Crítica: "Un lugar para soñar / Un zoológico en casa", animales sueltos

por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Johansson y Damon, protagonistas
Johansson y Damon, protagonistas
Por Juan Pablo Russo

La filmografía de Cameron Crowe siempre incluye temas basados en hechos reales. Desde la autobiográfica "Casi famosos" (Almost Famous, 2000), pasando por "Jerry Maguire" (1996), hasta la novísima "Un lugar para soñar / Un zoológico en casa" (We Bought a Zoo, 2011), el cineasta se las ingenia para tratar tramas ríspidas pero con un tono de comedia en los que la ironía no se halla ausente.

"Un lugar para soñar / Un zoológico en casa" cuenta la historia de un joven periodista (Matt Damon) que al morir su mujer debe hacerse cargo de sus dos púberes hijos. Tratando de mirar hacia adelante y dejando el pasado atrás es que deciden mudarse a una casa nueva. La búsqueda comienza pero no hay nada que satisfaga a la pequeña mujercita de la familia. A kilómetros de distancia encontrarán lo que buscan: una casa espléndida pero con la contra que viene con un zoológico incorporado. A partir de ese momento y de la decisión que tomen sus vidas podrán cambiar para siempre o no.

Crowe utiliza la historia real de este hombre que tomó un zoológico en ruinas y lo convirtió en un modelo admirado en todo el mundo para hablar sobre el valor. No en vano la frase fetiche del protagonista será: ”Veinte segundos de valentía te pueden llegar a cambiar el resto de tu vida”. Es en estas palabras donde radica la esencia de "un lugar para soñar / Un zoológico en casa". Una historia que si bien se bifurca hacia diferentes subtramas, su eje central estará puesto en cómo la vida de cada uno puede virar bruscamente si nos animamos a tener sólo unos segundos del coraje necesario para hacerlo.

Uno de los logros en esta comedia dramática suburbana es la ductilidad que tiene Crowe para caer en el golpe bajo y sacarnos de él con un remate impensado. Es cierto que continuamente nos llevará a situaciones lacrimógenas, pero también es cierto que nos sacará de ellas con una buena dosis de humor e ironía. Otro punto fuerte y una característica insoslayable es la banda de sonido. El también realizador de "Pearl Jam Twenty" (2011) logra que sus películas sean un deleite para los oídos de aquellos que se consideren melómanos o amantes de la buena música.

El film trae de regreso a un Crowe un poco más efectista y condescendiente con el público pero sin haber perdido su esencia. Sin ser su mejor obra, cumple con las premisas que uno puede esperar: entretener, emocionar y divertir.

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