John Turturro habla de la experiencia de dirigir a Woody Allen
- por © Redacción-NOTICINE.com
John Turturro ha presentado en el Festival Internacional de Cine de Toronto su quinta película como realizador, la comedia erótica "Fading Gigolo", sobre un florista que -sin ser ni joven ni especialmente seductor- se tiene que dedicar a la prostitución, al servicio de mujeres, en Nueva York. El propio actor-director se reserva ese papel protagónico, y se rodea de figuras encabezadas por Woody Allen, en una de sus escasas interpretaciones para otros directores, como un amigo librero que se convierte en una especie de proxeneta que le organiza a la clientela. La colombiana Sofía Vergara, Sharon Stone o Vanessa Paradis completan el estelar elenco.
Turturro califica a Allen como "un actor maravilloso. Uno no lo calibra en toda su dimensión hasta que no trabaja con él. Está muy bien físicamente, y sabe cómo mantener el ritmo". El cómo se gestó la participación del veterano cineasta, quien dio años atrás un pequeño papel a Turturro en "Hannah y sus hermanas", forma casi parte del mismo tono cómico y costumbrista de la película.
Sin saberlo, ambos compartían la misma barbería. Turturro comentó la idea sobre la trama a su barbero, al que le gustó y más tarde se la contó a Allen. He aquí el inicio de una historia que no sería la misma sin esos protagonistas.
El neoyorquino Allen, como Turturro nacido en Brookling, no suele actuar en películas no dirigidas por él mismo (lo hizo para el mexicano Alfonso Arau en "Cachitos picantes / Picking Up the Pieces"). Pero en este caso cambió de idea, uniéndose así a un reparto que no dejará indiferente a nadie: Vanessa Paradis, en el papel de una viuda judía ortodoxa; Sharon Stone y Sofía Vergara, interpretando a una pareja bisexual, y Liev Schreiber.
"Es una gran cosa dirigir a alguien como él. Yo estaba un poquito nervioso. Pero si no fue el más fácil de todos, sí puede decirse que es una de las personas más fáciles con las que trabajé en toda la película. Woody ha sido capaz de mantenerse en pantalla por mucho tiempo. Y todavía puede", comenta Turturro.
Es visible la influencia de Allen más allá de su papel, en esta comedia bañada con los sonidos del jazz y con la presencia del judaísmo que demuestra la huella siempre reconocible del genio, aunque sea en manos de Turturro. "Sus comentarios son despiadados, pero eso es muy útil", comenta el director a AP, y agrega que algunos de los momentos más generales del guion se eliminaron. "Él quería que fuera una película inteligente".
Tras su primer paso por Toronto, la crítica por el momento, se encuentra dividida. Todd McCarthy habla en The Hollywood Reporter sobre las deficiencias del film. Destaca como aspecto negativo los extraños giros narrativos que se dan, así como la escasa información que se ofrece sobre el personaje principal, y califica al film de no tan divertido ni sexy para ser una presunta comedia erótica. Sin embargo, Catherine Shoard alaba el film en The Guardian. Aprecia la decisión de Turturro de encomendarse a sí mismo el papel de proxeneta, llegando a asegurar que se trata de la película con más encanto en Toronto este año.
Turturro califica a Allen como "un actor maravilloso. Uno no lo calibra en toda su dimensión hasta que no trabaja con él. Está muy bien físicamente, y sabe cómo mantener el ritmo". El cómo se gestó la participación del veterano cineasta, quien dio años atrás un pequeño papel a Turturro en "Hannah y sus hermanas", forma casi parte del mismo tono cómico y costumbrista de la película.
Sin saberlo, ambos compartían la misma barbería. Turturro comentó la idea sobre la trama a su barbero, al que le gustó y más tarde se la contó a Allen. He aquí el inicio de una historia que no sería la misma sin esos protagonistas.
El neoyorquino Allen, como Turturro nacido en Brookling, no suele actuar en películas no dirigidas por él mismo (lo hizo para el mexicano Alfonso Arau en "Cachitos picantes / Picking Up the Pieces"). Pero en este caso cambió de idea, uniéndose así a un reparto que no dejará indiferente a nadie: Vanessa Paradis, en el papel de una viuda judía ortodoxa; Sharon Stone y Sofía Vergara, interpretando a una pareja bisexual, y Liev Schreiber.
"Es una gran cosa dirigir a alguien como él. Yo estaba un poquito nervioso. Pero si no fue el más fácil de todos, sí puede decirse que es una de las personas más fáciles con las que trabajé en toda la película. Woody ha sido capaz de mantenerse en pantalla por mucho tiempo. Y todavía puede", comenta Turturro.
Es visible la influencia de Allen más allá de su papel, en esta comedia bañada con los sonidos del jazz y con la presencia del judaísmo que demuestra la huella siempre reconocible del genio, aunque sea en manos de Turturro. "Sus comentarios son despiadados, pero eso es muy útil", comenta el director a AP, y agrega que algunos de los momentos más generales del guion se eliminaron. "Él quería que fuera una película inteligente".
Tras su primer paso por Toronto, la crítica por el momento, se encuentra dividida. Todd McCarthy habla en The Hollywood Reporter sobre las deficiencias del film. Destaca como aspecto negativo los extraños giros narrativos que se dan, así como la escasa información que se ofrece sobre el personaje principal, y califica al film de no tan divertido ni sexy para ser una presunta comedia erótica. Sin embargo, Catherine Shoard alaba el film en The Guardian. Aprecia la decisión de Turturro de encomendarse a sí mismo el papel de proxeneta, llegando a asegurar que se trata de la película con más encanto en Toronto este año.