Vivien Leigh, estrella centenaria
- por © CineyTeatro.es-NOTICINE.com
Marcada por su personaje de Scarlett O’Hara en "Lo que el viento se llevó / Gone with the Wind " Vivien Leigh, que nació tal día como este martes hace 100 años, está considerada una de las más grandes y bellas actrices de la edad de oro del cine de Hollywood. Con la larga saga sureña, la estrella británica pasó por si sola a la historia del cine, y nunca tuvo un suceso semejante, mientras su relación con otra gran figura del teatro y la pantalla, Sir Laurence Olivier, contribuyó a su imagen glamourosa. Una salud delicada también condicionó el rápido declive de su carrera.
Vivien Leigh (de verdadero nombre Vivian Mary Hartley) nació el 5 de noviembre de 1913 en Darjeeling (India), hija de un acomodado matrimonio británico. Desde una edad temprana demostró su inclinación por la interpretación, actuando en los diversos montajes teatrales que se organizaban en los distintos colegios a los que asistió. Más adelante, ya de regreso a Inglaterra, estudió en la Royal Academy of Dramatic Art con el fin de perfeccionar sus aptitudes interpretativas.
Debutó en el teatro en 1934 con la obra "The Green Sash", y al año siguiente en el cine con "Things are looking up", participó como modelo y tuvo que aprender a ocultar un gran defecto: sus grandes manos. Unos años antes se había casado con el abogado Herbert Leigh Holman, del que tomó su apellido del que ya no se desprendería nunca. Con él tuvo su única hija, Suzanne.
Tras una función en el teatro Lyric, Vivien Leigh conoció a Laurence Olivier, famoso por sus adaptaciones de las obras de Shakespeare, del que se enamoró y con el que también formó pareja artística. Con él haría en 1937 "Fire Over England" en 1937, bajo la dirección de William K. Howard y producido por los míticos Alexander Korda y Erich Pommer. En 1938 interviene en "Un yanqui en Oxford / A Yank at Oxford ", de Jack Conway y en "Callejón sin salida / Dead Reckoning", de Tim Whelan.
Ese mismo año, le cambió la vida. De visita a Estados Unidos para ver a su amante Laurence Olivier, el mítico productor David O'Selznick les invita a una audición. El magnate había invertido 50 000 dólares y seis meses de campaña para encontrar a la Escarlata O'Hara de "Lo que el viento se llevó / Gone with the Wind ", la película que iba a producir a partir de la célebre novela-río de Margaret Mitchell. Todas las actrices de Hollywood luchaban por hacerse con el personaje. Vivien Leigh no era una desconocida en Hollywood, ya que algunas de sus películas británicas habían tenido bastante éxito, pero era lo más alejado a una estrella. Pese a esto, que suponía un riesgo para David O'Selznick, su imagen física y sus cualidades dramáticas eran perfectas para el personaje, por lo que el famoso productor decidió que ella fuese Escarlata O'Hara.
"Lo que el viento se llevó / Gone with the Wind " (1939), dirigida por diferentes cineastas, aunque al final la firmaría Victor Fleming, que había triunfado con "El mago de Oz / The Wizard of Oz ", era sobre todo una superproducción de su productor. La película ha permanecido a lo largo de la historia como un vigoroso y persuasivo melodrama con excelentes personajes, en especial el de Escarlata O’Hara, que logran una perfecta simbiosis con los actores que lo interpretan. Entre los temas principales del film destacan los de la emancipación de la mujer (con el dilema entre Melania, esclava del hombre y de las circunstancias que le toca vivir, y Escarlata, independiente y rechazada) y los desastres de la guerra. Vivien Leigh logró el Oscar por esta interpretación.
A raiz de ello, pronto pasó a ser considerada una de las mujeres más bellas de la pantalla grande por sus finas facciones y sus imponentes ojos que deslumbraron a más de un hombre.
Tras "Lo que el viento se llevó / Gone with the Wind ", la actriz rueda también en Hollywood "El puente de Waterloo / Waterloo Bridge ", que estaba ambientada en Londres, y en 1940 se casa con Laurence Olivier, tras sus respectivos divorcios. Tuvieron una sencilla ceremonia en San Ysidro Ranch, Santa Bárbara (California) a la que acudieron sus testigos Katharine Hepburn y Garson Kanin.
Pese a que su interpretación de Escarlata O’Hara la había catapultado a la fama mundial haciendo de ella una de las actrices más reconocidas de todos los tiempos tras Bette Davis y Katharine Hepburn, Vivian seguiría prefiriendo el teatro al cine, y en las posteriores décadas sólo participó en contadas películas, entre las que destaca "Un tranvía llamado deseo / A Streetcar Named Desire " (1951), por la que obtuvo su segundo Oscar.
