Entrevista con Bertrand Tavernier: "Incluir el desastre de Katrina le dio más fuerza y significado a la historia"
- por © Filmax-NOTICINE.com

El realizador francés Bertrand Tavernier estrena el 11 de marzo en España su aventura americana "En el centro de la tormenta", adaptación cinematográfica de una de las novelas de James Lee Burke que tiene al detective Dave Robicheaux como personaje central. En una Luisiana post Katrina, Robicheaux sigue la pista de un asesino en serie ensañado con mujeres jóvenes y bellas; tras conocer a un actor de Hollywood que mantiene negocios con uno de los líderes del crimen organizado local, Baby Feet Balboni, descubre el cuerpo de un hombre negro en el pantano, que le trae recuerdos del pasado y la sospecha de que los dos casos tienen relación. Tommy Lee Jones es protagonista, acompañado por un atractivo elenco integrado por John Goodman, Peter Sarsgaard, Mary Steenburgen y Kelly Macdonald.
- ¿Cómo le surgió la idea de adaptar la novela de James Lee Burke?
Hace años que soy fan de sus libros y que me rondaba por la cabeza adaptar una de sus historias de la serie de Dave Robicheaux. Philippe Noiret y yo compartíamos la misma pasión por las novelas de Burke. En cierto momento dudé entre "Dixie City Jam" e "In the electric mist with confederate dead", y finalmente opté por la segunda. Aún me parece oír a Noiret diciéndome “¿Estás hablando del libro del general? Es una gran novela”. Así pues, me puse en contacto con Burke para adquirir los derechos del libro y me dijo que precisamente era la historia de la que se sentía más orgulloso. Entonces me puse a buscar un productor norteamericano, y pensé en Michael Fitzgerald por la filmografía que le avalaba, que incluye "Sangre sabia", de John Huston; "El juramento", de Sean Penn, y "Los tres entierros de Melquíades Estrada", de Tommy Lee Jones.
- ¿Había pensado en actualizar la historia y transportarla al presente?
Por supuesto. La novela está escrita a principios de los 90 y al rodar en Luisiana –ni me planteé hacerlo en otro sitio–, tuvimos que incluir el desastre del Katrina y sus secuelas. Resultó más apasionante, le dio más significado y fuerza a la historia y reflejaba perfectamente el negocio criminal de Balboni. El mafioso había robado cientos de miles de dólares tras el paso del huracán.
- Ha trabajado en estrecha colaboración con Burke, ¿verdad?
Fue nuestro guía en Nueva Iberia. Nos ayudó a localizar la tienda de cebos de Dave y Batist, que juega un importante papel en el libro. Allí es donde Dave y Batist venden el cebo, salchichas y tartas. También me presentó a los jefes de policía que entrevisté para asegurarme que, si actualizaba la narrativa, la línea argumental seguía cohesionada. Quise asegurarme de que el mundo en que vivía Balboni era en el presente tan violento como se había descrito en el libro. Y no cabe duda de que lo era. El sheriff de Nueva Iberia –el área de operaciones de Dave Robicheaux– me dijo que la situación actual era más violenta que la que narra la novela. La cuestión es que muchos mafiosos se han enriquecido gracias al Katrina desfalcando y malversando dinero procedente de ayudas federales.
- ¿Puede hablarme del guión?
Para empezar, Michael Fitzgerald me presentó a Jerzy Kromolowski y a Mary Olson-Kromolowski. Me encantó el guión que habían escrito para "El juramento". Jerzy también había firmado una bella adaptación de "As I lay dying". Cuando terminaron el primer borrador estuve en desacuerdo con algunos puntos, incluyendo el final, que quedaba demasiado explícito y no era lo suficientemente romántico. Entonces nos reunimos con Burke para seguir trabajando en el guión. Le pedí que escribiera la voz en off inicial y buena parte de los diálogos. Y finalmente, Tommy Lee Jones le puso su ingrediente personal. Analizó cada palabra casi compulsivamente, hasta la última coma, y eliminó todas las frases demasiado explícitas, así como todas las escenas redundantes que pueden verse en las series de televisión. Realizó un gran trabajo al condensar algunas escenas con diálogos concisos y directos. También reescribió algunas partes durante el rodaje, como la preciosa escena de la salamandra y la conversación entre Alafair y Elrod sobre lo que significa ser una estrella.
- ¿Podría describir el personaje de Dave Robicheaux?
