Colaboración: Idas y venidas galácticas, más el 3D
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Por Víctor Uribe
La vida está llena de momentos buenos y malos, algunos de ellos te marcan para siempre... Uno de los gratos recuerdos de mi infancia fue cuando mi padre me llevó al Cine Hollywood a ver una película llamada “La guerra de las galaxias”. También me acuerdo de la espada laser a la mexicana, un juguete muy popular en aquella época. En realidad sólo era una linterna unida a un tubo de plástico, con un par de filtros para cambiarle de color.
Más tarde, fueron fantásticas las visitas a la ya desaparecida fábrica de juguetes Lili Ledy (donde se producían las figuras con la licencia oficial), porque quedaba algo cerca de mi casa. Incluso recuerdo con alegría las repeticiones en televisión de la versión doblada en España. Todo eso me hace sentir que tuve una niñez afortunada.
La trilogía Star Wars fue todo un suceso cinematográfico que se convirtió en un icono de la cultura popular y marcó a dos generaciones de espectadores. Inspirado en buena medida en el trabajo de Joseph Campbell, George Lucas le añadió a la mitología elementos de géneros como el western, la ciencia-ficción y la fantasía, así como el subgénero de magia y espada. Para los espectadores, la oportunidad de acompañar a Luke Skywalker, en su búsqueda de convertirse en Jedi y luchar contra el Imperio: la estructura mítica del viaje del héroe.
Star Wars pasó a la historia por sus innovaciones técnicas en efectos especiales y audio, además de revolucionar el mundo de la mercadotecnia en torno a una película.
Cuando se dio a conocer que habría una nueva trilogía despertó una gran expectación de los fans, porque en el Episodio I veríamos los inicios de Dart Vader, mucho antes de su transformación al lado oscuro. Era un acontecimiento muy esperado, quizá por eso no fue tan extraño que muchos saliéramos tan desilusionados después de ver el resultado.
De inicio fue desagradable ver un concepto fundamental en la saga como “la fuerza”, esa energía metafísica del universo, reducido a algo biológico llamado “midiclorianos”. Eso sin contar las incoherencias y contradicciones con respecto a los episodios IV, V Y VI.
Ahora que he visto de nuevo el Episodio I sigo pensando que ahí están desperdiciados Ewan McGregor, Liam Neeson y Natalie Portman. Todo por darle mayor importancia a los efectos especiales. Lo peor de todo es una aberración llamada Jar Jar Binks, aunque debo aceptar el buen recibimiento que ha tenido por las nuevas generaciones.
Para ser justo habría que mencionar los aciertos del Episodio I: vestuario, el tema “Duel of Fates” de John Williams y la presencia de Dart Maul, mucho más espectacular que los Jedi (incluido el Yoda Digital).
A la par, George Lucas le hizo modificaciones a la primera trilogía, no sólo la digitalizó (lo cual es bueno para su preservación) e incluyó nuevas tomas, también tomó decisiones que aún son controversiales entre los fans: como cambiar la escena de Han Solo para que Greedo disparara primero, o la de quitar al viejo Anakin (Sebastian Shaw) para poner al joven (Hayden Christensen) en la escena final de “El regreso del Jedi”. Lo bueno es que esos temas dan para el debate.
Y ahora que está tan de moda la tercera dimensión era lógico que se presentara la versión en 3D, a estrenarse una por año en el orden cronológico de la historia. Al menos de esa forma el desembolso para los fans no será tan severo.
John Knoll, el encargado de los efectos visuales de la segunda trilogía ahora es el responsable de la conversión de 2D a 3D.
Lucas confiesa que al principio no era un gran fan del 3D y que no le gusta cuando las cosas en pantalla se dirigen al espectador, prefiere la profundidad en las escenas. Hay que reconocer que en algunas escenas sí luce el 3D en ese sentido (aunque en otras no se aprecia). Destaca la carrera de los podracers, las batallas en espacio y la batalla “Darth Maul vs. Obi-Wan y Qui-Gon”. En cambio pienso que en las imágenes holográficas se pierden.
También se mejoró mucho en definición, iluminación y color. No le llegan a la estupenda manufactura como “Avatar” o “Hugo”, pero al menos hacen olvidar un poco la deficiencias del guión. Yo hubiera eliminado a Jar Jar Binks, pero entiendo es un tema generacional y debo respetar a los nuevos cinéfilos. Y como curiosidad, ahora que vi otra vez la película recordé que Sofia Coppola hizo un papelito.
¿Vale la pena? Yo diría que sí. Ya hemos gastado mucho dinero, para beneplácito de la cuenta bancaria de George Lucas, tanto en las versiones en VHS, DVD, Blu Ray y toda la mercancía disponible. Así que no está demás volver a ver la saga completa en 3D. Con el anhelo de ver la adaptación de “El imperio contraataca” en el 2016, cuando nuestros bastones sustituyan a los espadas laser de juguete.
De todas formas hay esperanza. Pienso que el Universo Star Wars aún da mucho para dar. Por ejemplo, tengo curiosidad de ver cómo los Jedi derrotaron a los Sith en la época del Antigua República, si tan sólo dos o tres (y uno que cambió de bando) pusieron en jaque a a todo el Consejo Jedi en las películas que conocemos.
Claro, sería mejor si en esas historias Lucas sólo se dedicara a la producción y le dejara el puesto de director a alguien como Christopher Nolan, Darren Aronofsky o un J.J. Abrams (por decir los primeros que me vienen a la mente). Para revitalizar la saga se necesita alguien que se ocupe más de los personajes, de los efectos que se encargue Industrial Light and Magic. Más o menos como sucedió recientemente con Star Trek.
