El personaje: Tarantino, el regreso del violento hijo pródigo
- por © Laura Andrés-NOTICINE.com
10-X-03
Sangre, violencia, humor en los peores momentos y una actriz: Uma Thurman y en nuestras mentes surge directamente cualquier secuencia de “Pulp Fiction”. Una fórmula que el director Quentin Tarantino, después de estar cinco años retirado del cine, ha decidido repetir para su nueva película, “Kill Bill”, cuyo primer capítulo se estrena este viernes en EEUU. Aclamado como director de culto por unos, odiado por otros debido a la cantidad de violencia y líquido rojo que usa en todas sus películas. Su presencia en una cinta asegura la polémica.
El caso Tarantino es “raro”: no cuenta con importantes familiares metidos en el mundo del cine ni por sus venas corre sangre de grandes actores. Tan sólo puede decirse que es un enamorado, hasta extremos obsesivos, del mundo del cine. Su infancia trascurrió en las salas de proyecciones en las que aprendió a distinguir todos los géneros cinematográficos e incluso llegó a trabajar como acomodador de una sala de cine X cuando tenía dieciséis años; una edad en la que la mayoría de los adolescentes están jugando con sus videoconsolas y sus muñecos.
Introvertido y muy solitario, dedicaba su tiempo libre al mundo de la televisión. Sentado delante del aparato se pasaba horas enteras y nadie conseguía apartarlo ni llamar su atención salvo para ver alguna película en el cine. Muchos afirman que el niño que aparece en “Pulp Fiction” es un claro reflejo del estadounidense en sus años mozos. Con todas estas aficiones le quedaba poco tiempo para el colegio pero, aunque muchos se amparen en que Quentin es un genio que se aburría en las clases, estudiar nunca fue una de sus grandes pasiones y los abandonó rápidamente. Sus sueños eran el cine y la televisión.
Como los adolescentes de su edad, en principio decidió dedicarse al mundo de la interpretación y se apuntó a la escuela de actores de James Best. Nunca ha estudiado cine ni nada similar, salvo esos cinco años en la academia que dieron como resultado un trabajo en un videoclub. Un lugar que pronto consiguió transformar en centro de reunión para aficionados al cine donde realizaban tertulias y ciclos. Allí también iniciaría su carrera como guionista con “My best friend birthday” (1987), en la que un chico contrata a una prostituta como regalo de cumpleaños para su mejor amigo. Inexperto y novato en este mundo de la gran pantalla, el joven Tarantino se lanzó a rodarla y tardó tres años en terminar una cinta en la que participaban de forma gratuita sus amigos del videoclub y de la escuela de interpretación.
Durante este tiempo, este estadounidense de Tenessee realizaba una nueva versión mucho más seria y divida en dos historias: “True Romace” que el director Tony Scott llevaría a la gran pantalla como “Amor a Quemarropa” (1993) y “Malas Tierras” que se transformaría en “Asesinos natos” del director Oliver Stone en 1994.
Las productoras compraron estos guiones pero se negaron a llevarlos a la gran pantalla hasta que empezó a ser considerado un importante director y guionista con su película de culto: “Reservoir Dogs” (1992). De pronto, su suerte cambió de forma rotunda, sin pasar por varias películas realizadas sin éxito o pequeños papeles secundarios, Tarantino se había convertido en alguien a tener en cuenta. Escrita en tan sólo tres semanas, la polémica entraba en su vida debido al marcado carácter violento de la cinta. Sin embargo, obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes y los premios al Mejor Actor, Director y Guión en Sitges.
Pero Tarantino tan sólo había dado unas pequeñas pinceladas de lo que más tarde se convertiría en su sello personal. Éste llegó con su aclamada “Pulp Fiction” para la que se convierte en actor, director y productor. La cinta no tiene desperdicio: mucha sangre, violencia, humor negro y escenas inconexas de varias historias que se conseguían unir como por arte de magia al final de la cinta. Tarantino asentaba las bases de su estilo propio para aquellos que no lo tenían claro. Con tan sólo 31 años cruzaba la alfombrilla roja de la ceremonia de los Oscar con siete nominaciones aunque sólo pudo llevarse a casa una estatuilla, la de Mejor Guión Original.
Su capacidad para generar historias “raras” no había terminado y se lanzó a rodar “Four rooms” (1995) que contó con la participación de la cantante estadounidense Madonna, Drew Barrymore y Antonio Banderas. Tarantino también dejaba presente una de sus pequeñas manías/aficiones: aparecer con un pequeño papel en sus películas como si se tratase del mismísimo Hitchcock.
En 1996, escribió un guión nada despreciable de la película “Abierto hasta el amanecer”. Una cinta sobre vampiros en la que el director Robert Rodríguez contó con actores como George Clooney, Harvey Keitel, Juliette Lewis y el propio Tarantino en calidad de hermano maniático del guapo de la serie televisiva “Urgencias”.
Su filmografía como director se completa con la comedia “Jackie Brown” para la que contó con Bridget Fonda, Samuel L.Jackson, Robert de Niro y Michel Keaton. Cinco años hemos tenido que esperar para poder disfrutar de una nueva película “al estilo Tarantino” que promete ir acompañada del mismo carácter violento y las mismas polémicas que las anteriores.