Robicheaux sobresale como uno de los personajes más interesantes de la novela negra junto con Philip Marlowe. Es un tipo apasionantemente complejo y atractivo a la vez, que arrastra rémoras del pasado. Busca proteger el mundo en el que ha crecido, un mundo amenazado hoy por hombres codiciosos y malos. Es un hombre con unos grandes valores morales, pero se deja llevar por la furia ante la injusticia y la maldad del ser humano. Es la viva imagen de la “decencia común” definida por George Orwell como los cimientos de la democracia: la decencia común engloba varios atributos como la generosidad, la lealtad, el altruismo, el acto de dar sin recibir nada a cambio y la solidaridad colectiva.
- Tommy Lee Jones retrata magníficamente a este personaje tan polifacético.
Realizó un excepcional trabajo interpretando los ramalazos de ira e ironía, su compasión y educación, sus rarezas y su miedo a la desilusión. También capturó de forma soberbia el sentido del humor de Robicheaux: las ristras de insultos que le lanza a Balboni, que chocan con su lenguaje sofisticado, son de lo más divertidas. Tommy bordó también esa violencia inducida por la culpabilidad de Dave. Y, por encima de todo, está esa interpretación natural, desprovista de cualquier artificio, que le ha permitido conseguir el personaje que ahora todos elogian.
- Un actor como Tommy Lee Jones, ¿necesita que le dirijan?
Prácticamente no. Cuando está en el plató no se puede hacer nada más que admirarle. Debo decir que antes del rodaje habíamos trabajado juntos unas 30 veces en el guión. Estudiamos cada frase, cada palabra y cada signo de puntuación, con lo que al llegar al rodaje estaba tan bien preparado que casi ni tuve que decirle nada. Yo sólo escuchaba sus consejos sobre algunos diálogos, pues el inglés no es mi lengua madre y además está más familiarizado que yo con las escenas de lucha. A veces respondía con gran rapidez a lo que yo le pedía y al cabo de dos días me sorprendía con una nueva y extraordinaria escena.
- Robicheaux está rodeado de muchos y monstruosos personajes.
En los libros de Burke abundan personajes secundarios llenos de matices: criminales, mafiosos, camareros sórdidos, etc. Son personajes pintorescos con un lenguaje propio que hemos tratado de incluir en el guión. Muchos de los diálogos proceden directamente de la novela. Otros están añadidos por el propio Burke, como los insultos de Balboni al periodista local o la línea de Cholo cuando dice que, por culpa del Katrina, Luisiana tiene tan poco dinero que no puede permitirse lobotomizar a gente como él.
- La cinta transmite la idea que no se puede escapar del pasado, esté relacionado con la Guerra Civil Norteamericana, la del Vietnam o un crimen racista cometido 40 años atrás.
Lo que siempre me ha atraído de Burke es su relación con el pasado: sostiene que en Luisiana, el pasado determina el presente. Para él, el hecho que la gente no se atreviera a afrontar el problema racial durante la Guerra Civil no ha hecho más que conllevar crimen y corrupción. En Luisiana, todo acto de violencia puede vincularse de una forma u otra a un momento pretérito. Ya he tratado este problema en varias ocasiones en otras de mis películas, así que esta vez no me ha costado sacarlo a relucir de nuevo. Así pues, tuve que sumergirme en la cultura de Luisiana para evitar filmar un film propio de un turista. Mi mentor, Michael Powell, solía decir: “Yo hago cine para aprender algo”, y a mí personalmente me encanta introducirme en mundos de los que no conozco absolutamente nada para filmarlos desde dentro.
- La película es asombrosamente realista.
Me di cuenta de la cantidad de gente de Luisiana que se siente molesta por cómo Hollywood retrata sus costumbres y acentos, que por cierto el de Nueva Orleans y el de Nueva Iberia son muy distintos. En la mayoría de producciones ambientadas en Nueva Orleans el acento de la gente está exagerado. Así que sentí que debía respetar a la gente de Luisiana y su modo de vida y me propuse firmemente ser respetuoso con su forma de hablar. Quise afrontar tanto las cosas más bellas como las más tristes.
Por la misma razón, las localizaciones tenían que ajustarse al máximo a la realidad, así que quise rodar la película en Nueva Iberia, que es donde transcurre la novela, para demostrar que los personajes pertenecen a un entorno específico. Por motivos de credibilidad también pedí al sheriff, a su ayudante y al juez de instrucción local que me ayudaran como asesores técnicos.
