"Matar al mensajero" o la dificultad de contar en Hollywood una historia incómoda
- por © Juan Manuel Calvache-NOTICINE.com
Llega a los cines españoles "Matar al mensajero / Kill the Messenger", la historia (real) del periodista ganador del Pulitzer Gary Webb, quien en 1996 publicó una serie de reportajes en los que acusaba a la CIA y al gobierno de Ronald Reagan de complicidad con el tráfico de drogas en los guetos de Los Angeles y otras ciudades de EEUU, a fin de recaudar fondos con los que se financiar la Contra nicaragüense y derribar al gobierno sandinista. La cinta fue posible por el empeño del ascendente Jeremy Renner ("La gran estafa americana / American hustle"), quien la produce y protagoniza, con realización de Michael Cuesta (director de la prestigiosa serie "Homeland").
Cuando Webb destapó el escándalo, los grandes medios de comunicación pasaron de celebrarle a -presionados por el poder- a dudar de sus métodos y fuentes. La campaña de acoso fue tan brutal que Los Angeles Times empleó hasta diecisiete periodistas para investigar la exclusiva del periodista, que no pudo desmontar. El San Jose Mercury News, el medio para el que trabajaba, terminó por arrinconarlo. Desplazado a puestos de poca importancia, Webb dimitió. Nunca volvió a colaborar con un gran periódico. Sí publicó un libro, "Dark Alliance", donde abundaba en su estremecedor relato de políticos corruptos, paramilitares, químicos que crearon el crack por encargo de la CIA, traficantes y espías. Separado de su esposa y sus hijas, acosado por las deudas, desacreditado y sólo, Webb oficialmente se suicidó (curiosamente de dos tiros en la cabeza) en su casa el día en el que iba a ser desahuciado. Tenía cuarenta y nueve años y la CIA no lo había olvidado.
La cinta trata un espinoso tema para el sistema, por lo que no ha tenido un camino fácil para su producción y posterior distribución en Estados Unidos, que se llevó a cabo en unos pocos cientos de salas el mes pasado, precedida por buenas críticas (77% positivas en Rottentomatoes), y ahora intenta abrirse camino en el resto del mundo, a través de distribuidoras independientes. Los grandes estudios renunciaron a implicarse pese al carisma estelar de Renner.
Parece que Hollywood no está últimamente por tocarle las narices al sistema más de lo necesario. Hace poco que conocimos la noticia de que las grandes majors de la meca del cine habían "pasado" del proyecto de Oliver Stone sobre el antiguo empleado de la NSA y la CIA Edward Snowden, quien reveló el espionaje de la Administración estadounidense sobre las comunicaciones nacionales e internacionales.
Además el miedo se acrecienta si detrás de las cámaras está el polémico Oliver Stone, un director políticamente incorrecto para los EEUU y muy crítico siempre con las actuaciones del gobierno. Recordemos su película "Salvador", donde ya puso precisamente el dedo en el ojo a Ronald Reagan y sus políticas en América Latina.
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Cuando Webb destapó el escándalo, los grandes medios de comunicación pasaron de celebrarle a -presionados por el poder- a dudar de sus métodos y fuentes. La campaña de acoso fue tan brutal que Los Angeles Times empleó hasta diecisiete periodistas para investigar la exclusiva del periodista, que no pudo desmontar. El San Jose Mercury News, el medio para el que trabajaba, terminó por arrinconarlo. Desplazado a puestos de poca importancia, Webb dimitió. Nunca volvió a colaborar con un gran periódico. Sí publicó un libro, "Dark Alliance", donde abundaba en su estremecedor relato de políticos corruptos, paramilitares, químicos que crearon el crack por encargo de la CIA, traficantes y espías. Separado de su esposa y sus hijas, acosado por las deudas, desacreditado y sólo, Webb oficialmente se suicidó (curiosamente de dos tiros en la cabeza) en su casa el día en el que iba a ser desahuciado. Tenía cuarenta y nueve años y la CIA no lo había olvidado.
La cinta trata un espinoso tema para el sistema, por lo que no ha tenido un camino fácil para su producción y posterior distribución en Estados Unidos, que se llevó a cabo en unos pocos cientos de salas el mes pasado, precedida por buenas críticas (77% positivas en Rottentomatoes), y ahora intenta abrirse camino en el resto del mundo, a través de distribuidoras independientes. Los grandes estudios renunciaron a implicarse pese al carisma estelar de Renner.
Parece que Hollywood no está últimamente por tocarle las narices al sistema más de lo necesario. Hace poco que conocimos la noticia de que las grandes majors de la meca del cine habían "pasado" del proyecto de Oliver Stone sobre el antiguo empleado de la NSA y la CIA Edward Snowden, quien reveló el espionaje de la Administración estadounidense sobre las comunicaciones nacionales e internacionales.
Además el miedo se acrecienta si detrás de las cámaras está el polémico Oliver Stone, un director políticamente incorrecto para los EEUU y muy crítico siempre con las actuaciones del gobierno. Recordemos su película "Salvador", donde ya puso precisamente el dedo en el ojo a Ronald Reagan y sus políticas en América Latina.
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