Notas a pie de pantalla: "Precious" cuento de hadas
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Por Elio Castro-Villacañas
"Precious" es la historia de una "Cenicienta" de Harlem. Una chica de dieciséis años desproporcionadamente gorda, violada por su padre, maltratada por su madre, tiene un hijo con "Síndrome de Down" y está nuevamente embarazada. Su argumento, como ven, no da tregua. El espectador espera ver un drama terrible, una de esas películas en las que, con más o menos disimulo, hay que sacar un pañuelo o un "kleenex", secarse las lágrimas, sonarse los mocos y ahogar algún que otro suspiro de angustia. Y sin embargo van transcurriendo los minutos y no ocurre nada de eso.
Es inevitable no conmoverse con las tremendas tragedias que vive la protagonista pero hay, al mismo tiempo, algunas escenas que te alejan del drama, te sacan de la historia. Como en todo cuento de la "Cenicienta" aparece aquí también un "hada madrina" buena en forma de bella profesora. Una redención que suena a falsa pero que cinematográficamente es eficaz porque te permite digerir tanto dramatismo. "Precious" tiene todo el aroma del cine independiente norteamericano pero convenientemente diseñado para que guste a un público mayoritario. Consigue lo que se propone. Sientes lástima por el personaje que interpreta Gabourey Sidibe, odias a la cruel madrastra que hace Mo’nique. Además en la película aparecen en papeles secundarios los cantantes Mariah Carey y Lenny Kravitz, es decir el típico pespunte de lujo que adorna una pretendida producción de retales.
No sé. Hay algo en la película que me suena demasiado falso, demasiado forzado, demasiado artificial. Me alegro por todos los premios que le han dado y por los que seguramente le darán y no discuto que los merezca pero a mí personalmente si me prometen drama prefiero salir del cine hecho polvo, no con la sensación de que me han edulcorado de forma "facilona" lo que veo en la pantalla. Siento que me han timado. Para eso, pienso, prefiero la Cenicienta de toda la vida. Ya sé que solo veo un cuento. Nadie me lo vende como si fuera la dura realidad.
"Precious" es la historia de una "Cenicienta" de Harlem. Una chica de dieciséis años desproporcionadamente gorda, violada por su padre, maltratada por su madre, tiene un hijo con "Síndrome de Down" y está nuevamente embarazada. Su argumento, como ven, no da tregua. El espectador espera ver un drama terrible, una de esas películas en las que, con más o menos disimulo, hay que sacar un pañuelo o un "kleenex", secarse las lágrimas, sonarse los mocos y ahogar algún que otro suspiro de angustia. Y sin embargo van transcurriendo los minutos y no ocurre nada de eso.
Es inevitable no conmoverse con las tremendas tragedias que vive la protagonista pero hay, al mismo tiempo, algunas escenas que te alejan del drama, te sacan de la historia. Como en todo cuento de la "Cenicienta" aparece aquí también un "hada madrina" buena en forma de bella profesora. Una redención que suena a falsa pero que cinematográficamente es eficaz porque te permite digerir tanto dramatismo. "Precious" tiene todo el aroma del cine independiente norteamericano pero convenientemente diseñado para que guste a un público mayoritario. Consigue lo que se propone. Sientes lástima por el personaje que interpreta Gabourey Sidibe, odias a la cruel madrastra que hace Mo’nique. Además en la película aparecen en papeles secundarios los cantantes Mariah Carey y Lenny Kravitz, es decir el típico pespunte de lujo que adorna una pretendida producción de retales.
No sé. Hay algo en la película que me suena demasiado falso, demasiado forzado, demasiado artificial. Me alegro por todos los premios que le han dado y por los que seguramente le darán y no discuto que los merezca pero a mí personalmente si me prometen drama prefiero salir del cine hecho polvo, no con la sensación de que me han edulcorado de forma "facilona" lo que veo en la pantalla. Siento que me han timado. Para eso, pienso, prefiero la Cenicienta de toda la vida. Ya sé que solo veo un cuento. Nadie me lo vende como si fuera la dura realidad.