Crítica: "El hombre más buscado / A Most Wanted Man", un testamento de Hoffman que pudo ser mejor
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Por Sergio Huidobro
Ningún otro momento parece explicar el mundo que habitamos hoy mejor que la mañana del 11 de septiembre de 2001: un antes y un después en la forma en que nos relacionamos con el otro en la arena global, así como en aquello que une o separa a los pueblos entre sí. "El hombre más buscado / A Most Wanted Man" (2014), tercer largometraje de Anton Corbijn, parte de la novela homónima del popular John Le Carré para retratar una parte de este nuevo orden global, a través de una trama de misterio internacional en donde caben por igual la lucha contra el terrorismo islámico que los recelos postcomunistas y el lavado trasnacional de dinero.
Tal vez éste galimatías temático sea el mayor de los problemas que enfrenta el guión; otro, asumir que un elenco de alto calibre amerita incluir más personajes de los necesarios sin llegar a desarrollar ninguno de forma cabal. "El hombre más buscado" sigue a Günther Bachmann –solitario, cavernoso y taciturno Phillip Seymour Hoffman en la última actuación de su vida–, agente de seguridad de un servicio secreto con base en Hamburgo, el mismo puerto en donde, según sabemos, se entrenaron los kamikaze del World Trade Center neoyorquino. Tanto el puerto como Bachmann tienen cargos de conciencia: él, por una operación fallida en Beirut, años atrás, que estaba a su cargo.
Castigado con un puesto "en la sombra" en el puerto alemán, Bachmann y su equipo emprenden la cacería de un fugitivo mitad checheno, mitad ruso y musulmán devoto que parece estarse moviendo con un propósito claro, aunque desconocido para sus captores. El fugitivo, Issa, también es blanco de interés para los servicios norteamericanos de inteligencia (encarnados aquí por Robin Wright), lo que convierte a la investigación en un microcosmos de las pugnas de influencia entre Washington y la Unión Europea. En medio queda Annabel Richter (Rachel McAdams), una abogada de izquierdas joven (y un poco sosa) que de súbito parece dispuesta a arriesgar el pellejo entero por la inocencia del fugitivo.
En el equipo de Bachmann vemos rostros alemanes conocidos como el de Nina Hoss o Daniel Brühl pero, sin explicación mediante, los personajes hablan todo el tiempo en inglés, incluso en escenas que solo involucran a actores germanos que interpretan personajes alemanes. Tal confusión lingüística añade retruécanos a una estructura que ya en el inicio muestra problemas para ensamblar un arco argumental sólido y para involucrarnos emocionalmente con sus personajes, a pesar de las excelentes interpretaciones. Siendo el proyecto cinematográfico más ambicioso de Corbijn a la fecha, es también el que evidencia más sus carencias como narrador: parece más larga de lo que es y luce, casi siempre, como una narrativa descuidada.
A su favor, "El hombre más buscado" tiene una rigurosa belleza fotográfica y un cuidado acabado en sus atmósferas, algo que sorprende poco si recordamos quién la está dirigiendo. Es una cinta de elegancia poco frecuente que evade la mera acción para concentrarse en el rostro, la mirada y los detalles íntimos de sus personajes. Es una pena que esa sensibilidad no vaya acompañada de un mayor vigor en el relato o una malicia más evidente. Podríamos hablar de una gran película, pero al menos podemos hablar del magnífico testamento histriónico de Seymour Hoffman, lo que ya amerita que se vea. No es poca cosa.
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