El Episodio I de Star Wars en 3D está en nuestros cines desde este viernes.
La vida está llena de momentos buenos y malos, algunos de ellos te marcan para siempre... Uno de los gratos recuerdos de mi infancia fue cuando mi padre me llevó al Cine Hollywood a ver una película llamada “La guerra de las galaxias”. También me acuerdo de la espada laser a la mexicana, un juguete muy popular en aquella época. En realidad sólo era una linterna unida a un tubo de plástico, con un par de filtros para cambiarle de color.
Más tarde, fueron fantásticas las visitas a la ya desaparecida fábrica de juguetes Lili Ledy (donde se producían las figuras con la licencia oficial), porque quedaba algo cerca de mi casa. Incluso recuerdo con alegría las repeticiones en televisión de la versión doblada en España. Todo eso me hace sentir que tuve una niñez afortunada.
La trilogía Star Wars fue todo un suceso cinematográfico que se convirtió en un icono de la cultura popular y marcó a dos generaciones de espectadores. Inspirado en buena medida en el trabajo de Joseph Campbell, George Lucas le añadió a la mitología elementos de géneros como el western, la ciencia-ficción y la fantasía, así como el subgénero de magia y espada. Para los espectadores, la oportunidad de acompañar a Luke Skywalker, en su búsqueda de convertirse en Jedi y luchar contra el Imperio: la estructura mítica del viaje del héroe.
Star Wars pasó a la historia por sus innovaciones técnicas en efectos especiales y audio, además de revolucionar el mundo de la mercadotecnia en torno a una película.
Cuando se dio a conocer que habría una nueva trilogía despertó una gran expectación de los fans, porque en el Episodio I veríamos los inicios de Dart Vader, mucho antes de su transformación al lado oscuro. Era un acontecimiento muy esperado, quizá por eso no fue tan extraño que muchos saliéramos tan desilusionados después de ver el resultado.
De inicio fue desagradable ver un concepto fundamental en la saga como “la fuerza”, esa energía metafísica del universo, reducido a algo biológico llamado “midiclorianos”. Eso sin contar las incoherencias y contradicciones con respecto a los episodios IV, V Y VI.
Ahora que he visto de nuevo el Episodio I sigo pensando que ahí están desperdiciados Ewan McGregor, Liam Neeson y Natalie Portman. Todo por darle mayor importancia a los efectos especiales. Lo peor de todo es una aberración llamada Jar Jar Binks, aunque debo aceptar el buen recibimiento que ha tenido por las nuevas generaciones.
Para ser justo habría que mencionar los aciertos del Episodio I: vestuario, el tema “Duel of Fates” de John Williams y la presencia de Dart Maul, mucho más espectacular que los Jedi (incluido el Yoda Digital).
A la par, George Lucas le hizo modificaciones a la primera trilogía, no sólo la digitalizó (lo cual es bueno para su preservación) e incluyó nuevas tomas, también tomó decisiones que aún son controversiales entre los fans: como cambiar la escena de Han Solo para que Greedo disparara primero, o la de quitar al viejo Anakin (Sebastian Shaw) para poner al joven (Hayden Christensen) en la escena final de “El regreso del Jedi”. Lo bueno es que esos temas dan para el debate.
Y ahora que está tan de moda la tercera dimensión era lógico que se presentara la versión en 3D, a estrenarse una por año en el orden cronológico de la historia. Al menos de esa forma el desembolso para los fans no será tan severo.
John Knoll, el encargado de los efectos visuales de la segunda trilogía ahora es el responsable de la conversión de 2D a 3D.
Lucas confiesa que al principio no era un gran fan del 3D y que no le gusta cuando las cosas en pantalla se dirigen al espectador, prefiere la profundidad en las escenas. Hay que reconocer que en algunas escenas sí luce el 3D en ese sentido (aunque en otras no se aprecia). Destaca la carrera de los podracers, las batallas en espacio y la batalla “Darth Maul vs. Obi-Wan y Qui-Gon”. En cambio pienso que en las imágenes holográficas se pierden.
También se mejoró mucho en definición, iluminación y color. No le llegan a la estupenda manufactura como “Avatar” o “Hugo”, pero al menos hacen olvidar un poco la deficiencias del guión. Yo hubiera eliminado a Jar Jar Binks, pero entiendo es un tema generacional y debo respetar a los nuevos cinéfilos. Y como curiosidad, ahora que vi otra vez la película recordé que Sofia Coppola hizo un papelito.
¿Vale la pena? Yo diría que sí. Ya hemos gastado mucho dinero, para beneplácito de la cuenta bancaria de George Lucas, tanto en las versiones en VHS, DVD, Blu Ray y toda la mercancía disponible. Así que no está demás volver a ver la saga completa en 3D. Con el anhelo de ver la adaptación de “El imperio contraataca” en el 2016, cuando nuestros bastones sustituyan a los espadas laser de juguete.
De todas formas hay esperanza. Pienso que el Universo Star Wars aún da mucho para dar. Por ejemplo, tengo curiosidad de ver cómo los Jedi derrotaron a los Sith en la época del Antigua República, si tan sólo dos o tres (y uno que cambió de bando) pusieron en jaque a a todo el Consejo Jedi en las películas que conocemos.
Claro, sería mejor si en esas historias Lucas sólo se dedicara a la producción y le dejara el puesto de director a alguien como Christopher Nolan, Darren Aronofsky o un J.J. Abrams (por decir los primeros que me vienen a la mente). Para revitalizar la saga se necesita alguien que se ocupe más de los personajes, de los efectos que se encargue Industrial Light and Magic. Más o menos como sucedió recientemente con Star Trek.
El Episodio I de Star Wars en 3D está en nuestros cines desde este viernes.