Colaboración: Un buen día para matar una saga

por © NOTICINE.com
Willis, en tierras rusas
Por José Romero

Las historias de John McClane, el policía que siempre hace su aparición en el lugar equivocado en el peor momento posible, han funcionado con el público no tanto por la espectacularidad sino por el efectivo desarrollo de una trama, una buena delineación de los personajes antagónicos y -como no puede ser de otra manera- la presentación de un atractivo villano que ponga en aprietos a este creíble héroe. Así fue nos lo presentó el director John McTiernan hace ya un cuarto de siglo y en las dos entregas siguientes se respetó su esencia: no perseguir los problemas sino que estos salían a su encuentro y solo su buen olfato policiaco y experiencia le hacía deducir o sospechar de algo ilícito.

La cuarta parte ya daba que pensar de cierto desgaste de la formula, pero la destreza del director Les Wiseman, supo disfrazar y disimular con mucha pericia aquellos baches argumentales, trasladando al personaje a un escenario de mayor magnitud, con un mayor despliegue de pirotecnia – distrayendo, en buena ley, nuestra atención- pero ya se sentía la menor dedicación a la hora de esbozar los rasgos primigenios del villano, aspecto fundamental de los tres primeros títulos.

Mi primera impresión al ver el trailer de esta quinta entrega, "Un buen día para morir", fue de entusiasmo al reencontrarme con un personaje entrañable y que nos ha entretenido por tantos años. No es extraño que cuando uno se tope con cualquiera de las cuatro primeras películas se quede –textualmente- pegado al canal de cable y quiera ver cómo nuestro héroe de acción se las va a ingeniar para salir ileso de los aprietos, aunque ya hayamos visto decenas de veces cada una de estas películas y nos la sepamos casi de memoria. Otro aspecto que me entusiasmó de inmediato fue la posibilidad de replicar el "efecto Skyfall", es decir, estos 25 años significaban la ocasión ideal para que este clásico moderno de acción se reinvente, se recargue al estilo del reciente James Bond. Pero todo esto se desvaneció al enterarme de quién era la persona encargada de dirigirla: John Moore.

Uno puede tener reparos con Les Wiseman, pero no puede negar que tiene oficio, técnica para armar sus secuencias de acción, impregnándole dinamismo a una historia ciertamente rutinaria. Bueno, hasta hace unos días uno podría pensar que esta era la menos inspirada de toda la saga pero lo peor todavía estaba por venir. John Moore es, a todas luces, un director de encargo que no tiene mayor talento para crear situaciones de tensión o, al menos, darle fluidez a una narración, requisito indispensable de estos productos de las "majors". Una cosa que sí ha patentado, es abortar posibles sagas, ahí tenemos a "Max Payne" y "La profecía", que tras los penosos resultados quedaron en solo primeras partes. Es por ello, inexplicable la elección de este director para un producto como este, que genera enormes expectativas en casi todo el planeta.

"La jungla / Duro de matar: Un buen día para morir", nos presenta al otro hijo de McClane y sobre eso trata la película. El difícil reencuentro de padre e hijo en un territorio improbable. Esto que debiera ser lo primordial a la hora de escribir el guión está apenas esbozado y de la manera más simplista y torpe. Por otro lado, la presentación y desarrollo del conflicto terrorista no tiene ninguna arista u ofrece mayor sorpresa al espectador. Como en la filmografía de Moore, cuyo título más regular es su opera prima "Tras la líneas enemigas", tras lo cual todo ha sido cuesta abajo, en esta película lo más interesante está como el policía va a hacer su irrupción, cuándo y cómo se va a encontrar a su hijo o en qué momento va a decir su clásica frase “Yipikaye ...!”. Después de aquello, todo resulta mecánico, previsible, cansino; incluso se puede distinguir un descarado y nada divertido par de escenas calcadas de la cinta de 1988. Y mientras todo esto pasa ante nuestros ojos, el tema musical original de Michael Kamen, es machacado y utilizado hasta el hartazgo, restándole toda posibilidad de repotenciar el dramatismo de cualquier escena.

Ahora solo queda esperar la sexta entrega -que ya es muy voceada y que podría significar el reencuentro con la esposa de McClane- para  darle un digno cierre a este querido personaje, pues si algo ha quedado demostrado con esta cinta es que el heroico policía no está hecho para “salvar al mundo” ni su hijo tiene el carisma ni presencia para continuar la saga.