeros.

Para agregarle mal humor a una ceremonia que será transmitida en vivo por la cadena NBC y será vista por 20 millones de personas, en las últimas semanas se hicieron públicos los contactos telefónicos realizados por personalidades de Hollywood como el productor Harvey Weisntein y el director Jim Sheridan preguntando por sus películas "Bad Santa" e "In America". Esas llamadas no están prohibidas pero dejaron la peor imagen. Por esos días los mismos votantes recibieron un pastel de manzana, caliente, enviado como atención de los productores de "Big fish". A estas escenas confusas hay que agregar el desorden que reinó durante varias semanas a raiz de la prohibición de enviar vídeos o DVDs con las películas que podrían ser nominadas. A pesar de esa prohibición, algunas de esas películas ya se encuentran en Internet.

Mimados por los estudios, consentidos por los agentes de prensa y despreciados por algunos críticos serios de los grandes medios, los corresponsales extranjeros saben que sus Globos de Oro se convierten en maquinaria publicitaria para las películas premiadas y así han actuado siempre. La transmnisiòn es la tercera más popular para la NBC después de los premios Oscar y los Grammys, producida por Dick Clark con un costo de 30 millones de dólares y se halla en la mitad de un contrato de diez años.

En estas circunstancias algunos medios de Estados Unidos, interesados en la suerte de los Globos de Oro se preguntan por qué los corresponsales de Le Monde y The Times de Londres no pertenecen a la asociación; por qué han sido rechazadas solicitudes de ingreso de importantes publicaciones extranjeras; por qué han sido aceptados corresponsales de pequeñas publicaciones en Bangladesh y Corea del Sur; por qué el año pasado solo fue aceptado un nuevo miembro, de una publicación surafricana, y así sucesivamente. Por supuesto la Academia que otorga los premios Oscar tampoco ha estado exenta de críticas.

Lo que todos tienen claro es que, si los corresponsales extranjeros (que a veces son norteamericanos que trabajan para medios de otros países) no entregaran los Globos de Oro, no serían tan regalados ni atendidos ni seguidos por los estudios de Hollywood. Así de simple. A pesar de la conducta social de algunos de ellos, como Philip Berk (que trabaja para medios mexicanos) quien le agarró el culo al actor Brendan Fraser en una ceremonia pública y tuvo que disculparse, o Frances Schoenberg (Alemania), suspendida después de arrojar una copa de vino al rostro de un colega que la habia importunado durante la fiesta de "Gangs of New York".

Aunque estos corresponsales obtienen todas las exclusivas que solicitan con actores y directores, miran las nuevas películas las veces que quieren, logran autógrafos y fotos con sus ídolos, no todas las estrellas los consienten: Sean Penn en los últimos años ha rechazado ruedas de prensa con ellos. Esa es la atmósfera que se respirará este domingo 25 de enero en un hotel de Los Angeles, cuando los corresponsales hagan públicos sus premios anuales.