Actuó en Broadway en "Tovarich" que le valió su primer premio Tony, pero su precario estado de salud le impedió desarrollar su carrera con normalidad, y pronto surgió una tormentosa relación con su marido, Laurence Olivier.
Tras "El puente de Waterloo / Waterloo Bridge" solo haría nueve incursiones más en Hollywood, la mayoría en películas históricas o papeles clásicos como Lady Hamilton, Cleopatra o Anna Karenina. Su relación con Laurence Oliver fue cada vez peor y sus problemas de salud, físicos y mentales, tampoco contribuyeron a la estabilidad del matrimonio, por lo que terminaron divorciándose en 1960 y ella se instaló a vivir junto al también actor John Merivale.
En 1961 protagonizó "La primavera romana de la señora Stone / The Roman Spring of Mrs. Stone" y en 1965 "El barco de los locos / Ship of Fools", pero tras el divorcio se le diagnosticó un regreso de una tuberculosis de la que años antes se había curado y un trastorno bipolar, por lo que se le prohibió actuar y exponerse a los cambios climáticos. Son unos años de reposo, en los que Vivien comenzó a preparar su vuelta a los escenarios, regreso que jamás pudo cumplir. Aún así, y minada por el alcohol, la tuberculosis y las enfermedades mentales, aún tuvo tiempo de ganar un Emmy.
Después de una larga agonía, Leigh moriría la noche del 7 de julio de 1967. Después de arreglar sus flores y atender a sus amigos, cansada se retiró a su cuarto. Tenía tan sólo 53 años. Fue hallada muerta en la habitación de su apartamento londinense en el 54 Eaton Square por su entonces pareja sentimental John Merivale, quien rápidamente llamó a Laurence Olivier. Este —según los artículos de la época— fue el más afectado por la muerte de Leigh.
Olivier se encontraba ingresado en el hospital, pero al ser avisado de la noticia pidió el alta voluntaria y acudió inmediatamente al lado de Vivien. Él mismo relataba en sus memorias, que permaneció junto a ella a solas "pidiéndose perdón por todo el daño que se habían hecho". Siempre la recordaría como el gran amor de su vida. Desde que se casó con sir Laurence Olivier hasta su muerte nunca se prescindió del título de Lady Olivier.
Vivien Leigh pidió que sus cenizas se esparciesen por el Támesis. Le sobrevivieron su hija, nietos y bisnietos.
Vivien Leigh (de verdadero nombre Vivian Mary Hartley) nació el 5 de noviembre de 1913 en Darjeeling (India), hija de un acomodado matrimonio británico. Desde una edad temprana demostró su inclinación por la interpretación, actuando en los diversos montajes teatrales que se organizaban en los distintos colegios a los que asistió. Más adelante, ya de regreso a Inglaterra, estudió en la Royal Academy of Dramatic Art con el fin de perfeccionar sus aptitudes interpretativas.
Debutó en el teatro en 1934 con la obra "The Green Sash", y al año siguiente en el cine con "Things are looking up", participó como modelo y tuvo que aprender a ocultar un gran defecto: sus grandes manos. Unos años antes se había casado con el abogado Herbert Leigh Holman, del que tomó su apellido del que ya no se desprendería nunca. Con él tuvo su única hija, Suzanne.
Tras una función en el teatro Lyric, Vivien Leigh conoció a Laurence Olivier, famoso por sus adaptaciones de las obras de Shakespeare, del que se enamoró y con el que también formó pareja artística. Con él haría en 1937 "Fire Over England" en 1937, bajo la dirección de William K. Howard y producido por los míticos Alexander Korda y Erich Pommer. En 1938 interviene en "Un yanqui en Oxford / A Yank at Oxford ", de Jack Conway y en "Callejón sin salida / Dead Reckoning", de Tim Whelan.
Ese mismo año, le cambió la vida. De visita a Estados Unidos para ver a su amante Laurence Olivier, el mítico productor David O'Selznick les invita a una audición. El magnate había invertido 50 000 dólares y seis meses de campaña para encontrar a la Escarlata O'Hara de "Lo que el viento se llevó / Gone with the Wind ", la película que iba a producir a partir de la célebre novela-río de Margaret Mitchell. Todas las actrices de Hollywood luchaban por hacerse con el personaje. Vivien Leigh no era una desconocida en Hollywood, ya que algunas de sus películas británicas habían tenido bastante éxito, pero era lo más alejado a una estrella. Pese a esto, que suponía un riesgo para David O'Selznick, su imagen física y sus cualidades dramáticas eran perfectas para el personaje, por lo que el famoso productor decidió que ella fuese Escarlata O'Hara.
