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El actor norteamericano Tom Cruise ha demandado a un luchador y actor "gay" al que una revista francesa atribuyó declaraciones en las que sostenía que mantuvo una relación homosexual durante meses, y que ésta provocó la ruptura de su matrimonio con Nicole Kidman. Los representantes legales de Cruise reclaman 100 millones de dólares a Kyle Bradford, cuyo verdadero nombre es Chad Slater, por afirmar en la revista francesa Actustar que "tuvo una continua relación homosexual con Cruise mientras éste estuvo casado y que la relación fue descubierta por la esposa de Cruise, quien terminó la relación". Bradford, que tiene una web en internet en la que se presenta como luchador de lucha libre y "gay", ha cambiado inmediatamente su contenido habitual para sobre un fondo negro negar taxativamente que haya realizado ninguna entrevista ni citado a Cruise.

"En relación con las noticias que todo el mundo ha leido... Nunca he estado en Francia, nunca he hablado con la revista Actustar, y nunca he dicho ninguna de esas declaraciones que se me atribuyen. Las afirmaciones que se han difundido en todo el mundo son falsas y perjudiciales para ambas partes", escribe el actor-luchador en la portada -convertida ahora en única página- de su web (http://www.kylebradford.com).

Sea cierto o no que Bradford fue utilizado por la revista francesa, la multimillonaria demanda ha debido meterle el miedo en el cuerpo. En ella, los abogados de Cruise aseguran que el actor " no es y nunca ha sido homosexual", además de afirmar que "nunca ha tenido una relación homosexual -o de ningún otro tipo- con Bradford, a quien ni siquiera conoce. Bert Fields, abogado de Tom, reconoció con Bradford no debe tener los 100 millones que se le reclaman, pero que la cifra fue propuesta, "para impedir que otras revistas publiquen "bazofia" de ese tipo". Según Fields, ya Actustar ha aceptado publicar una rectificación del artículo, que fue traducido a varios idiomas por otras publicaciones, incluido el español.
La supuesta homosexualidad de Cruise es comidilla habitual de la prensa sensacionalista desde hace años, pero con la misma insistencia el actor norteamericano ha negado este extremo, que hasta ahora nadie ha podido certificar con pruebas medianamente creibles.