Nostalgia de 2003 (I): "Adaptation" y la soledad del guionista de fondo
- por © Alberto Duque-NOTICINE.com
23-XII-03
Seguramente pocos recuerdan el nombre de Charlie Kaufman, así a secas y con razón, porque en épocas pasadas los guionistas (William Goldman, Waldo Salt, Truman Capote, William Faulkner, Julius Epstein...) eran tan importantes como los directores y las estrellas, y se sentaban tranquilamente a comer en la opulenta mesa de los magnates de Hollywood. A medida que el oficio de escribir guiones fue tecnificándose, se convirtieron en sombras, se hicieron más discretos y en ocasiones hasta desaparecieron para que divas y galanes, directores y dueños de los estudios pudieran brillar más.
Charlie Kaufman: la mejor referencia a este hombre delgado, de pelo áspero y poca estatura es que a finales de 2000 y comienzos de 2001 fue uno de los personajes más populares de Hollywood, porque su guión de "Cómo ser John Malkovich" fue nominado al Globo de Oro y el Oscar, y recibió innumerables premios de las asociaciones de críticos dentro y fuera de Estados Unidos, además de todos los galardones que el director Spike Jonze y algunos de los actores compartieron. Dos años después de esa fama repentina e incómoda, Kaufman (Massapequa, Nueva York, 1958) vuelve a convertirse en estrella, gracias a otro guión original más divertido, más absurdo, más atravesado, más surrealista, más personal y más agresivo para una película que no podía llamarse de otra forma, "Adaptation" y por supuesto, dirigida por Spike Jonze.
Autor y actor de piezas de teatro y cortos estudiantiles estudió cine en la universidad de Nueva York, trabajó en el Star Tribune en Minneapolis y en 1991 se mudó a Los Angeles para escribir episodios de la serie "Get a Life". En las madrugadas adelantaba el borrador de "...Malkovich" hasta cuando otro desenfrenado, Jonze, lo convirtió en una de las películas más audaces, cómicas, tiernas, sinceras y provocadoras. Después vendría su asociación con George Clooney, convertido en actor, para "Confesiones de una mente peligrosa".
Cualquier referencia al tema de "El ladrón de orquídeas" es inútil porque la película se va desenrollando, avanzando, estirando, encogiendo, apresurando, retardando y enriqueciéndose a medida que ese personaje del guionista entiende que sin la complicidad del público, la película no puede existir, lo cual es un tremendo pero necesario lugar común.
En la vida real: aparece un libro, "El ladrón de orquídeas", basado en un artículo de la periodista Susan Orlean en The New Yorker sobre un personaje singular, John Laroche, cazador furtivo en los pantanos de la Florida que desafía todas las leyes y autoridades de recursos naturales. Un productor contrata a Charles Kaufman para que escriba el guión sobre ese libro, con el mismo título. Hasta ahí, nada raro.
En la vida real: Kaufman se encierra durante varios meses a escribir y no puede. Lee todos los libros existentes sobre las orquídeas, aprende que existen 40.000 especies en el mundo, descubre que la polinización de las flores o sea, la cópula con los insectos en plena primavera no es una casualidad y que cada flor, tiene su insecto determinado. No puede dormir. Tiene pesadillas con las orquídeas que invaden su vida. No responde el teléfono. Deja de salir. No se baña, no come, se complace solitariamente, vaga de un lado al otro como un sonámbulo.
En la vida real: Una madrugada Kaufman descubre que una salida al bloqueo creativo puede ser escribir un guión sobre un escritor contratado para adaptar un libro sobre un ladrón de orquídeas, pero también se siente bloqueado. Con ese borrador se presentó al productor quien se escondió durante varios días hasta cuando Kaufman, en un almuerzo con el productor y la autora del libro, supo que les había encantado la idea.
En la película: Charlie Kaufman (Nicolas Cage) atraviesa toda clase de laberintos emocionales, creativos y físicos mientras descubre la fórmula salvadora, y en ese doloroso proceso es acompañado por su hermano gemelo, Donald (Nicolas Cage), quien tiene más suerte y vende su primer guión en cerca de un millón de dólares. Kaufman se obsesiona sexualmente con la escritora, Susan Orlean (interpretada por Meryl Streep), quien a su vez se apasiona con el ladrón de orquídeas (un estupendo Chris Cooper). Streep y Cooper ganaron Globos de Oro secundarios por sus personajes que no son tan secundarios.
Esta es una película muy inteligente que gira alrededor de ese misterio que nadie ha podido explicar jamás: el proceso de la creación artística, cómo hacen los artistas para lograr sus obras, de dónde las toman, qué recursos emplean, hasta dónde la disciplina es tan importante como la sabiduría y el buen humor y la sensualidad y la irresponsabilidad.
Por supuesto, como ocurre con "Mulholland Drive" o "Memento" o "Amnesia" o "El hombre sin pasado" cada espectador se arma su propia película y en este caso, algunos dirán que no, que el gemelo no existe y que las salvajes escenas en los pantanos forman parte de un sueño, y que Kaufman (¿el verdadero? ¿el de la película?) nunca sale de su bloqueo porque el cine no existe, está formado por sombras que aparecen y desaparecen por un efecto óptico.
Sátira feroz a un Hollywood que tiene la decencia de reírse de quienes lo atacan; película sobre la película que trata sobre otra película; mirada a esas obsesiones tan necesarias cuando se quiere lograr algo, le deja al espectador la incómoda pero divertida y masoquista sensación de no saber distinguir dónde comienzan y acaban la realidad y la ficción, si es que hay alguna separación entre ambos niveles.
