Crítica: "Oppenheimer", Christopher Nolan y su mirada sobre el padre de la bomba atómica

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"Oppenheimer"
"Oppenheimer"
Por Adrián Monserrat      

A través de su característico ojo, "Oppenheimer", la nueva película del realizador de "El origen / Inception" (2010), Christopher Nolan, expone las causas, el proceso y las consecuencias que vivió Oppenheimer al crear la primera bomba nuclear de la historia.

Christopher Nolan plantea un escenario poco frecuente para él. El director se sumerge en una película biográfica que termina siendo la más convencional de su filmografía. A través de sus herramientas como narrador, lleva a la gran pantalla la tensión, el dramatismo y el terror del origen del arma más poderosa de la humanidad.

El largometraje se divide en tres partes bien marcadas y que, además, transcurren en sitios diferentes. Por un lado, un primer tramo que narra las motivaciones de Oppenheimer y su desarrollo científico en Europa. Por otro lugar, el armado en Los Alamos de una base de operaciones para la construcción de la bomba. Y, por último, en clave de thriller judicial, la acusación que el físico tuvo que enfrentar al ser culpado de comunista. Si bien la estructura se respeta, Nolan utiliza toda su destreza para jugar con la cronología e ir intercalando momentos en cada una de las líneas temporales. Esto, que en otras de sus películas ("Interestelar" o "Tenet"), representó un reto para el espectador, no resulta laberintico y permite que la historia fluya sin necesidad de repensar la temporalidad de lo que acabamos de ver.

El desafío del director de "Memento" (2000) consiste en recrear un momento clave para la humanidad y, como esta vez no hay estimulaciones de un universo de superhéroes ("Batman"), de la ciencia ficción ("Origen") o de la acción ("Dunkerque"), el británico explota otras de sus facetas dramáticas que desarrolló en su filmografía, pero que estuvieron a la sombra de las mencionadas estridencias. Es una biopic y, por ende, su primera película centrada en un personaje real. La construcción de Julius Robert Oppenheimer, "el padre de la bomba atómica", con sus miedos, contradicciones y defectos, se llevan todos los focos. Plagado de matices, el guion y la magnífica interpretación de Cillian Murphy (Peaky Blinders) forman un combo majestuoso.

Tal como pasó con "Interestelar / Interstellar" (2014), Nolan vuelve a explicar temas científicos. Como con la trilogía de Batman, el realizador explora las complejidades de un hombre poderoso. "Dunkerque / Dunkirk" (2017) era, hasta la llegada de "Oppenheimer", la única que recreaba una parte del discurrir de la humanidad. Tres temas que, de cierta manera, resumen el contexto y la intencionalidad de la cinta: un científico repleto de contradicciones que se convierte en el hombre más poderoso de la historia junto con las secuelas y la responsabilidad que esto conlleva.

La cinta podría resultar extensa debido a sus tres horas de duración, pero el aspecto visual y una última hora vertiginosa lo compensan. Desde el plano técnico, el realizador vuelve a confiar en su respetado equipo y recurre a varios intérpretes que ya lo conocen. La fotografía a cargo de Hoyte Van Hoytema, quien viene trabajando con él desde hace una década, es asombrosa. El sonido (y el silencio), perpetuado por el efecto de las explosiones, es demoledor. La música de Ludwig Goransson, quien repite colaboración tras "Tenet" (2020), contribuye a la tensión que se pretende transmitir, aunque, por momentos, resulta abrumadora. Un elenco estelar con viejos conocidos del director como el mencionado Murphy, Gary Oldman o Casey Affleck junto a estrellas de la talla de Florence Pugh, Emily Blunt, Robert Downey Jr. y Matt Damon, por tan solo citar algunos nombres, pisa fuerte y eleva la calidad dramática del espectáculo.

"Oppenheimer" está basada en el libro "American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer" (2005), de Kai Bird y Martin Sherwin, el cual, expresado por el propio Nolan, fue un texto que le recomendó el actor Robert Pattinson durante el rodaje de "Tenet". El realizador, lejos de la pretenciosidad de sus obras anteriores, se acerca acá a una narración clásica. Sin embargo, no pueden faltar los saltos temporales y el juego con el montaje, características que lo llevaron a ser uno de los autores más elogiados del cine contemporáneo.

El momento de la prueba Trinity (y la explosión de la bomba atómica), escenas en color (subjetivas) y en blanco negro (objetivas) según la mente del protagonista y el conflicto moral que se plantea son elementos que se conjugan a favor de la obra menos dispersa y más convencional (¿Y la más oscarizable?) de Christopher Nolan.

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