Crítica: "Actividad paranormal: Los marcados", terror y enchilada

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'Actividad paranormal: Los marcados'

Por Juan Sapia

En su variante latina, la nueva entrega de Actividad Paranormal se distancia de las películas anteriores, "latinizándose" e incluye brujería, rituales vudú, mexicanos tomando tequila y gangsters armados. En lenguaje empresarial, la franquicia es la concesión de derechos de explotación de un producto, actividad o nombre comercial. Este término puede servir perfectamente para hablar de la saga Actividad Paranormal. Luego de que la primera película funcionara (salió por quince mil dólares y produjo 193 millones) Paramount se dedicó a explotar el producto de manera exhaustiva. Desde entonces, las entregas de la saga son ejercicios de (otra vez lenguaje empresarial) "return on investment": poner cada vez menos pesos y hacer cada vez más.

"Actividad paranormal: Los marcados / Paranormal activity: The Marked Ones" (2013) se ubica entre "Actividad Paranormal 4", que salió en 2012, y la 5, que está anunciada para octubre del 2014. Presentada como un "spin off", agrega a la serie un detalle de color: todos los personajes principales son latinos residentes en Estados Unidos. Esto puede leerse tanto como un intento de captar a un público creciente dentro del mercado como la explotación de un imaginario colectivo que relaciona a los latinos con los gitanos, y eventualmente con la brujería. En todo caso, el retrato que se hace de Jesse, el personaje principal, y su familia y amigos es vistosamente estereotipada.

Una de las características de la serie Actividad Paranormal es buscar la excusa para la presencia de la cámara. Si en la primera el matrimonio instalaba la cámara en el dormitorio por la sospecha de que los acechaban fantasmas, o en la segunda las cámaras de seguridad se instalaban por un robo sufrido por la familia protagonista, en "Actividad paranormal: Los marcados" la razón es más inocente, más sutil: Jesse se acaba de graduar y recibe una GoPro de regalo. Sin embargo, los videos al estilo Jackass que él y su amigo Arturo filman empiezan a teñirse de oscuridad cuando la mujer que vive debajo de su departamento (todos los latinos viven en una vecindad, como en "El Chavo") es misteriosamente asesinada.

Predecible en sus intenciones y errónea en sus intentos de asustar, lo más interesante en "Actividad paranormal: Los marcados" es lo pintoresco del retrato que hace de la comunidad latina. Con una señora que recuerda al personaje de Consuela de la teleserie animada "Family Guy "(la abuela de Jesse) y un inevitable referencia a Roberto Gómez Bolaños (el perro de Jesse, que se llama "Chavo") el terror se diluye en lo caricaturesco de los personajes.