Una frase para memorizar de los diálogos de los dos hermanos: "Tú eres lo que amas, no lo que te ama a ti".
Seguramente pocos recuerdan el nombre de Charlie Kaufman, así a secas y con razón, porque en épocas pasadas los guionistas (William Goldman, Waldo Salt, Truman Capote, William Faulkner, Julius Epstein...) eran tan importantes como los directores y las estrellas, y se sentaban tranquilamente a comer en la opulenta mesa de los magnates de Hollywood. A medida que el oficio de escribir guiones fue tecnificándose, se convirtieron en sombras, se hicieron más discretos y en ocasiones hasta desaparecieron para que divas y galanes, directores y dueños de los estudios pudieran brillar más.
Charlie Kaufman: la mejor referencia a este hombre delgado, de pelo áspero y poca estatura es que a finales de 2000 y comienzos de 2001 fue uno de los personajes más populares de Hollywood, porque su guión de "Cómo ser John Malkovich" fue nominado al Globo de Oro y el Oscar, y recibió innumerables premios de las asociaciones de críticos dentro y fuera de Estados Unidos, además de todos los galardones que el director Spike Jonze y algunos de los actores compartieron. Dos años después de esa fama repentina e incómoda, Kaufman (Massapequa, Nueva York, 1958) vuelve a convertirse en estrella, gracias a otro guión original más divertido, más absurdo, más atravesado, más surrealista, más personal y más agresivo para una película que no podía llamarse de otra forma, "Adaptation" y por supuesto, dirigida por Spike Jonze.
Autor y actor de piezas de teatro y cortos estudiantiles estudió cine en la universidad de Nueva York, trabajó en el Star Tribune en Minneapolis y en 1991 se mudó a Los Angeles para escribir episodios de la serie "Get a Life". En las madrugadas adelantaba el borrador de "...Malkovich" hasta cuando otro desenfrenado, Jonze, lo convirtió en una de las películas más audaces, cómicas, tiernas, sinceras y provocadoras. Después vendría su asociación con George Clooney, convertido en actor, para "Confesiones de una mente peligrosa".
Cualquier referencia al tema de "El ladrón de orquídeas" es inútil porque la película se va desenrollando, avanzando, estirando, encogiendo, apresurando, retardando y enriqueciéndose a medida que ese personaje del guionista entiende que sin la complicidad del público, la película no puede existir, lo cual es un tremendo pero necesario lugar común.
En la vida real: aparece un libro, "El ladrón de orquídeas", basado en un artículo de la periodista Susan Orlean en The New Yorker sobre un personaje singular, John Laroche, cazador furtivo en los pantanos de la Florida que desafía todas las leyes y autoridades de recursos naturales. Un productor contrata a Charles Kaufman para que escriba el guión sobre ese libro, con el mismo título. Hasta ahí, nada raro.
En la vida real: Kaufman se encierra durante varios meses a escribir y no puede. Lee todos los libros existentes sobre las orquídeas, aprende que existen 40.000 especies en el mundo, descubre que la polinización de las flores o sea, la cópula con los insectos en plena primavera no es una casualidad y que cada flor, tiene su insecto determinado. No puede dormir. Tiene pesadillas con las orquídeas que invaden su vida. No responde el teléfono. Deja de salir. No se baña, no come, se complace solitariamente, vaga de un lado al otro como un sonámbulo.
En la vida real: Una madrugada Kaufman descubre que una salida al bloqueo creativo puede ser escribir un guión sobre un escritor contratado para adaptar un libro sobre un ladrón de orquídeas, pero también se siente bloqueado. Con ese borrador se presentó al productor quien se escondió durante varios días hasta cuando Kaufman, en un almuerzo con el productor y la autora del libro, supo que les había encantado la idea.
En la película: Charlie Kaufman (Nicolas Cage) atraviesa toda clase de laberintos emocionales, creativos y físicos mientras descubre la fórmula salvadora, y en ese doloroso proceso es acompañado por su hermano gemelo, Donald (Nicolas Cage), quien tiene más suerte y vende su primer guión en cerca de un millón de dólares. Kaufman se obsesiona sexualmente con la escritora, Susan Orlean (interpretada por Meryl Streep), quien a su vez se apasiona con el ladrón de orquídeas (un estupendo Chris Cooper). Streep y Cooper ganaron Globos de Oro secundarios por sus personajes que no son tan secundarios.
Esta es una película muy inteligente que gira alrededor de ese misterio que nadie ha podido explicar jamás: el proceso de la creación artística, cómo hacen los artistas para lograr sus obras, de dónde las toman, qué recursos emplean, hasta dónde la disciplina es tan importante como la sabiduría y el buen humor y la sensualidad y la irresponsabilidad.
Por supuesto, como ocurre con "Mulholland Drive" o "Memento" o "Amnesia" o "El hombre sin pasado" cada espectador se arma su propia película y en este caso, algunos dirán que no, que el gemelo no existe y que las salvajes escenas en los pantanos forman parte de un sueño, y que Kaufman (¿el verdadero? ¿el de la película?) nunca sale de su bloqueo porque el cine no existe, está formado por sombras que aparecen y desaparecen por un efecto óptico.
Sátira feroz a un Hollywood que tiene la decencia de reírse de quienes lo atacan; película sobre la película que trata sobre otra película; mirada a esas obsesiones tan necesarias cuando se quiere lograr algo, le deja al espectador la incómoda pero divertida y masoquista sensación de no saber distinguir dónde comienzan y acaban la realidad y la ficción, si es que hay alguna separación entre ambos niveles.
Una frase para memorizar de los diálogos de los dos hermanos: "Tú eres lo que amas, no lo que te ama a ti".