Nostalgia de 2003 (III): "Gangs of New York", las violentas raíces de Estados Unidos
- por © Alberto Duque-NOTICINE.com
26-XII-03
Durante 32 años el director Martín Scorsese preparó y realizó por fín un proyecto que -estrenado en 2003- revela episodios desconocidos de una zona de Manhattan en 1843, convertida en sangriento campo de batalla entre nativos e inmigrantes extranjeros. Una batalla parecida a la que sostuvo con los productores que no lo comprendieron. Fue otro de los grandes momentos del cine en Iberoamérica durante el año que acaba.
En una de las escenas más crudas e impresionantes de "Gangs of New York", William Cutting, apodado Bill el Carnicero (Daniel Day Lewis), enseña a su protegido, el callado Ámsterdam Vallon (Leonardo DiCaprio), cómo matar a un hombre con un cuchillo, utilizando un cerdo descomunal, abierto y sangrante. Con calma y sevicia explica al muchacho dónde debe hundir la hoja para cercenar órganos vitales, mientras éste que lo quiere asesinar para vengar la muerte del padre 16 años atrás, se aferra a uno de los cuchillos más grandes para no perder el control.
En las películas de Martín Scorsese la muerte y la violencia no son casuales ni gratuitas, corresponden a una moral, una concepción religiosa de la salvación y la vida, a una desesperada búsqueda de la redención, aunque sea derramando sangre ajena o propia en "Uno de los nuestros" (Goodfellas), "Taxi Driver", "Casino", "El cabo del miedo" o "Malas calles". Por eso los mayores enseñan a los novatos su arte de matar, les quitan el miedo a la muerte y les inculcan los valores que son claves en el cine de Scorsese: la familia, la amistad, la palabra, la religión, la comida y el dinero.
Y Nueva York, por supuesto, indispensable en sus películas, como esta que recrea la atmósfera salvaje que incubó los sangrientos motines ocurridos en una ciudad que no lo era todavía en 1843, provocados por los nativos encabezados por Cutting contra la banda de los Dead Rabbits, católicos irlandeses dirigidos por el cura Vallon (Liam Neeson), despedazado ante los ojos asustados de un niño, su hijo. De ahí en adelante la zona conocida como Five Points (el Lower East Side de Manhattan) queda en manos de Cutting, hasta cuando el muchacho, liberado del correccional, reaparece para vengarse. El trío de personajes es embellecido y envilecido con Jenny Everdeane, ramera y ladrona interpretada con rabia por Cameron Díaz.
"Gangs..." es la obra maestra de un director obsesionado con esas calles y esos personajes. La película nació durante el Año Nuevo de 1970: "Estaba en casa de unos amigos y descubrí el libro de Herbert Asbury publicado en 1928, con el relato de esos combates salvajes. Lo leí durante la madrugada y decidí que si alguna vez tenía los medios, filmaría la película. Dos años después me encontré con Paul Schrader y compartió mi entusiasmo. En 1977 con el crítico Jay Cocks hicimos un borrador y comenzamos la ronda ante los ejecutivos de los estudios que rechazaron la historia por costosa y violenta".
32 años atrás Scorsese ya sabía qué película quería hacer: "Una historia épica muy norteamericana, muy tradicional, con los conflictos clásicos, con los detalles minuciosos que hicieran más real la reconstrucción de ese pasado, mostrando cómo funcionaban los bares entonces y qué licores servían; cómo los mendigos y hampones usaban falsos brazos para robar, con la historia girando alrededor del villano, el héroe y el ingenuo".
Sorprenden la perfección, la sabiduría y la visión de Scorsese para preparar esta película: "Nada fue dejado al azar y hasta los diálogos que ustedes escuchan, fueron pensados muchos años atrás, como ese momento en que el padre se afeita, observado por el hijo mientras se prepara para la batalla sangrienta de los primeros minutos, se corta, le entrega la barbera al chico, éste la quiere limpiar y el otro le dice que la sangre debe permanecer en la hoja".
