Colaboración: ¿Cómo hacen el amor los escorpiones?

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Owen, Roberts y Gilroy, en el rodaje de 'Duplicidad'
Owen, Roberts y Gilroy, en el rodaje de 'Duplicidad'
Por Alberto Duque

Claire: Si te dijera que te amo, ¿cambiaría eso algo?
Ray: ¿Si me lo dijeras o si te lo creyera?

Las primeras escenas de "Duplicidad" (el título ya previene al espectador: todo tiene dos interpretaciones; los personajes son dobles, es decir, falsos, traidores, fugitivos de ellos mismos y los demás; no se puede confiar en nadie, todas las palabras y todas las acciones son trampas mortales), ya muestran los dientes de una película -desde esta semana en las pantalla de Colombia, Chile o Uruguay- que no es fácil porque es inteligente y juega con la paciencia y la complicidad del espectador que puede llegar a extraviarse o confundirse.

Las primeras escenas mientras aparecen los créditos, suceden en la pista de un aeropuerto para aviones pequeños y particulares, donde los presidentes de dos corporaciones se miran feo, se insultan, se amenazan, se golpean, se arrojan al suelo, intercambian patadas y salivazos y puños, se rompen la ropa mientras sus ejecutivos, sorprendidos por la escena salvaje solo atinan a reaccionar cuando ya es tarde y ambos contrincantes yacen postrados, víctimas de la guerra sangrienta y destructora que sostienen las gigantescas y millonarias corporaciones internacionales.

"Duplicidad", protagonizada por Julia Roberts, Clive Owen, Tom Wilkinson y Paul Giamatti, y escrita y dirigida por Tony Gilroy, el mismo de esa obra maestra llamada "Michael Clayton", también es una historia de intrigas, traiciones, asesinatos, trampas y robos que refleja muy bien la descomposición del sistema financiero de Estados Unidos y el mundo, a través de los ojos de un hombre y una mujer que después de trabajar como agentes de la CIA y el M16, se convierten en espías para dos corporaciones que pelean a muerte por la adquisición y la explotación de la fórmula de un nuevo producto industrial. Pero, cometen un grave error: se enamoran del otro.

Esta, la segunda película de Tony Gilroy como director (es uno de los mejores guionistas de Hollywood y la trilogía Bourne así lo confirma), es un ejemplo del interés de ese grupo de cineastas (en el cual también se hallan George Clooney, Tom Hanks, Robert Redford y otros), por analizar hasta el hueso la verdadera naturaleza política, financiera, moral, religiosa y social de Estados Unidos, y "Duplicidad" es un descenso a un verdadero infierno que convierte a dos amantes en enemigos solapados que copulan con ansiedad mientras vigilan todos los movimientos del otro, y sus pensamientos.

Dicen que "Duplicidad" comenzó con la fascinación de Gilroy con lo intrincado del espionaje industrial.  Sus años de investigación para las  películas de Bourne lo llevaron a conocer a muchas personas en la comunidad de los servicios de inteligencia y observó que muchos recientemente se han trasladado al sector privado.  Gilroy creó un guión ágil ambientado en este mundo que combina elementos de comedia disparatada con cambios en el argumento que son típicos de las películas sofisticadas de intriga y robo.

"Las estadísticas muestran que las estafas anuales en el mundo corporativo están entre los $50,000 y $100,000 millones cada año," dice Gilroy.  "No existe una sola corporación importante que no cuente con un competitivo departamento de inteligencia con algún tipo de recopilación de datos defensivos u ofensivos, que básicamente son unidades de espionaje."

El realizador diseñó una guerra fría entre dos gigantescas corporaciones en las cuales los espías en realidad intentan embaucar a sus empleadores.  Elaboró una intrincada red de engaño entre dos magnates rivales y colocó a dos agentes en el juego con una  relación amorosa  tan arriesgada como la conspiración misma.

Por supuesto, una película tan inteligente y agresiva como ésta, no podía ser contada de manera normal y por el contrario, la narración arrastra al espectador de la mano, avanzando y retrocediendo, corrigiendo datos e impresiones, revelando el mecanismo interior de esta cacería de gato y ratón que comienza en Dubai, 2003, cuando los dos protagonistas, Claire y Ray, se conocen.

En ese entonces ella lo seduce, lo droga y  registra su habitación para robar unos códigos de la Defensa Aérea de Egipto, como quien dice, Claire deja a Ray con una sonrisa en los labios,  completamente fascinado con esta mujer e increíblemente frustrado al mismo tiempo.  Necesita encontrarla.  Vuelven a encontrarse en Roma; pasan un fin de semana idílico y deciden trabajar juntos y dejar sus puestos con la CIA y el MI6 e ingresar al mundo del espionaje corporativo…  para enriquecerse con una gigantesca estafa que les produzca suficiente dinero para vivir juntos sin preocupaciones el resto de sus vidas.

Cuando se imaginó a la pareja, una pregunta curiosa e improbable le vino a la mente al guionista y director: "¿Cómo hacen el amor los escorpiones?". Qué sucede si dos mentirosos profesionales se enamoran, porque es verdaderamente difícil para ambos.  ¿A quién más pueden encontrar?  Los dos son de la misma especie.

Después de Dubai, no se ven por un largo período y se vuelven a encontrar bajo circunstancias poco comunes.  Vemos  cómo los dos deciden si realmente están enamorados, si pueden confiar uno en el otro y si logran o no enriquecerse en medio de esta guerra corporativa. Vemos cómo los dos amantes son incapaces de ser honestos sobre cualquier cosa, especialmente sus sentimientos, son dos espías que viven una relación romántica. ¿Falsa o verdadera?

Al lado de los dos amantes, la película tiene otros personajes peligrosos, fascinantes o facinerosos, tramposos, criminales, auténtica basura: Howard Tully (Presidente de Burkett & Randle) y  Dick Garsick (Gerente General de Omnikrom), dos gigantes en el mundo farmacéutico cuya ambición y odio mutuo únicamente se compara con sus egos.  La disputa entre ambos es el motor que impulsa la trama, una guerra fría en Park Avenue entre dos enormes conglomerados en vez de dos países…  pero llevada a cabo con la misma saña y la misma complejidad. Y el mismo salvajismo. Los dos personajes son interpretados por actores formidables: Tom Wilkinson y Paul Giamatti. Con codicia y los millones necesarios para pagar sus ejércitos de espías, asesinos, científicos, ejecutivos, secretarias y soplones ambos directivos arman las trampas en las que todos caen, de una manera elegante, sofisticada, alegre y ruidosa.

Si el lector, mirando esta película, recuerda el tono de otras como "Syriana" y "Buenas noches, Buena Suerte" no es casualidad. Es que el director de fotografía es el mismo, Robert Elswitt, quien logra convertir "Duplicidad" en homenaje a Nueva York con las tomas en la estación Gran Central, los edificios MetLife, el Rockefeller Center, el almacén  Lord & Taylor, la Quinta Avenida, el Parque Central, el Chase Manhattan, el piso superior del Edificio Citicorp, el Lever House, el Edificio Seagram y otros símbolos de una ciudad convertida en sangriento campo de batalla que también se extiende a Roma, Dubai, Cleveland, Zurich, Londres, Miami  y otras ciudades. Cuando salga del cine, el espectador sabrá responder la pregunta sobre los escorpiones. Seguro.