Adiós a la cantante y actriz Lena Horne, primera estrella afroamericana en Hollywood

por © Redacción-NOTICINE.com
Lena Horne
Lena Horne
Triunfadora y víctima, pero siempre luchadora, la cantante y actriz Lena Horne, primera estrella de color bajo contrato por un estudio de Hollywood, murió en la noche de este domingo en Nueva York, a los 92 años. Más famosa por su trabajo en los teatros de Broadway, la música y la radio que en la gran pantalla, donde no ser blanco en los años 40 no facilitaba precisamente el trabajo, trabajó como cantante de jazz y protagonizó numerosos musicales neoyorquinos. En cine, "Stormy weather" (1943) fue su título más recordado.

El color de su piel condicionó toda la vida y carrera de la talentosa Horne, quien era descendiente de afroamericanos y de indígenas norteamericanos, lo cual le brindó una hermosa y exótica apariencia. No era blanca pero tampoco parecía negra. De niña, sus compañeros de clase en Brooklyn se burlaban de ella y de su "papi blanco", y ya de mayor en escenarios y sets de rodaje, apenas interactuó con otros artistas que no fueran negros. Como dice la necrológica del New York Times, su problema fue nacer 50 años antes. En este siglo XXI hubiera sido una rutilante estrella.

Militante en la lucha contra el racismo, fue pionera en muchos terrenos. Cuando participó en las giras de animación para los soldados norteamericanos en la II Guerra Mundial nunca aceptó actuar ante audiencias segragadas por raza. Humphrey Bogart tuvo que salir en su defensa cuando se instaló en un exclusivo barrio de Hollywood y sus vecinos blancos pretendieron rechazar su presencia. Sus amistades con intelectuales de izquierda le costaron represalias laborales en los años de la "Caza de brujas".

Horne, nacida el 30 de junio de 1917, empezó como corista en el mítico Cotton Club de Harlem, y poco a poco fue ascendiendo en el escalafón del musical, hasta que la Metro Goldwin Mayer la contrató, siendo la primera artista afroamericana en estar en nómina de una "major". No obstante, en aquellos años 40 eran impensables películas con personajes principales de razas diferentes, y en la mayor parte de sus películas, más de una docena, actuó con negros, en películas destinadas a ese sector de la población. Su despedida de la gran pantalla, como Glenda, la bruja buena del musical de Michael Jackson "El mago", también fue en un reparto "all black". Antes había participado en películas como "Una cabaña en el cielo", "Hasta que las nubes pasen" o "La ciudad sin ley".

Mucho más relevante resultó su trabajo en la industria discográfica y el teatro musical, con numerosos éxitos tanto en el campo del jazz como de la música popular, que se prolongaron durante décadas.

Al cumplir 80 años, dijo en una entrevista: "Mi identidad está muy clara para mí ahora. Soy una mujer negra. Soy libre. Ya no tengo que ser un nombre en los títulos de crédito. No tengo que ser un símbolo para nadie; no tengo que ser la primera en algo. No tengo que ser la imitación de una mujer blanca en la que Hollywood quiso que me convirtiera. Soy yo, y no me parezco a nadie más".