Cuando llevaba 19 años de investigaciones, borradores de guiones y contactos con posibles inversionistas, Scorsese tomó la decisión que alteró profundamente la historia: "Durante un viaje al Japón descubrí que los dos protagonistas, el asesino y el hijo de la víctima debían compartir una relación más profunda, como la de un padre adoptivo y su protegido. En ese momento Cocks y yo sentimos que la historia había alcanzado un vuelo tremendo, pero el dinero no aparecía y cada uno seguía trabajando en otros proyectos".
Como siempre ocurre en Hollywood, en 1999 apareció un superagente, Mike Ovitz, quien le contó que una estrella, Leonardo DiCaprio, estaba interesado en filmar con él: "Ya todos saben que el proceso de negociación con los actores, con los estudios, con los productores, con los agentes lo llevan a uno al infierno y ahí lo encierran. Esta película no fue la excepción. El dinero es el que impone las reglas y eso no cambiará jamás. Los detalles del rodaje en Roma fueron exagerados por la prensa, las diferencias con los productores también, el dinero se acabó, DiCaprio y yo pagamos los últimos gastos, la película ha sido menos corta de lo que yo hubiera deseado, su estreno fue pospuesto varias veces por distintas razones pero al final se estrenó para la fecha prevista. Si la película es buena o mala o regular, es mi responsabilidad".
Scorsese se sorprende con las reacciones que su violenta, inteligente, espectacular y hermosa película provoca en críticos y espectadores, pero lo que más lo conmueve es que mirándola, encuentren las raíces de la locura y la intolerancia que hicieron posible el atentado de las Torres Gemelas: "Pueden tener razón porque la violencia y el terror desatados por los grupos tribales siempre han sido auténticos rituales, preparados con inteligencia y odio sin dejar nada al azar. Las batallas de mi película así lo confirman".
El maestro resume su película como "la historia de una ciudad que es también la historia de este país, la historia de mis abuelos que eran sicilianos y mis padres que eran italianos y yo que soy ítalo-americano y mis hijos que son americanos, la historia de episodios poco conocidos y que no figuraban en la Historia Oficial, episodios que hablan de la intolerancia y el racismo y el odio hacia los extraños, mientras Lincoln peleaba contra la esclavitud. Es una película narrada como si fuera un western porque sigue los pasos de un hijo que busca vengar el asesinato de su padre, pero con una diferencia: el asesino y el hijo comparten respeto y amistad".
Durante 32 años el director Martín Scorsese preparó y realizó por fín un proyecto que -estrenado en 2003- revela episodios desconocidos de una zona de Manhattan en 1843, convertida en sangriento campo de batalla entre nativos e inmigrantes extranjeros. Una batalla parecida a la que sostuvo con los productores que no lo comprendieron. Fue otro de los grandes momentos del cine en Iberoamérica durante el año que acaba.
En una de las escenas más crudas e impresionantes de "Gangs of New York", William Cutting, apodado Bill el Carnicero (Daniel Day Lewis), enseña a su protegido, el callado Ámsterdam Vallon (Leonardo DiCaprio), cómo matar a un hombre con un cuchillo, utilizando un cerdo descomunal, abierto y sangrante. Con calma y sevicia explica al muchacho dónde debe hundir la hoja para cercenar órganos vitales, mientras éste que lo quiere asesinar para vengar la muerte del padre 16 años atrás, se aferra a uno de los cuchillos más grandes para no perder el control.
En las películas de Martín Scorsese la muerte y la violencia no son casuales ni gratuitas, corresponden a una moral, una concepción religiosa de la salvación y la vida, a una desesperada búsqueda de la redención, aunque sea derramando sangre ajena o propia en "Uno de los nuestros" (Goodfellas), "Taxi Driver", "Casino", "El cabo del miedo" o "Malas calles". Por eso los mayores enseñan a los novatos su arte de matar, les quitan el miedo a la muerte y les inculcan los valores que son claves en el cine de Scorsese: la familia, la amistad, la palabra, la religión, la comida y el dinero.
Y Nueva York, por supuesto, indispensable en sus películas, como esta que recrea la atmósfera salvaje que incubó los sangrientos motines ocurridos en una ciudad que no lo era todavía en 1843, provocados por los nativos encabezados por Cutting contra la banda de los Dead Rabbits, católicos irlandeses dirigidos por el cura Vallon (Liam Neeson), despedazado ante los ojos asustados de un niño, su hijo. De ahí en adelante la zona conocida como Five Points (el Lower East Side de Manhattan) queda en manos de Cutting, hasta cuando el muchacho, liberado del correccional, reaparece para vengarse. El trío de personajes es embellecido y envilecido con Jenny Everdeane, ramera y ladrona interpretada con rabia por Cameron Díaz.
