Crítica: "El sueño de Ellis", el país de la falta de oportunidades
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Por José Daniel Díaz
Con cierto retraso llega a las carteleras españolas y mexicanas la última película de James Gray, director de las fascinantes "La noche es nuestra" y "Two lovers". Su nuevo trabajo, "El sueño de Ellis", no está al nivel de sus trabajos anteriores pero sigue manteniendo una calidad indiscutible. Con una espléndida Marion Cotillard, nos traslada a un mezquino Nueva York en los años 20 que, sin embargo, no pierde ni un ápice de su encanto.
A más de uno, cuando empiece la película, le vendrá la imagen de un pequeño Vito Corleone intentando pasar la frontera en "El Padrino II". La ambientación, las imágenes y los diálogos te trasladan a ese momento, como si James Gray homenajeara la magnífica obra de Francis Ford Coppola. A partir de ahí, nos adentramos en un Nueva York oscuro, sórdido, que mancha el eslogan "país de las oportunidades".
Marion Cotillard interpreta a Ewa, una mujer polaca, que, junto a su hermana Magda, intenta entrar en Estados Unidos. Ella, no sin esfuerzo y algo de suerte, logrará pasar la frontera pero su hermana, visiblemente enferma, quedará recluída en la isla de Ellis. Ella luchará lo indecible por el reencuentro, por vivir juntas el sueño americano.
La actriz francesa vuelve a regalarnos una soberbia interpretación. Encuentra la pureza y el coraje de su personaje con aparente facilidad. Su evidente inocencia esconde a una persona fuerte y rendida a su principal objetivo, salvar a su hermana. Dos hombres se disputarán su amor, Bruno (Joaquin Phoenix), un "chulo" lleno de complejos, y su primo Orlando (Jeremy Renner), un simpático canalla.
Los tres forman un triángulo amoroso de difícil solución. James Gray juega bien sus bazas apoyándose en una exquisita ambientación y un guión sobrio pero muy trabajado. Es cierto que en determinados momentos adolece de ritmo pero es innegable su calidad fílmica. La lucha Ewa por recuperar a su hermana y su propia dignidad, destaca por no caer en el drama, en la lágrima fácil. El mundo no se hizo para los débiles y si quieres algo, debes luchar por ello, parece subyacer sobre el personaje de Marion Cotillard.
De los tres actores protagonistas, por increíble que parezca, el que menos destaca es Joaquin Phoenix y eso que es el actor fetiche del director. No en vano ha participado en "La noche es nuestra", "Two lovers" y "La otra cara del crimen". Lamentablemente su papel requería de un mayor grado de contención y él se desata con sus gestos excesivos, sus actitudes rallando el desequilibrio mental y emocional y, en definitiva, ofreciendo una versión habitual dentro de su filmografía pero innecesaria en este título.
Quizás no sea la mejor película del director americano, pero merece la pena darle una oportunidad para contemplar cine maduro, bien realizado y bien interpretado. No os decepcionará.
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