- Su Nueva Orleans es muy distinta a la que estamos acostumbrados a ver en las películas.
En lugar de rodar en el barrio francés que tanto hemos visto en las películas, creí que sería más interesante filmar la estación de autobuses o a alguien que utilizaba la devastación del Katrina para realizar contrabando en una iglesia abandonada –incluso puede verse el logo de la FEMA (Agencia Federal de Gestión de Emergencias) en algún paquete, porque el tipo en cuestión se hacía negocio con los lotes de alimentos y útiles básicos para sobrevivir a la catástrofe del Huracán proporcionados por la agencia.
- El film raya en ocasiones la fantasía…
Es indiscutible que el trabajo de Burke tiene algo de metafísico, como lo tenían las novelas de Jim Thompson. Y eso me encanta. Te ayuda a escapar de lo que yo llamo “dictadura de la narrativa” y a romper con los clichés del género. Pero para llegar hasta allí debes darle vida a ese mundo –y a los personajes que lo habitan. Para mí esta película como una hermana de 1.280 almas.
- La religión también es algo importante en la obra de Burke y en su personaje Dave Robicheaux.
Sí, y también me interesa mucho. Burke es un devoto católico, aunque liberal. Y esta característica puede aplicarse también a Robicheaux, quien se rige por el idealismo y la culpabilidad. Una vez más, aquí me encontré en un terreno familiar porque yo me he criado en un entorno católico. Quise que Bootsie trabajara con las monjas activistas que Burke me había presentado, que reconstruyeron cientos de casas de pescadores y granjeros que el Katrina o el Rita habían arrasado. También lucharon intensamente contra el abuso de las grandes compañías petroleras y gasistas de la región y Burke les dio su apoyo en esta acción.
- ¿Cómo capturó el ambiente fantasmagórico, casi mortuorio de Luisiana?
Cuando vas por los pantanos te impacta la insoportable fetidez de las ciénagas y las marismas, y te sobrecoge una combinación de extraordinaria belleza y sensación de decadencia. Burke no dejaba de decirme que Luisiana era una región tercermundista y que eso era lo que le esperaba al resto del país si Bush seguía mandando.
- ¿Cómo trabajó la fotografía?
Quise tener un director de fotografía francés en el equipo, y hacía tiempo que quería volver a trabajar con Bruno de Keyzer. Se mostró entusiasmado con la idea de rodar una película de crímenes en los pantanos y capturar los colores apagados de la región, a la vez que creaba una atmósfera de cine negro en CinemaScope. Lo que hicimos fue determinar de antemano la iluminación de cada escena, aunque después tuviéramos que ajustarnos a los constantes cambios de luz de Luisiana.
- Ha trabajado con el compositor Marco Beltrami.
Desde el primer día quise contar con él porque me impresionó con la banda sonora de "Los tres entierros…" y "El tren de las 3:10". Y estaba gratamente sorprendido, porque normalmente se ficha a los compositores cuando el rodaje ya ha terminado. Incluso fue a Luisiana a captar el feeling de la música cajún (grupo étnico de Luisiana descendiente de canadienses francófonos) y a hablar con musicólogos. Esto nos ayudó a determinar con gran antelación el uso de instrumentos de percusión o del acordeón, o de unos u otros temas musicales. Además, me dio plena libertad para realizar las modificaciones que considerara oportunas durante el proceso de mezcla de sonido, ya que grabó cada instrumento en una pista separada.
- ¿Qué es lo que más recordará de esta experiencia americana?
No importa lo agobiante que pueda ser el sistema de producción norteamericano o la influencia de los sindicatos. Yo he trabajado con gente fantástica, incluyendo los cámaras, los subjefes de equipo (que eran cajunes) y los ayudantes. Y quiero mencionar especialmente al mezclador de sonido, Paul Ledford. La banda sonora está grabada maravillosamente en sonido directo, tanto, que algunos la llamaron “sonido orgánico” durante el proceso de mezcla. Antes del rodaje, Paul incluso estuvo buscando potenciales fuentes de ruido por internet. Y yo tenía el sonido que él había grabado por un lado, en una pista separada, y por otro el sonido que había grabado Larry Blake, el mezclador de sonido de Steven Soderbergh. El proceso de mezcla en Boloña, con Olivier Do Huu, fue una experiencia muy interesante. A partir del material que habíamos recogido, pudimos realizar ciertos movimientos de valor añadido para el sonido del film. Yo quería que la banda sonora incluyera la atmósfera de la Luisiana sureña, los arrullos de los animales y los cantos de los pájaros. También quise preservar la belleza de las voces. Tommy Lee, John Goodman, Mary Steenburgen, Buddy Guy y Kelly McDonald tienen unas voces únicas que han contribuido enormemente en la musicalidad de la película. Y quise que "En el centro de la tormenta" tuviera una cualidad musical en este aspecto, gracias a los ritmos y a la intensidad de sus voces.
