Colaboración: De lo sensacional al sensacionalismo
- por © NOTICINE.com
Por Josep Maria Jolis
Hace un tiempo tuve una conversación muy interesante con una íntima amiga, periodista. Estábamos tomando un vino (tal vez por eso nos pusimos complejos) y terminamos hablando sobre el periodismo y sus límites. ¿Dónde acaba un artículo sensacional y empieza un tratamiento sensacionalista? Gran pregunta con una respuesta complicada.
Muchos periodistas consideran que las noticias son historias. El mero hecho de utilizar esta palabra define muy bien de qué trata el asunto: es igual de importante lo qué cuentas que el cómo lo cuentas. No nos engañemos: los periodistas son los defensores de la libertad de expresión pero todos trabajan para un medio de comunicación. ¿El objetivo del medio es contar la verdad? Tal vez sí. Pero también vender ejemplares, tener un buen dato de audiencia o defender determinados intereses políticos.
Los periodistas pueden ser héroes y garantes de la libertad pero también personajes cínicos cargados de intereses. Tal vez lo que más se ajusta a la realidad es que son seres vocacionales y curiosos por naturaleza.
Una de las películas que mejor ilustran lo que acabo de contar es "Primera plana" ("The front page", 1974), una comedia dirigida por Billy Wilder. Los periodistas que aparecen en esta comedia son cínicos, brillantes, buscan una exclusiva como sea… son unos granujas, pero te encariñas de ellos. Pero no dejan de ser unos granujas: por una buena primicia podrían vender a su madre. O alquilarla al mejor postor sin que la madre se enterase.
El tándem formado por Jack Lemmon y Walter Matthau protagonizó esta comedia de época, ambientada en los años 20 del siglo XX. Pero la época da igual: cuando se habla de periodismo, ética, amor y otros temas intemporales la historia se repite. ¿Sensacional o sensacionalista?
Hace un tiempo tuve una conversación muy interesante con una íntima amiga, periodista. Estábamos tomando un vino (tal vez por eso nos pusimos complejos) y terminamos hablando sobre el periodismo y sus límites. ¿Dónde acaba un artículo sensacional y empieza un tratamiento sensacionalista? Gran pregunta con una respuesta complicada.
Muchos periodistas consideran que las noticias son historias. El mero hecho de utilizar esta palabra define muy bien de qué trata el asunto: es igual de importante lo qué cuentas que el cómo lo cuentas. No nos engañemos: los periodistas son los defensores de la libertad de expresión pero todos trabajan para un medio de comunicación. ¿El objetivo del medio es contar la verdad? Tal vez sí. Pero también vender ejemplares, tener un buen dato de audiencia o defender determinados intereses políticos.
Los periodistas pueden ser héroes y garantes de la libertad pero también personajes cínicos cargados de intereses. Tal vez lo que más se ajusta a la realidad es que son seres vocacionales y curiosos por naturaleza.
Una de las películas que mejor ilustran lo que acabo de contar es "Primera plana" ("The front page", 1974), una comedia dirigida por Billy Wilder. Los periodistas que aparecen en esta comedia son cínicos, brillantes, buscan una exclusiva como sea… son unos granujas, pero te encariñas de ellos. Pero no dejan de ser unos granujas: por una buena primicia podrían vender a su madre. O alquilarla al mejor postor sin que la madre se enterase.
El tándem formado por Jack Lemmon y Walter Matthau protagonizó esta comedia de época, ambientada en los años 20 del siglo XX. Pero la época da igual: cuando se habla de periodismo, ética, amor y otros temas intemporales la historia se repite. ¿Sensacional o sensacionalista?
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