Sangre, violencia, humor en los peores momentos y una actriz: Uma Thurman y en nuestras mentes surge directamente cualquier secuencia de “Pulp Fiction”. Una fórmula que el director Quentin Tarantino, después de estar cinco años retirado del cine, ha decidido repetir para su nueva película, “Kill Bill”, cuyo primer capítulo se estrena este viernes en EEUU. Aclamado como director de culto por unos, odiado por otros debido a la cantidad de violencia y líquido rojo que usa en todas sus películas. Su presencia en una cinta asegura la polémica.
El caso Tarantino es “raro”: no cuenta con importantes familiares metidos en el mundo del cine ni por sus venas corre sangre de grandes actores. Tan sólo puede decirse que es un enamorado, hasta extremos obsesivos, del mundo del cine. Su infancia trascurrió en las salas de proyecciones en las que aprendió a distinguir todos los géneros cinematográficos e incluso llegó a trabajar como acomodador de una sala de cine X cuando tenía dieciséis años; una edad en la que la mayoría de los adolescentes están jugando con sus videoconsolas y sus muñecos.
Introvertido y muy solitario, dedicaba su tiempo libre al mundo de la televisión. Sentado delante del aparato se pasaba horas enteras y nadie conseguía apartarlo ni llamar su atención salvo para ver alguna película en el cine. Muchos afirman que el niño que aparece en “Pulp Fiction” es un claro reflejo del estadounidense en sus años mozos. Con todas estas aficiones le quedaba poco tiempo para el colegio pero, aunque muchos se amparen en que Quentin es un genio que se aburría en las clases, estudiar nunca fue una de sus grandes pasiones y los abandonó rápidamente. Sus sueños eran el cine y la televisión.
Como los adolescentes de su edad, en principio decidió dedicarse al mundo de la interpretación y se apuntó a la escuela de actores de James Best. Nunca ha estudiado cine ni nada similar, salvo esos cinco años en la academia que dieron como resultado un trabajo en un videoclub. Un lugar que pronto consiguió transformar en centro de reunión para aficionados al cine donde realizaban tertulias y ciclos. Allí también iniciaría su carrera como guionista con “My best friend birthday” (1987), en la que un chico contrata a una prostituta como regalo de cumpleaños para su mejor amigo. Inexperto y novato en este mundo de la gran pantalla, el joven Tarantino se lanzó a rodarla y tardó tres años en terminar una cinta en la que participaban de forma gratuita sus amigos del videoclub y de la escuela de interpretación.
Durante este tiempo, este estadounidense de Tenessee realizaba una nueva versión mucho más seria y divida en dos historias: “True Romace” que el director Tony Scott llevaría a la gran pantalla como “Amor a Quemarropa” (1993) y “Malas Tierras” que se transformaría en “Asesinos natos” del director Oliver Stone en 1994.
Las productoras compraron estos guiones pero se negaron a llevarlos a la gran pantalla hasta que empezó a ser considerado un importante director y guionista con su película de culto: “Reservoir Dogs” (1992). De pronto, su suerte cambió de forma rotunda, sin pasar por varias películas realizadas sin éxito o pequeños papeles secundarios, Tarantino se había convertido en alguien a tener en cuenta. Escrita en tan sólo tres semanas, la polémica entraba en su vida debido al marcado carácter violento de la cinta. Sin embargo, obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes y los premios al Mejor Actor, Director y Guión en Sitges.
Pero Tarantino tan sólo había dado unas pequeñas pinceladas de lo que más tarde se convertiría en su sello personal. Éste llegó con su aclamada “Pulp Fiction” para la que se convierte en actor, director y productor. La cinta no tiene desperdicio: mucha sangre, violencia, humor negro y escenas inconexas de varias historias que se conseguían unir como por arte de magia al final de la cinta. Tarantino asentaba las bases de su estilo propio para aquellos que no lo tenían claro. Con tan sólo 31 años cruzaba la alfombrilla roja de la ceremonia de los Oscar con siete nominaciones aunque sólo pudo llevarse a casa una estatuilla, la de Mejor Guión Original.
Su capacidad para generar historias “raras” no había terminado y se lanzó a rodar “Four rooms” (1995) que contó con la participación de la cantante estadounidense Madonna, Drew Barrymore y Antonio Banderas. Tarantino también dejaba presente una de sus pequeñas manías/aficiones: aparecer con un pequeño papel en sus películas como si se tratase del mismísimo Hitchcock.
En 1996, escribió un guión nada despreciable de la película “Abierto hasta el amanecer”. Una cinta sobre vampiros en la que el director Robert Rodríguez contó con actores como George Clooney, Harvey Keitel, Juliette Lewis y el propio Tarantino en calidad de hermano maniático del guapo de la serie televisiva “Urgencias”.
Su filmografía como director se completa con la comedia “Jackie Brown” para la que contó con Bridget Fonda, Samuel L.Jackson, Robert de Niro y Michel Keaton. Cinco años hemos tenido que esperar para poder disfrutar de una nueva película “al estilo Tarantino” que promete ir acompañada del mismo carácter violento y las mismas polémicas que las anteriores.