"Gangs..." es la obra maestra de un director obsesionado con esas calles y esos personajes. La película nació durante el Año Nuevo de 1970: "Estaba en casa de unos amigos y descubrí el libro de Herbert Asbury publicado en 1928, con el relato de esos combates salvajes. Lo leí durante la madrugada y decidí que si alguna vez tenía los medios, filmaría la película. Dos años después me encontré con Paul Schrader y compartió mi entusiasmo. En 1977 con el crítico Jay Cocks hicimos un borrador y comenzamos la ronda ante los ejecutivos de los estudios que rechazaron la historia por costosa y violenta".
32 años atrás Scorsese ya sabía qué película quería hacer: "Una historia épica muy norteamericana, muy tradicional, con los conflictos clásicos, con los detalles minuciosos que hicieran más real la reconstrucción de ese pasado, mostrando cómo funcionaban los bares entonces y qué licores servían; cómo los mendigos y hampones usaban falsos brazos para robar, con la historia girando alrededor del villano, el héroe y el ingenuo".
Sorprenden la perfección, la sabiduría y la visión de Scorsese para preparar esta película: "Nada fue dejado al azar y hasta los diálogos que ustedes escuchan, fueron pensados muchos años atrás, como ese momento en que el padre se afeita, observado por el hijo mientras se prepara para la batalla sangrienta de los primeros minutos, se corta, le entrega la barbera al chico, éste la quiere limpiar y el otro le dice que la sangre debe permanecer en la hoja".
Cuando llevaba 19 años de investigaciones, borradores de guiones y contactos con posibles inversionistas, Scorsese tomó la decisión que alteró profundamente la historia: "Durante un viaje al Japón descubrí que los dos protagonistas, el asesino y el hijo de la víctima debían compartir una relación más profunda, como la de un padre adoptivo y su protegido. En ese momento Cocks y yo sentimos que la historia había alcanzado un vuelo tremendo, pero el dinero no aparecía y cada uno seguía trabajando en otros proyectos".
Como siempre ocurre en Hollywood, en 1999 apareció un superagente, Mike Ovitz, quien le contó que una estrella, Leonardo DiCaprio, estaba interesado en filmar con él: "Ya todos saben que el proceso de negociación con los actores, con los estudios, con los productores, con los agentes lo llevan a uno al infierno y ahí lo encierran. Esta película no fue la excepción. El dinero es el que impone las reglas y eso no cambiará jamás. Los detalles del rodaje en Roma fueron exagerados por la prensa, las diferencias con los productores también, el dinero se acabó, DiCaprio y yo pagamos los últimos gastos, la película ha sido menos corta de lo que yo hubiera deseado, su estreno fue pospuesto varias veces por distintas razones pero al final se estrenó para la fecha prevista. Si la película es buena o mala o regular, es mi responsabilidad".
Scorsese se sorprende con las reacciones que su violenta, inteligente, espectacular y hermosa película provoca en críticos y espectadores, pero lo que más lo conmueve es que mirándola, encuentren las raíces de la locura y la intolerancia que hicieron posible el atentado de las Torres Gemelas: "Pueden tener razón porque la violencia y el terror desatados por los grupos tribales siempre han sido auténticos rituales, preparados con inteligencia y odio sin dejar nada al azar. Las batallas de mi película así lo confirman".
El maestro resume su película como "la historia de una ciudad que es también la historia de este país, la historia de mis abuelos que eran sicilianos y mis padres que eran italianos y yo que soy ítalo-americano y mis hijos que son americanos, la historia de episodios poco conocidos y que no figuraban en la Historia Oficial, episodios que hablan de la intolerancia y el racismo y el odio hacia los extraños, mientras Lincoln peleaba contra la esclavitud. Es una película narrada como si fuera un western porque sigue los pasos de un hijo que busca vengar el asesinato de su padre, pero con una diferencia: el asesino y el hijo comparten respeto y amistad".