Colaboración: Sexo y dinero… y un martini seco para beber
- por © Teo va al cine-NOTICINE.com
Por Josep Maria Jolis
Que nadie se lleve a engaño: hoy no voy a hablar de películas con poca trama pero con mucho cuerpo. Cuerpo desnudo. Eso sí, Sexo y dinero… y un martini seco para beber podría ser un excelente título de película erótica (no sé si soft o hardcore), en la estela de "No me toques el pito que me irrito" o "Ensalada de pepino en el colegio femenino". Pero hoy nos vamos a detener en la obra de un viejo zorro, unos de los grandes del cine convencional.
En el impagable libro-entrevista Conversaciones con Billy Wilder el autor de "El apartamento / Piso de soltero" reflexionaba sobre su cine. Y también sobre su visión del ser humano. Según Wilder solo hay dos motivaciones que mueven el mundo: el sexo y el dinero (o el poder que ejercemos sobre los demás). A primera vista la afirmación de Wilder nos puede parecer muy simplista pero si analizamos su filmografía nos sorprenderemos de hasta qué punto tenía este concepto en la cabeza.
Solo una pequeña muestra: la adúltera que quiere acabar con el marido para cobrar la póliza de seguros ("Perdición / Pacto de sangre"), el periodismo sin escrúpulos ("El gran carnaval / Cadenas de roca" o "Primera plana"), el sexo como mecanismo de ascensión social ("El apartamento / Piso de soltero") o la estafa como motor para forrarse ("En bandeja de plata"). A todo ello hay que añadir un elemento más, que casa a la perfección con el sexo y el dinero: la representación, la simulación (recuerden "Con faldas y a lo loco / Una Eva y dos Adanes", "Irma la dulce" o "En bandeja de plata").
Billy Wilder fue tachado de cineasta comercial, sin principios, cínico… de tener una visión frívola del mundo. Es curioso como el tiempo pone las cosas en su sitio. Muchas de las películas norteamericanas coetáneas a la obra del realizador austríaco son, vistas hoy, anticuadas. En cambio su cine es fiel reflejo de la personalidad y las actitudes imperantes, lo que demuestra que Wilder no era perfecto, pero casi.
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Que nadie se lleve a engaño: hoy no voy a hablar de películas con poca trama pero con mucho cuerpo. Cuerpo desnudo. Eso sí, Sexo y dinero… y un martini seco para beber podría ser un excelente título de película erótica (no sé si soft o hardcore), en la estela de "No me toques el pito que me irrito" o "Ensalada de pepino en el colegio femenino". Pero hoy nos vamos a detener en la obra de un viejo zorro, unos de los grandes del cine convencional.
En el impagable libro-entrevista Conversaciones con Billy Wilder el autor de "El apartamento / Piso de soltero" reflexionaba sobre su cine. Y también sobre su visión del ser humano. Según Wilder solo hay dos motivaciones que mueven el mundo: el sexo y el dinero (o el poder que ejercemos sobre los demás). A primera vista la afirmación de Wilder nos puede parecer muy simplista pero si analizamos su filmografía nos sorprenderemos de hasta qué punto tenía este concepto en la cabeza.
Solo una pequeña muestra: la adúltera que quiere acabar con el marido para cobrar la póliza de seguros ("Perdición / Pacto de sangre"), el periodismo sin escrúpulos ("El gran carnaval / Cadenas de roca" o "Primera plana"), el sexo como mecanismo de ascensión social ("El apartamento / Piso de soltero") o la estafa como motor para forrarse ("En bandeja de plata"). A todo ello hay que añadir un elemento más, que casa a la perfección con el sexo y el dinero: la representación, la simulación (recuerden "Con faldas y a lo loco / Una Eva y dos Adanes", "Irma la dulce" o "En bandeja de plata").
Billy Wilder fue tachado de cineasta comercial, sin principios, cínico… de tener una visión frívola del mundo. Es curioso como el tiempo pone las cosas en su sitio. Muchas de las películas norteamericanas coetáneas a la obra del realizador austríaco son, vistas hoy, anticuadas. En cambio su cine es fiel reflejo de la personalidad y las actitudes imperantes, lo que demuestra que Wilder no era perfecto, pero casi.
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