Exposición en Nueva York recuerda a Katharine Hepburn, la actriz que creó estilo

por © Alberto Duque-NOTICINE.com
Katharine Hepburn
Katharine Hepburn, pionera en el uso de prendas masculinas entre las estrellas de Hollywood, es recordada a nueve años de su muerte con una exposición en la New York Public Library, que repasa el estilo inconformista en el vestir con el que cambió la moda norteamericana. Hasta el 12 de enero de 2013, los visitantes podrán contemplar 40 trajes de escena que la actriz lució, junto a fotografías y zapatos de la diva ganadora de cuatro premios Oscar, entre las doce candidaturas que obtuvo en sus 96 años de vida.

Se recuerda una de sus frases que define un estilo luego imitado: "Cada vez que escuché decir a un hombre que prefiere a las mujeres que usan falda, le he respondido: prueba a usar una".

Una de las curadoras de la exhibición, Barbara Stratyner ha contado que muchos de los trajes que lució en pantalla o en el escenario pasaron a su propio armario, ya que la actriz pedía que le confeccionaran copias para ella: "Se encariñaba con un vestido y lo pedía en otro color o con cualquier otro detalle diferente".

"El hecho de que llevara pantalones influenció enormemente al pret a porter en Estados Unidos", añadió Hean Druesedow, director de la Kent State University Museum y también curador de la exposición.

A los 96 años de edad, desapareció Hepburn, tras un solo matrimonio, fracasado; un romance clandestino de 26 años con otro rebelde, Spencer Tracy; algunas de las mejores comedias de todos los tiempos; una aureola feminista dentro y fuera de la pantalla por defender el aborto, la liberación absoluta y el voto para las mujeres, además de preocuparse por el embarazo de las adolescentes, la prostitución y el auge de las enfermedades venéreas; una leyenda de androginia que ella fomentaba porque siempre llevaba pantalones y chaquetas cruzadas con camisas a rayas y zapatos sin tacones, muy masculina, sin medias ni maquillaje ni aretes ni adornos.

A los 96 años, solo la coincidencia de la artritis, el cáncer de piel, la neumonía y los peores efectos del Parkinson pudieron acabar con la vida y la carrera de una de las mujeres más fascinantes en muchos años, Katharine Hepburn, desaparecida quince días después de otra leyenda, Gregory Peck.

Leyendo sus memorias,”Yo misma, historias de mi vida” uno entiende que la arrogancia, la antipatía, la dureza, la soledad, el apego a su larga familia, el terror a dejarse conocer por los extraños, el desprecio que sentía por los críticos que reseñaban sus películas y los espectadores que iban a verlas, sus pésimas relaciones con directores, guionistas, técnicos y directores, su odio a la frivolidad de Hollywood, su negativa a dejarse manejar por los publicistas como una estrella y una diva, todos esos elementos de su forma de ser que la convirtieron en una rareza en el mundo del cine hasta el momento de su muerte el 29 de junio de 2003, venían directamente de la madre y ésta lo había tomado del pensamiento de otro rebelde, George Bernard Shaw: “Este es el verdadero goce de la vida, ser usado para un objetivo que tú mismo reconoces como importante; estar totalmente agotado cuando te arrojen al cajón de los trastos; ser una fuerza de la naturaleza en lugar de un pequeño zoquete febril y egoísta, lleno de malestar y resentimiento, quejoso siempre de que el mundo no se dedique a hacerte feliz”.

Como remate de esa filosofía, estos mandamientos: “No te des por vencida. Lucha por tu futuro. La única solución es la independencia. Las mujeres valen tanto como los hombres. No tienes demasiado dinero pero sí un espíritu independiente. Con conocimientos, con educación no puedes ceder, tienes tu propio camino. No gimas. No te quejes. Piensa positivamente”.

Esa es la historia de una actriz que inició su carrera teatral a los 12 años, que exigió a la RKO la suma de 1.500 dólares por su primer contrato al lado de John Barrymore, que se complacía en afirmar que siempre estuvo de espaldas al público y la crítica, y le confesó a la periodista Bárbara Walters en 1981: “Nunca he vivido como una mujer. He vivido como un hombre. Siempre hice lo que me dio la gana. Hice mucho dinero para vivir a mi manera y nunca me he arrepentido de andar sola”. En uno de sus rituales anuales, el American Film Institute la escogió como la más grande entre las 50 leyendas del cine. Nunca se lo agradeció. Como si no fuera con ella. Tuvo la misma reacción el 12 de mayo de 1997 cuando bautizaron con su nombre un parque en Manhattan. Se quedó en casa. Indiferente.

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