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- ¿Cómo le surgió la idea de adaptar la novela de James Lee Burke?
Hace años que soy fan de sus libros y que me rondaba por la cabeza adaptar una de sus historias de la serie de Dave Robicheaux. Philippe Noiret y yo compartíamos la misma pasión por las novelas de Burke. En cierto momento dudé entre "Dixie City Jam" e "In the electric mist with confederate dead", y finalmente opté por la segunda. Aún me parece oír a Noiret diciéndome “¿Estás hablando del libro del general? Es una gran novela”. Así pues, me puse en contacto con Burke para adquirir los derechos del libro y me dijo que precisamente era la historia de la que se sentía más orgulloso. Entonces me puse a buscar un productor norteamericano, y pensé en Michael Fitzgerald por la filmografía que le avalaba, que incluye "Sangre sabia", de John Huston; "El juramento", de Sean Penn, y "Los tres entierros de Melquíades Estrada", de Tommy Lee Jones.
- ¿Había pensado en actualizar la historia y transportarla al presente?
Por supuesto. La novela está escrita a principios de los 90 y al rodar en Luisiana –ni me planteé hacerlo en otro sitio–, tuvimos que incluir el desastre del Katrina y sus secuelas. Resultó más apasionante, le dio más significado y fuerza a la historia y reflejaba perfectamente el negocio criminal de Balboni. El mafioso había robado cientos de miles de dólares tras el paso del huracán.
- Ha trabajado en estrecha colaboración con Burke, ¿verdad?
Fue nuestro guía en Nueva Iberia. Nos ayudó a localizar la tienda de cebos de Dave y Batist, que juega un importante papel en el libro. Allí es donde Dave y Batist venden el cebo, salchichas y tartas. También me presentó a los jefes de policía que entrevisté para asegurarme que, si actualizaba la narrativa, la línea argumental seguía cohesionada. Quise asegurarme de que el mundo en que vivía Balboni era en el presente tan violento como se había descrito en el libro. Y no cabe duda de que lo era. El sheriff de Nueva Iberia –el área de operaciones de Dave Robicheaux– me dijo que la situación actual era más violenta que la que narra la novela. La cuestión es que muchos mafiosos se han enriquecido gracias al Katrina desfalcando y malversando dinero procedente de ayudas federales.
- ¿Puede hablarme del guión?
Para empezar, Michael Fitzgerald me presentó a Jerzy Kromolowski y a Mary Olson-Kromolowski. Me encantó el guión que habían escrito para "El juramento". Jerzy también había firmado una bella adaptación de "As I lay dying". Cuando terminaron el primer borrador estuve en desacuerdo con algunos puntos, incluyendo el final, que quedaba demasiado explícito y no era lo suficientemente romántico. Entonces nos reunimos con Burke para seguir trabajando en el guión. Le pedí que escribiera la voz en off inicial y buena parte de los diálogos. Y finalmente, Tommy Lee Jones le puso su ingrediente personal. Analizó cada palabra casi compulsivamente, hasta la última coma, y eliminó todas las frases demasiado explícitas, así como todas las escenas redundantes que pueden verse en las series de televisión. Realizó un gran trabajo al condensar algunas escenas con diálogos concisos y directos. También reescribió algunas partes durante el rodaje, como la preciosa escena de la salamandra y la conversación entre Alafair y Elrod sobre lo que significa ser una estrella.
- ¿Podría describir el personaje de Dave Robicheaux?
Robicheaux sobresale como uno de los personajes más interesantes de la novela negra junto con Philip Marlowe. Es un tipo apasionantemente complejo y atractivo a la vez, que arrastra rémoras del pasado. Busca proteger el mundo en el que ha crecido, un mundo amenazado hoy por hombres codiciosos y malos. Es un hombre con unos grandes valores morales, pero se deja llevar por la furia ante la injusticia y la maldad del ser humano. Es la viva imagen de la “decencia común” definida por George Orwell como los cimientos de la democracia: la decencia común engloba varios atributos como la generosidad, la lealtad, el altruismo, el acto de dar sin recibir nada a cambio y la solidaridad colectiva.
