OPINIÓN: "Terminator 3", en el mortal verano de las secuelas

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Terminator 3
Terminator 3
Terminator 32-VII-03

Por Alberto Duque López

El verano de este año pasará a la historia del cine como la estación de las secuelas (segundas y terceras partes de éxitos anteriores), la feria de la mediocridad y la vulgaridad, la pereza de directores y guionistas para arriesgarse con temas y personajes diferentes y sobre todo, la paciencia y resignación de millones de espectadores masoquistas en el mundo entero para asistir a los multiplex en busca de películas mediocres como "Terminator 3" que ni entusiasman, ni sorprenden, ni producen la menor reacción entre los espectadores, menos entre los más jóvenes que son los más inteligentes.

Los críticos en Estados Unidos están escandalizados. El del Chicago Tribune afirmaba que, afortunadamente, estaban en cartelera documentales como "Spellbound", "Nómadas del viento" y "Capturing the Friedmans" para compensar la pésima calidad de las películas de ficción; una cronista de CNN y el crítico principal de la revista Premiere coincidían en que la originalidad se ha convertido en pésimo negocio en Hollywood y por eso los estudios prefieren insistir en lo conocido, aunque sea malo. Otro señalaba cómo, de las películas del verano aunque hagan muchos millones, nadie se acordará dentro de algunas semanas.

Lo cierto es que la actual y la próxima carteleras tienen títulos nada novedosos como "Los ángeles de Charlie - Al límite" (las primeras críticas ya la destrozaron pero no impidieron que recaudara cerca de 38 millones de dólares en sus primeros tres días); el "Terminator" que nos desencantó; "Dumb and Dumberer, When Harry Met Lloyd"; "Legally Blonde 2"; el tercer capítulo de Matrix; "Freddy Vs Jason"; "American Wedding" (tercera parte de "American Pie"); "Bad Boys 2"; dos películas sobre piratas con personajes e historias que han aparecido centenares de veces: "Piratas del Caribe" y el animado "Simbad y la leyenda de los siete mares"; "2 fast 2 furious"; "X-Men 2"; "Lara Croft 2" con Angelina Jolie, por supuesto; "El Exorcista, el Comienzo"; "Spy Kids 3" también con Antonio Banderas y Robert Rodríguez; "Jeepers Creepers 2"; "El señor de los anillos 3"......

La primera "Terminator" de James Cameron, 1984, sorprendió y aunque ahora sus efectos especiales parezcan domésticos ha quedado en la memoria como una de las mejores aventuras de ciencia-ficción. La segunda parte en 1991, con el mismo director, además de los cuatro Oscars recibidos es recordada por el truco del malo que se licua metálicamente y recompone enseguida. La tercera "Terminator" tiene otro director, Jonathan Mostow, relativamente nuevo ("Breakdown", 1997 y "U-571", 2000), escogido luego que Cameron, Tony Scott, Ridley Scott y Michael Bay rechazaran la oferta de dirigirla con un presupuesto cercano a los 200 millones de dólares. En ese gasto hay que incluir los 14 meses invertidos por Mostow en rescribir el guión en el que participaron más de seis escritores.

"T3" comienza con John Connor (Nick Stahl) a los 25 años y en la clandestinidad, para no poder ser localizado por el ordenador que controla a las máquinas que quieren acabar con su vida. Desde el futuro, llega la versión femenina del robot asesino, T-X, Terminatrix (Kristanna Loken), la más softisticada maquina de matar creada por Skynet. El viejo Terminator T-800 (Arnold Schwarzenegger), tendrá nuevamente que protegerle.

Esta "Terminator" es aburrida, predecible, demasiado larga, con una historia inconexa y unos efectos especiales a veces sensacionales, pero ya vistos en otras películas, incluidas las dos anteriores de la serie. Aunque el director afirma que la sensación de fatiga y aburrimiento de Arnold Schwarzenegger es buscada, porque su modelo T800 está anticuado en comparación con el enemigo TX (interpretado por una mujer bella, sensual y fría, Kristanna Loken), más fuerte, más destructor, más inteligente, más indestructible, más veloz, más aplaudido, uno siente que el actor se levanta sin ganas todos los días para marcharse al rodaje y cobrar los 30 millones de dólares de su sueldo.

La historia que quiere empatar con las anteriores se frustra en buena parte por el actor que interpreta a John Connor, Nick Stahl, quien siempre parece más desubicado y perplejo que el mismo espectador, para quien ese chico que ha roto cualquier vínculo con el mundo era más decidido y dinámico cuando estaba en manos de Michael Biehn, en la primera y Edward Furlong, en la segunda parte. Si alguien quiere rescatar algo memorable de este tercer capítulo habría que señalar la batalla en plena autopista cuando TX, conduciendo una enorme grúa, despedaza varios kilómetros de casas, edificios, automóviles, postes, señales, barreras, trenes, autos policiales y otros elementos mientras intenta cazar a los dos muchachos y al robot. El resto está lleno de explosiones, escenas sin sentido, diálogos más idiotas que de costumbre, explicaciones cibernéticas que son falsas, razones científicas sin peso alguno y lo que es peor, la sensación de que los realizadores de "Terminator 3" piensan que todos los que asistimos aburridos a su desechable película, todos, formamos parte de una masa idiota que llena los centros comerciales en el verano.