"Lo que el viento se llevó / Gone with the Wind " (1939), dirigida por diferentes cineastas, aunque al final la firmaría Victor Fleming, que había triunfado con "El mago de Oz / The Wizard of Oz ", era sobre todo una superproducción de su productor. La película ha permanecido a lo largo de la historia como un vigoroso y persuasivo melodrama con excelentes personajes, en especial el de Escarlata O’Hara, que logran una perfecta simbiosis con los actores que lo interpretan. Entre los temas principales del film destacan los de la emancipación de la mujer (con el dilema entre Melania, esclava del hombre y de las circunstancias que le toca vivir, y Escarlata, independiente y rechazada) y los desastres de la guerra. Vivien Leigh logró el Oscar por esta interpretación.
A raiz de ello, pronto pasó a ser considerada una de las mujeres más bellas de la pantalla grande por sus finas facciones y sus imponentes ojos que deslumbraron a más de un hombre.
Tras "Lo que el viento se llevó / Gone with the Wind ", la actriz rueda también en Hollywood "El puente de Waterloo / Waterloo Bridge ", que estaba ambientada en Londres, y en 1940 se casa con Laurence Olivier, tras sus respectivos divorcios. Tuvieron una sencilla ceremonia en San Ysidro Ranch, Santa Bárbara (California) a la que acudieron sus testigos Katharine Hepburn y Garson Kanin.
Pese a que su interpretación de Escarlata O’Hara la había catapultado a la fama mundial haciendo de ella una de las actrices más reconocidas de todos los tiempos tras Bette Davis y Katharine Hepburn, Vivian seguiría prefiriendo el teatro al cine, y en las posteriores décadas sólo participó en contadas películas, entre las que destaca "Un tranvía llamado deseo / A Streetcar Named Desire " (1951), por la que obtuvo su segundo Oscar.
Actuó en Broadway en "Tovarich" que le valió su primer premio Tony, pero su precario estado de salud le impedió desarrollar su carrera con normalidad, y pronto surgió una tormentosa relación con su marido, Laurence Olivier.
Tras "El puente de Waterloo / Waterloo Bridge" solo haría nueve incursiones más en Hollywood, la mayoría en películas históricas o papeles clásicos como Lady Hamilton, Cleopatra o Anna Karenina. Su relación con Laurence Oliver fue cada vez peor y sus problemas de salud, físicos y mentales, tampoco contribuyeron a la estabilidad del matrimonio, por lo que terminaron divorciándose en 1960 y ella se instaló a vivir junto al también actor John Merivale.
En 1961 protagonizó "La primavera romana de la señora Stone / The Roman Spring of Mrs. Stone" y en 1965 "El barco de los locos / Ship of Fools", pero tras el divorcio se le diagnosticó un regreso de una tuberculosis de la que años antes se había curado y un trastorno bipolar, por lo que se le prohibió actuar y exponerse a los cambios climáticos. Son unos años de reposo, en los que Vivien comenzó a preparar su vuelta a los escenarios, regreso que jamás pudo cumplir. Aún así, y minada por el alcohol, la tuberculosis y las enfermedades mentales, aún tuvo tiempo de ganar un Emmy.
Después de una larga agonía, Leigh moriría la noche del 7 de julio de 1967. Después de arreglar sus flores y atender a sus amigos, cansada se retiró a su cuarto. Tenía tan sólo 53 años. Fue hallada muerta en la habitación de su apartamento londinense en el 54 Eaton Square por su entonces pareja sentimental John Merivale, quien rápidamente llamó a Laurence Olivier. Este —según los artículos de la época— fue el más afectado por la muerte de Leigh.
Olivier se encontraba ingresado en el hospital, pero al ser avisado de la noticia pidió el alta voluntaria y acudió inmediatamente al lado de Vivien. Él mismo relataba en sus memorias, que permaneció junto a ella a solas "pidiéndose perdón por todo el daño que se habían hecho". Siempre la recordaría como el gran amor de su vida. Desde que se casó con sir Laurence Olivier hasta su muerte nunca se prescindió del título de Lady Olivier.
Vivien Leigh pidió que sus cenizas se esparciesen por el Támesis. Le sobrevivieron su hija, nietos y bisnietos.