- Tommy Lee Jones retrata magníficamente a este personaje tan polifacético.
Realizó un excepcional trabajo interpretando los ramalazos de ira e ironía, su compasión y educación, sus rarezas y su miedo a la desilusión. También capturó de forma soberbia el sentido del humor de Robicheaux: las ristras de insultos que le lanza a Balboni, que chocan con su lenguaje sofisticado, son de lo más divertidas. Tommy bordó también esa violencia inducida por la culpabilidad de Dave. Y, por encima de todo, está esa interpretación natural, desprovista de cualquier artificio, que le ha permitido conseguir el personaje que ahora todos elogian.
- Un actor como Tommy Lee Jones, ¿necesita que le dirijan?
Prácticamente no. Cuando está en el plató no se puede hacer nada más que admirarle. Debo decir que antes del rodaje habíamos trabajado juntos unas 30 veces en el guión. Estudiamos cada frase, cada palabra y cada signo de puntuación, con lo que al llegar al rodaje estaba tan bien preparado que casi ni tuve que decirle nada. Yo sólo escuchaba sus consejos sobre algunos diálogos, pues el inglés no es mi lengua madre y además está más familiarizado que yo con las escenas de lucha. A veces respondía con gran rapidez a lo que yo le pedía y al cabo de dos días me sorprendía con una nueva y extraordinaria escena.
- Robicheaux está rodeado de muchos y monstruosos personajes.
En los libros de Burke abundan personajes secundarios llenos de matices: criminales, mafiosos, camareros sórdidos, etc. Son personajes pintorescos con un lenguaje propio que hemos tratado de incluir en el guión. Muchos de los diálogos proceden directamente de la novela. Otros están añadidos por el propio Burke, como los insultos de Balboni al periodista local o la línea de Cholo cuando dice que, por culpa del Katrina, Luisiana tiene tan poco dinero que no puede permitirse lobotomizar a gente como él.
- La cinta transmite la idea que no se puede escapar del pasado, esté relacionado con la Guerra Civil Norteamericana, la del Vietnam o un crimen racista cometido 40 años atrás.
Lo que siempre me ha atraído de Burke es su relación con el pasado: sostiene que en Luisiana, el pasado determina el presente. Para él, el hecho que la gente no se atreviera a afrontar el problema racial durante la Guerra Civil no ha hecho más que conllevar crimen y corrupción. En Luisiana, todo acto de violencia puede vincularse de una forma u otra a un momento pretérito. Ya he tratado este problema en varias ocasiones en otras de mis películas, así que esta vez no me ha costado sacarlo a relucir de nuevo. Así pues, tuve que sumergirme en la cultura de Luisiana para evitar filmar un film propio de un turista. Mi mentor, Michael Powell, solía decir: “Yo hago cine para aprender algo”, y a mí personalmente me encanta introducirme en mundos de los que no conozco absolutamente nada para filmarlos desde dentro.
- La película es asombrosamente realista.
Me di cuenta de la cantidad de gente de Luisiana que se siente molesta por cómo Hollywood retrata sus costumbres y acentos, que por cierto el de Nueva Orleans y el de Nueva Iberia son muy distintos. En la mayoría de producciones ambientadas en Nueva Orleans el acento de la gente está exagerado. Así que sentí que debía respetar a la gente de Luisiana y su modo de vida y me propuse firmemente ser respetuoso con su forma de hablar. Quise afrontar tanto las cosas más bellas como las más tristes.
Por la misma razón, las localizaciones tenían que ajustarse al máximo a la realidad, así que quise rodar la película en Nueva Iberia, que es donde transcurre la novela, para demostrar que los personajes pertenecen a un entorno específico. Por motivos de credibilidad también pedí al sheriff, a su ayudante y al juez de instrucción local que me ayudaran como asesores técnicos.
- Su Nueva Orleans es muy distinta a la que estamos acostumbrados a ver en las películas.
En lugar de rodar en el barrio francés que tanto hemos visto en las películas, creí que sería más interesante filmar la estación de autobuses o a alguien que utilizaba la devastación del Katrina para realizar contrabando en una iglesia abandonada –incluso puede verse el logo de la FEMA (Agencia Federal de Gestión de Emergencias) en algún paquete, porque el tipo en cuestión se hacía negocio con los lotes de alimentos y útiles básicos para sobrevivir a la catástrofe del Huracán proporcionados por la agencia.
