Colaboración: Ben Gazzara, la sonrisa del perdedor

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Ben Gazzara
Por Jon Apaolaza

Supongo que muchos han escrito ya sobre Ben Gazzara y sus más destacados trabajos en el cine independiente americano, especialmente con John Cassavetes, pero yo lo recuerdo sobre todo con Peter Bogdanovich, en un par de películas no tan valoradas, "Saint Jack" y "Todos rieron". Esos personajes de perdedor insobornable, de honesto en medio del fango, me hicieron quererle. Este fin de semana, con la discreción del secundario que fue gran parte de su vida, nos dejó el entrañable actor norteamericano.

Es dificil ser un héroe cuando eres bajito y con entradas, y con esa pinta -y encima siendo buena persona- ¿cómo puedes tener un puticlub en Singapur? Eso hacía Gazzara en "Saint Jack" (1979), y se las daban por todos lados, hasta acabar con su negocio y casi con su vida... pero le quedaba la dignidad.

Los proxenetas solo tienen dignidad en el cine, y de vez en cuando. Pero cuando Ben Gazzara te miraba con sus pequeños ojos que imaginabas enrojecidos por el whisky de malta, no podías menos que envidiarle, ahí rodeado de bellezas orientales, a las que explotaba con enorme delicadeza, con un trato casi paternal.

En su otra cinta con el mismo Bogdanovich, "Todos rieron" (1981) era un detective de poca monta, que seguía a la esposa de un tipo rico, nada menos que Audrey Hepburn, y acababa enamorándose de ella... como no podía ser de otra manera. Aquí también era el herido de todas las guerras que contempla el campo de batalla con sorna.

Posiblemente hubo entre "Bogda" y Gazzara una rara complicidad y esos dos personajes fueron escritos para él.
No hace mucho ví otra suya, más reciente, "El profesor", en la que hacía de mafioso, la opera prima de Tornatore, antes de "Cinema Paradiso", francamente no muy lograda. Aquí para nada existe esa especie de rara comunión entre el personaje y quien lo interpreta.

Ben Gazzara visitó varias veces el Festival de San Sebastián, una de las últimas con mujer despanpanante y perrito. Tenía todo el aspecto de ser un "bont vivant", y dicen que le encantaba la cocina vasca. Parecía alguien cordial que no se tomaba demasiado en serio a sí mismo.

Nunca fue un astro, no tenía cuerpo para eso, pero al menos vivió de su trabajo y nos hizo pasar momentos muy agradables. El, mientras, parecía divertirse, con esa medio sonrisa entre pícara y cómplice, lo cual ya es bastante...

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