- El film raya en ocasiones la fantasía…
Es indiscutible que el trabajo de Burke tiene algo de metafísico, como lo tenían las novelas de Jim Thompson. Y eso me encanta. Te ayuda a escapar de lo que yo llamo “dictadura de la narrativa” y a romper con los clichés del género. Pero para llegar hasta allí debes darle vida a ese mundo –y a los personajes que lo habitan. Para mí esta película como una hermana de 1.280 almas.
- La religión también es algo importante en la obra de Burke y en su personaje Dave Robicheaux.
Sí, y también me interesa mucho. Burke es un devoto católico, aunque liberal. Y esta característica puede aplicarse también a Robicheaux, quien se rige por el idealismo y la culpabilidad. Una vez más, aquí me encontré en un terreno familiar porque yo me he criado en un entorno católico. Quise que Bootsie trabajara con las monjas activistas que Burke me había presentado, que reconstruyeron cientos de casas de pescadores y granjeros que el Katrina o el Rita habían arrasado. También lucharon intensamente contra el abuso de las grandes compañías petroleras y gasistas de la región y Burke les dio su apoyo en esta acción.
- ¿Cómo capturó el ambiente fantasmagórico, casi mortuorio de Luisiana?
Cuando vas por los pantanos te impacta la insoportable fetidez de las ciénagas y las marismas, y te sobrecoge una combinación de extraordinaria belleza y sensación de decadencia. Burke no dejaba de decirme que Luisiana era una región tercermundista y que eso era lo que le esperaba al resto del país si Bush seguía mandando.
- ¿Cómo trabajó la fotografía?
Quise tener un director de fotografía francés en el equipo, y hacía tiempo que quería volver a trabajar con Bruno de Keyzer. Se mostró entusiasmado con la idea de rodar una película de crímenes en los pantanos y capturar los colores apagados de la región, a la vez que creaba una atmósfera de cine negro en CinemaScope. Lo que hicimos fue determinar de antemano la iluminación de cada escena, aunque después tuviéramos que ajustarnos a los constantes cambios de luz de Luisiana.
- Ha trabajado con el compositor Marco Beltrami.
Desde el primer día quise contar con él porque me impresionó con la banda sonora de "Los tres entierros…" y "El tren de las 3:10". Y estaba gratamente sorprendido, porque normalmente se ficha a los compositores cuando el rodaje ya ha terminado. Incluso fue a Luisiana a captar el feeling de la música cajún (grupo étnico de Luisiana descendiente de canadienses francófonos) y a hablar con musicólogos. Esto nos ayudó a determinar con gran antelación el uso de instrumentos de percusión o del acordeón, o de unos u otros temas musicales. Además, me dio plena libertad para realizar las modificaciones que considerara oportunas durante el proceso de mezcla de sonido, ya que grabó cada instrumento en una pista separada.
- ¿Qué es lo que más recordará de esta experiencia americana?
No importa lo agobiante que pueda ser el sistema de producción norteamericano o la influencia de los sindicatos. Yo he trabajado con gente fantástica, incluyendo los cámaras, los subjefes de equipo (que eran cajunes) y los ayudantes. Y quiero mencionar especialmente al mezclador de sonido, Paul Ledford. La banda sonora está grabada maravillosamente en sonido directo, tanto, que algunos la llamaron “sonido orgánico” durante el proceso de mezcla. Antes del rodaje, Paul incluso estuvo buscando potenciales fuentes de ruido por internet. Y yo tenía el sonido que él había grabado por un lado, en una pista separada, y por otro el sonido que había grabado Larry Blake, el mezclador de sonido de Steven Soderbergh. El proceso de mezcla en Boloña, con Olivier Do Huu, fue una experiencia muy interesante. A partir del material que habíamos recogido, pudimos realizar ciertos movimientos de valor añadido para el sonido del film. Yo quería que la banda sonora incluyera la atmósfera de la Luisiana sureña, los arrullos de los animales y los cantos de los pájaros. También quise preservar la belleza de las voces. Tommy Lee, John Goodman, Mary Steenburgen, Buddy Guy y Kelly McDonald tienen unas voces únicas que han contribuido enormemente en la musicalidad de la película. Y quise que "En el centro de la tormenta" tuviera una cualidad musical en este aspecto, gracias a los ritmos y a la intensidad de sus voces.
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